Hasta pronto a los libros olvidados

Querido Lector:

Todo tiene un fin. Las cosas deben acabar para comenzar otras, quizás mejores, quizás sí o no; de no ser así la existencia sería tan monótona que no tendría sentido vivirla… A veces la inmortalidad es despreciable. Hoy termina esta serie que intitule: “Libros olvidados” y termina no por que piense retirarme de Al Poniente o por que tenga algún conflicto de intereses por las publicaciones; termina por que es necesario seguir hacia adelante viendo el mundo y escribiéndolo.

Debo de confesar que los textos publicados no venían de libros olvidados, eran maquinaciones propias, eran intimidades que nacieron en mi y que las expresé de aquella manera para que el lector pudiese hacer un ejercicio de imaginación. Lamentablemente ya no se ejercita la imaginación y todo cae en la naturalidad de lo cotidiano. Sí, eran inventos de esta sesera; inventos que nacieron de la cotidianidad, de ver a las personas, de ver la sociedad, de ver el mundo, de fumarme un cigarrillo, de oír a los míos, de ver sus alegrías y tristezas, de imaginar escribir sobre lo que a nadie le gusta pero que cuando tiene un matiz diferente cala.  La intitule de los libros olvidados por una razón fundamental: Importa más lo mediato que aquello que fue, importa más aquello que es que no lo que otros dijeron; el pasado, y su análisis, no es procedente por que el presente todo lo ha perfeccionado.

Escribir la columna ha sido un gusto. Y como no serlo, si me permitió conocer a otras personas que me llevaron a concluir que aún existe vida inteligente en este planeta de sórdidos. Escribir la columna, me transportó a escenarios que no conocía de mi y me permitió concluir que ya había que hacer una pausa en mi vida actual y explorar nuevas etapas que son necesarias.

Pero cómo con el fin vienen comienzos, cada fin es un renacer, comenzaré una nueva columna a la que he intitulado “Pequeño diccionario de palabras incomprendidas” la cual espero sea del agrado de todos…

Un abrazo.

Andrés Felipe Pareja Vélez

Editor de la sección de cultura de Al Poniente, escritor por gusto, defiendo al hombre, la ciencia y la razón, ergo no puedo ser ni de izquierda ni de derecha.