La violencia política contra las mujeres tiene sanciones, le cuento cómo combatirla

Diana Georgina Correa Rodríguez

El pasado 24 de mayo, día de la Virgen María Auxiliadora –nos auxilió-, fue aprobada la ley “por medio de la cual se establecen medidas para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres en la vida política y se dictan otras disposiciones”, esta ley busca incentivar y garantizar la participación política de las mujeres en condiciones de equidad y derechos constitucionales, además brinda las herramientas para sancionar desde lo ético, lo electoral, disciplinario y penal a quienes la ejercen.

Actualmente, en este ejercicio electoral que desarrollo como candidata a la alcaldía del municipio de Copacabana, he podido vivir de manera personal la violencia política y la manera negativa en que influye sobre el desempeño en la contienda electoral. Así mismo, he tenido la oportunidad de conversar con muchas de las compañeras que ejercen como concejalas y con otras que son candidatas, y me han expresado ese mismo sentimiento de vulneración de sus derechos casi siempre, por parte de sus mismos compañeros.

A pesar de ser mayoría en el país, históricamente las mujeres nos hemos tenido que ganar espacios de representación a través de luchas que terminan en leyes. Hace tan solo 66 años, en 1954, se aprobó el voto femenino y fue en las elecciones de 1957 que este derecho se hizo efectivo. Hoy teniendo la posibilidad de ser elegidas nos encontramos con barreras y paredes de cristal que desincentivan nuestro deseo de competir por cargos de elección popular y que terminan por convertirse en un reto más para reducir las brechas de género.

¿Cómo saber cuándo estamos siendo víctimas de violencia política?

Según esta ley, la violencia política puede ser de tipo sicológico, simbólico, económico, física y sexual; y entre algunas de sus manifestaciones se dan comportamientos como: “Difamar, calumniar, injuriar, avalar o reproducir mensajes de odio o realizar cualquier expresión que denigre, desacredite o descalifique a las mujeres en ejercicio de sus derechos o funciones políticas, con base en estereotipos de género, con el objetivo o el resultado de menoscabar o afectar negativamente su candidatura, imagen pública y/o limitar o anular sus derechos políticos o electorales”, también  “revelar información personal o privada de la mujer, con el objetivo de utilizar la misma para obtener contra su voluntad la renuncia al cargo al que se postula o ejerce”.

De acuerdo con la senadora ponente de la ley, Nadia Blel Scaff, el 66,7% de las mujeres en política, han sufrido cuestionamientos acerca de su capacidad para desempeñar funciones y tomar decisiones, de otro lado, el 58,3% padecieron faltas de respeto, ridiculización y descalificación pública de sus propuestas. De las mujeres encuestadas en cargos plurinominales, el 47% reportaron que la mayor parte de los perpetradores eran colegas de la corporación a la que pertenecían, el 34% reportó que eran miembros de su propio partido.

Es importante saber que las denuncias por violencia política se deben interponer ante el Consejo Nacional Electoral, quien se encargará de investigar y sancionar, y procederá a dar traslado de la información a la autoridad competente como a la Unidad Asesora de Inspección y Vigilancia, que es la instancia encargada de velar por el cumplimiento de las normas electorales, también a los Tribunales Seccionales de Garantías y Vigilancia Electoral, a la Registraduría, a los partidos y movimientos políticos, a la Procuraduría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo y las Personerías Municipales. De acuerdo a la ley, se podrán tomar medidas cautelares que van desde la restitución de los derechos limitados y la revocatoria de la candidatura de quien incurra en actos de violencia contra mujeres en la vida política.

La violencia política no puede ni debe ser una barrera para que continuemos en nuestra motivación de ser dignas representantes de la sociedad en cargos de elección popular, tenemos esta herramienta oportuna y veraz que nos respalda.

¡Ádelante, siempre adelante!


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Diana Georgina Correa Rodríguez

Empresaria y activista social por los derechos de las mujeres y el medio ambiente.

1 Comment

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  • Diana , Exelente artículo, tenemos el deber moral de combatir la violencia de genero, en cualquiera de sus expresiones.
    Un abrazo solidario para todas las mujeres que no se rendir en esta tarea democrática!