La participación: desde un enfoque juvenil, comunal y representativo

Es entonces cuando hablamos de que los jóvenes se organizaron y empezaron a hablar de participación, sin mencionarla, pero siempre haciendo construcciones desde ella.


Cuando hablamos de jóvenes siempre ha existido un camino de discusiones intergeneracionales y la mayoría, sobre la problemática que es la juventud. Pero también es cierto, que, de un tiempo para acá, han cambiado un poco la percepción sobre las juventudes, los jóvenes han sido la bandera de muchas transformaciones, cambios representativos en la sociedad y en lo político, siendo generadores de nuevas dinámicas a pesar de la limitación en el campo de acción que no brinda tantas garantías ni apoyo en los procesos.

La participación contribuye un modelo de cambio, debates centrados a un futuro sostenible y la solución de muchos problemas, cuyo resultado ha hecho que los jóvenes se preocupen más por sus entornos, generando preguntas en ellos como  ¿dónde viven?, y ¿qué hacer para mejorar sus territorios?, también se cuestionan e influyen en la realidad política del país, buscando con esas preguntas las respuestas para mejorar con alternativas esas problemáticas que han existido desde antes que ellos tuvieran razón, así los jóvenes ven la participación como un motor para cambiar sus realidades sociales y mejorar sus formas de vida, incentivando el liderazgo, el convite y formas colectivas de co-crear que evoca más personas para participar en estos escenarios.

Los jóvenes poco a poco han tomado consciencia de su antepasado, de sus decisiones, sus errores, y están logrando un aprendizaje de este para construir sobre lo construido, evitando repetir la historia, es así como una generación se levanta para alzar su voz, para hacer su ejercicio democrático, para ser parte de la sociedad tomando decisiones.

El ejercicio democrático de los jóvenes nace desde eso que se le llama “parche”, en palabras técnicas equivale a un significado de construcción colectivo que se vuelve fundamental para organizarse y mejorar aquello en lo que no se está de acuerdo o que genera problemáticas en el entorno.

Es tanto el interés que encontramos, que hay jóvenes que participan desde escenarios formales, que le hacen veeduría a las administraciones locales, se lanzan a ser candidatos de sus comunidades, se levantan para representar la voz de aquellos que han acallado durante tanto tiempo, generando así, un progreso a la inclusión como un camino a la sana convivencia y la paz en sus comunidades donde el debate se centre en los discursos y no en razón de las personas, las discusiones sean con razón y con peso crítico más allá de una burda crítica sin consenso, argumentos o bases.

Es entonces cuando hablamos de los jóvenes como seres empoderados de su entorno, y empezamos a hablar de participación, sin mencionarla, pero siempre haciendo construcciones desde ella, desde la cultura, el arte, la palabra y, sobre todo, desde la calle, creando bases de un consenso construidas en el respeto, desde espacios que como jóvenes nos han generado tranquilidad y los tomamos como nuestros.

Vale decir que la participación de los jóvenes no solo aplica en los espacios políticos, están también las nuevas tecnologías, el medio ambiente, los procesos de resolución de conflictos, y la generación de espacios que constan de una construcción cultural y social diferente a la construcción política del país. Aún así, en todos los mecanismos de participación nos queda un interrogante por resolver, ¿qué hacemos para incentivar la participación y a su vez, de que manera generamos garantías a las comunidades que nos rodean y de las que hacemos parte?, uno que debemos cuestionar todos los días.

David Verdeza Mora

Joven | Político | Abogado en Formación | Columnista de Opinión

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.