El descanso culposo

Obra de: Joaquin Sorolla,

“siempre es tiempo de hacer algo, hacer más o hacerlo mejor”


Primera columna


La procrastinación es una nueva palabra, extraña, por cierto, que se instaló en nuestro lenguaje. Se escucha y se menciona con una facilidad enorme en las conversaciones cotidianas, generalmente como confesión culposa de que la padecemos y tenemos que cambiar ese hábito. Pues bien, como dice Roena “sentémonos a pensar”, parece que, lo que antes podíamos nombrar abiertamente como pereza, hoy se desvanece esta expresión para dar pie a la procrastinación.

Realizando un breve ejercicio de memoria, todos podemos recordar esas cosas que nos dan pereza, por ejemplo, lavar los platos, hacer las compras del mercado, preparar la comida, y muchas más que seguramente los acompaña siempre. Sin ningún remordimiento podíamos exclamar ¡qué pereza! Y luego hacerlo (con pereza) o no hacerlo. Ahora resulta ofensivo con nosotros mismo sentirnos aperezados, porque recordemos que nuestra época apunta al sujeto todo eso que debemos corregir, que tenemos que cambiar.

Como no es gratuito las nuevas formas de comportarnos, tampoco es gratuito las nuevas palabras que van apareciendo y vamos nombrando. Entonces, aparece la procrastinación, casualmente en la misma época en que debemos estar haciendo cosas, actividades, trabajo, ejercicio, cualquier cosa que ayude al éxito, al crecimiento, a la fortuna. Podemos sospechar que esta nueva palabra llega con un plus de culpa, si no estás haciendo algo productivo, si estás aplazando algo productivo debes sentirte culpable. En este punto me parece válido introducir la pregunta ¿Cuándo estamos descansando y cuando estamos procrastinando?

Estamos en un tiempo acelerado, todo debe gestionarse en el orden de lo inmediato, todo debe resolverse con planificación, con antelación, y sobre todo, nunca dejarlo para después. Nos cuestiona el ocio, el descanso, la pausa y si tenemos una debe ser “pausa activa”. Algunas aplicaciones son la nueva oficina y como el tiempo de la voz es lento, mejor acelerar el mensaje de voz, incluso si un amigo nos está contando una preocupación.

Hagamos una defensa de la pereza sin culpa y no de procrastinación culposa, no todo es trabajo, no todo es actividad, no todo es hacer algo. Porque siempre es tiempo de hacer algo, hacer más o hacerlo mejor. ¡Que pereza!


Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/srestrepob/

Santiago Restrepo Betancur

Licenciado en filosofía y letras, psicólogo con orientación psicoanalítica.

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