Caminando una mañana mientras pretendía a una chica, en medio de la charla me dice “Yo no creo en Parques del Río, ahí se están robando toda la plata.”. Siendo allegado profesional y conocedor del proyecto decidí callar y analizar las críticas que la propuesta recibía en su momento, las cuales, por fortuna, desaparecieron con el tiempo al igual que mi pretendida.
Los esfuerzos diarios e incesantes de una gestión administrativa para lograr el desarrollo de un proyecto requerido para una eterna primavera sin flores, ni parques, en donde los diarios y redes sociales degollaron hasta desangrar con palabras punzantes el corazón del río. Y para ajustar, se le sumó una disputa electoral en la que (a mi tristeza) se debatió cualquier argumento que fuera menos el apoyo y continuidad del parque.
Por profesión sé que hace 68 años vinieron los grandes urbanistas del mundo a decir que Medellín requería un parque en el río (Wiener y Sert, Plan Piloto 1948), hace 17 años lo dijo el primer P.O.T del país (Plan de Ordenamiento Territorial, Medellín, Acuerdo 62 de 1999,), y hace 5 el BIO 2030 (Plan Director del valle de Aburrá URBAM EAFIT 2011), mis egocentristas colegas me entenderán luego de casi 70 años de atraso.
Entonces, mientras departía en una fiesta navideña, mi tía me dice: “Juan, súper rico un parque, pero esa no es una prioridad para la ciudad.”
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) las ciudades requieren mínimo entre 9 y 14m2 de espacio público por habitante y un óptimo entre 15 y 20m2 EP/hab para lograr los estándares de calidad de vida. Actualmente Medellín tiene 3.8m2 EP/hab, los cuales, con el desarrollo TOTAL de Parques del Río pasarían a ser 15 m2EP/hab, (logrando así los mayores índices de toda Latinoamérica). Aun así mi tía prefiere gastar $20.000 pesos en gasolina y transporte hasta el alto de Las Palmas, $7.500 de peaje y consumir un aproximado de $30.000 en un establecimiento privado con tal de acceder a un lugar donde hacer un picnic. “ Igual, yo no voy a ir a ese parque, porque eso fijo se llena de esos gamines del río” Insistía mi tía.
La indigencia no es un problema que se reduce al río Medellín, es un flagelo de la humanidad, y hasta hoy no se ha sabido de forma de erradicación alguna, por lo tanto, prefiero darle otra orientación.
El parque es de todos y para todos, le pertenece tanto al habitante de calle, como a usted, como a mí. No podemos seguir creando espacios segregadores de ciudad, generadores de violencia y recelo. Tenemos que dejar de idear una ciudad para los carros y no para las personas. Estamos muy equivocados si creemos que los espacios públicos son los centros comerciales, muy equivocados si pensamos que el parque es para el pobre, muy equivocados si consideramos que no es una prioridad. Debemos seguir diseñando lugares para la felicidad, para la calidad de vida, Pies Descalzos, Jardín Botánico, Ciudad del Río, espacios llenos de vida donde convivimos TODOS.
La eterna Medellín urge de la primavera que ha perdido con los años.
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