Un nuevo Totalitarismo feliz

  1. El control del Estado sobre la población busca tanto la anulación de la ciudadanía como la anulación del individuo, lo social y lo individual como un continuum sin independencia.
  2. La transformación de la ciudadanía en población sin capacidad alguna de independencia, en donde los valores son sustituidos por necesidades básicas, donde todos los incentivos apuntan a la perversión.
  3. La única movilidad social posible para el poblador irreversiblemente sometido por necesidades básicas, y permanentemente estimulado a la perversión, la constituirá su ascenso jerárquico a tropa, espía o esbirro. El «patriota cooperante» será un triunfador.
  4. Pero el individuo despojado de todo valor y poder, y la población controlando a la misma población no son suficientes, el Estado debe ser capaz de saberlo todo y solo puede lograrlo si es capaz de ver, escuchar y seguir a todos.
  5. El lavado cerebral, el lavado de la realidad, la hegemonía cultural para dominar sin represión no bastan, debe haber vigilancia a todo nivel. La pérdida total de la iniciativa debe acompañarse de la pérdida total de la privacidad, no es suficiente el triunfo de la sumisión.
  6. El miedo no es suficiente, ni es lo más eficiente, si a la población se le convence de que vive en paz y seguridad, se puede lograr la dominación total y perenne, incluso disfrazada de felicidad, incluso de libertad, incluso de democracia.
  7. Gracias a la tecnología cualquier Estado, aunque no sea totalitario, puede alcanzar ese nivel de control absoluto y venderse como el «guardián del bien», y convencer a la población de colaborar, esto se logra fácilmente con miedo, pero también con un mercadeo sonriente.
  8. A medida que la tecnología obtenga información total sobre la población, en esa medida distinguir entre Estados totalitarios y «libres», será cada vez más difícil. Cuidado, el totalitarismo podría ser no otra cosa que esa información total, o sea, nuestra transparencia.
  9. Que nosotros seamos totalmente transparentes y el poder totalmente opaco, la tecnología informática podría lograr este totalitarismo perfecto, uno que podría ser imperceptible para la población, e indistinguible del bien: el poder omnisciente y omnímodo.
  10. «El Estado es bueno y vigilará que todos los ciudadanos sean igual de buenos, y habrá ciudadanos más buenos que otros: los que colaboran». Este podría ser el tinglado perfecto para «un nuevo totalitarismo feliz» de base tecnológica, y próximamente, de inteligencia artificial.

Los mensajes del «nuevo totalitarismo feliz»

Lograr una vida con orden, comodidad y felicidad, teniendo a la seguridad como basamento, es la visión de quienes trabajan por la vigilancia total, sin perderse una sola esquina de cada ciudad.

Con vigilancia total y seguimiento preciso, podemos unir el pasado con el presente y el futuro, podemos descubrir y predecir cualquier riesgo a la seguridad, y con máxima participación de la comunidad, extender esta protección a cada rincón de cada ciudad.

La plataforma pública de seguridad hará posible la comunicación bidireccional entre el gobierno y la comunidad, permitiendo que los ciudadanos puedan jugar un papel activo en su construcción.

Con monitoreo «multi-aspecto» y también con una profunda recolección y análisis de datos masivos, podemos hacer que todo funcione en forma inteligente y eficiente. Adonde vaya cualquier ciudadano, seremos vuestros guías.

Trabajaremos incansablemente para cumplir totalmente nuestra misión: esforzarnos en forma permanente por la seguridad y la felicidad de la gente.

Estos mensajes son cortesía de:

Chinos Erigiendo Incansables El Comunismo

Muy pronto en sus bolsillos, y sobre sus cabezas.

@FBoccanera

https://lacabilla.com/ContenidoOpinion/opinion/un-nuevo-totalitarismo-feliz-por-aura-palermo-y-federico-boccanera/1331

Por Aura Palermo y Federico Boccanera

Federico Boccanera

Comentarista, articulista, comunicador ciudadano. Apasionado estudioso de la Política, autodidacta. Siempre del lado de la Libertad. Director Editor de La Cabilla.