¿La cultura del miedo es la fe ciega del uribismo?

Independientemente de los gustos personales o de las preferencias de cada uno, todos han escuchado sobre la política por lo menos una vez en la vida. Puede ser una noticia, un discurso, una polémica o conocer uno de los infinitos cargos públicos adquiridos a través de medios políticos. La intención no es definir la política porque sus variantes lo imposibilitan, incluso la RAE no posee una propia definición para la palabra: política. Aunque, para un mejor entendimiento de lo que se enunciará posteriormente, se parte de la base que la política es la actividad, arte o doctrina que rige los asuntos públicos. En esta clasificación se comprehende desde el discurso de una campaña presidencial hasta las declaraciones y opiniones de un congresista, pasando por las opiniones de los académicos, ciudadanos o extranjeros sobre asuntos públicos. De manera práctica, se puede decir que la política es toda intervención sobre asuntos que conciernen a un interés general, a la Nación en un sentido sociológico. Como resultado, los políticos, así sea una denominación ambigua, son las personas que se dedican a ‘hacer política’ con algunas reglas que respetar y estrategias según la ideología que se esté defendiendo.

En efecto, los partidos políticos en Colombia tienen matices en sus discursos que los hacen característicos y eso no es criticable, pero el problema se presenta cuando se analizan directamente las estrategias de sus comunicados hacia los ciudadanos colombianos. Esto no quiere decir que todos los partidos políticos generen preocupaciones mediante el contenido de sus intervenciones, solo en algunos casos se debe desmantelar dicha táctica con el fin de no caer en tal manipulación. El caso al que se busca desviar la atención es al Centro Democrático (CD).

Teniendo como objetivo mencionar algunos matices de los discursos de los políticos pertenecientes al Centro Democrático, es importante no solo clasificar su caracterización, sino que se debe en algunos momentos exponer, de la manera más breve posible, algunos de esos escenarios.

El CD fue creado en el año 2013 como partido político de derecha liderado directamente por el actual senador de Colombia, Álvaro Uribe Vélez. Es importante señalar que en ese entonces el senador había sido presidente durante el periodo 2002-2008, con todos sus pros y contras que señalan los colombianos. Durante sus dos presidencias, desarrolló su plan de gobierno: ‘Seguridad Democrática’ donde sostuvo la necesidad de acabar con las guerrillas colombianas a través del uso de la fuerza debido a la magnitud del conflicto armado colombiano de aquella época. Para esto, Uribe Vélez implementó en su discurso la justificación del uso de la fuerza para combatir a las guerrillas como único medio eficaz. Como tal, la dirección de los comunicados del ex presidente se transmitió posteriormente al CD. Por ende, desde 2013, el CD ha incentivado el rechazo y el combate directo contra las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

En efecto, el caso de la campaña por el ‘NO’ durante el plebiscito permite demostrar la intensificación del discurso uribista como salvadores de la Nación. A manera de breve paréntesis, recordemos que el plebiscito consistió en una consulta popular sobre la implementación de los Acuerdos de Paz con las FARC dirigido por el presidente del momento, Juan Manuel Santos. El partido político de Álvaro Uribe Vélez impulsó la oposición a las implementaciones de los acuerdos mediante una propaganda de ‘impunidad’ de los delitos de lesa humanidad cometidos por los integrantes de las FARC. Este argumento se construyó luego que manifestaran estar en desacuerdo con lo pactado en dichos acuerdos, empezando por los límites sobre las condenas de los desmovilizados y terminando en la regulación sobre tierras de la justicia transicional.

En este momento, el uribismo comenzó a emplear expresiones como: ‘impunidad para guerrilleros’, ‘terroristas’, ‘izquierda’, ‘comunismo’, ‘Colombia será la próxima Venezuela’, entre otros vocablos que señalan la infinita guerra contra el comunismo en Colombia. Una vez realizado el plebiscito, ganó el ‘NO’ aunque la implementación de los Acuerdos de paz se llevó a cabo en 2018, último año de la presidencia de Juan Manuel Santos.

Paralelamente a esto, se llevaban a cabo las campañas para la presidencia del 2018 a 2022. La disputa por la presidencia estaba entre Iván Duque y Gustavo Petro, uno representando a la derecha del país y el otro a la izquierda respectivamente. Nuevamente se da lugar a la oposición entre ambos bandos políticos y, a medida que se intensifican las contiendas por ganar las elecciones, el partido de Iván Duque, el CD, no deja de lado la orientación de sus intervenciones bajo las expresiones señaladas antes. En la segunda vuelta de las presidenciales, al solo tener como oponente a Gustavo Petro, Duque y el CD adhieren a su discurso el evitar caer en una situación como la de Venezuela. Es decir que, la amenaza de los políticos integrantes del CD se orientaba a la posición política de Gustavo Petro que iba tener consecuencias devastadoras como en Venezuela. Estos argumentos generaron una bola de nieve de noticia falsas que se orientaban a la misma estrategia que planteaba el Centro Democrático y, se añadió, el valor y la importancia de Álvaro Uribe Vélez como salvador de Colombia de la guerrilla; quien con mano firme y corazón grande ha sido idolatrado por haber ‘recuperado’ el país, punto que es de especial debate estos días. Tanta reverencia, tanto del uribismo como de los políticos cercanos a él, el CD, incluyendo siempre a Álvaro Uribe Vélez, promueven la imagen de Uribe como un caudillo, aunque no lo denominan como tal, sus comportamientos y opiniones señalan que se debe seguir las intenciones de Uribe porque él sabe cómo dirigir el país, especialmente manteniéndolo lejos de las guerrillas (como si fuera así y ese fuera el único problema).

De la estrategia del CD hay un término que es necesario individualizar para exponer un poco la magnitud de la situación. En medio de la propaganda contra la implementación de los Acuerdos de Paz se empezó a dar una connotación de ‘terroristas’ a los guerrilleros pertenecientes a las FARC o, aún, a las personas que respaldaban dichos acuerdos bajo el argumento que atenta contra la vida de millones de colombianos y contra la dignidad del país, y cuyo control sería tomado por esta guerrilla. La palabra ‘terrorista’ o ‘terrorismo’ no solo tiene un gran impacto psicológico, que es el punto al que se quiere llegar en este análisis, sino que al denominar a las FARC como ‘terroristas’ se le está dando una escala internacional al conflicto armado. De esta manera se le da ‘luz verde’ a Estados Unidos de ingresar al país para lograr su objetivo mundial: luchar contra el terrorismo, como objetivo desde el 11 de septiembre de 2001; la problemática se genera por las consecuencias que esto trae para Colombia que ya fueron evidentes con el Plan Colombia.

Dejando a un lado temporalmente las estrategias políticas del CD, en materia de sociológica, Noam Chomsky ha descrito la ‘cultura de miedo’ como la referencia al uso del término ‘amenaza terrorista’ para restringir los derechos de la población bajo el supuesto del miedo. Es decir que, al hacer expresiones como esa se está generando un sentimiento de miedo, pavor o angustia sobre la otra persona. En este caso, se utiliza como ejemplo a Estados Unidos que se ubica en una posición en guerra contra el ‘terrorismo’ mientras que, las consecuencias se reducen a la reducción de las libertades de sus habitantes. Adicionalmente, este tipo de uso del lenguaje genera una sensación de protección frente a los demás. Como resultado se están vulnerando los derechos de su población mediante el engaño y, a pesar de esto, se crean masas de personas que se solidarizan con la causa. Por consiguiente, las situaciones expuestas anteriormente sobre la estrategia del Centro Democrático en su discurso político permiten pensar en una ‘cultura del miedo’ en Colombia que se representa en el tipo de términos que usan y en los fundamentos de su ideología. El CD ha dejado claro su voluntad por luchar contra el terrorismo, bajo el nombre de las FARC, moviendo una gran cantidad de colombianos, con una ‘fe ciega’ mediante el uso de este tipo de argumentos. Finalmente, se crea el miedo en la sociedad de ser gobernado por ‘terroristas’ y, que esto, tendría como consecuencia una situación igual de lamentable a la de Venezuela, nuevamente por culpa del comunismo. En efecto, el CD con su estrategia política crea una apología mediante el uso de argumentos falsos y las emociones que estas pueden producir en la población con el fin de obtener el cumplimiento de un interés personal.

Sofía Duque Martínez

Actual estudiante de Derecho e incómoda de lo que me rodea

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