La fila empezó con una hora y media de anticipación, los jóvenes sentados sobre el asfalto tibio por los pasos de miles y miles de personas que transitaban incómodamente por Corferias y más, a la hora en que los restaurantes de la plazoleta de comidas no daban abasto. El escritor del momento según algunas librerías por la cantidad de ventas que se han generado desde la llegada del libro: El psicoanalista. Sin embargo es difícil determinar tal afirmación en un mundo editorial que no mantiene una constante debido al fanatismo juvenil por las zagas que salen como pan caliente cada mes.
Setecientas personas para poder ingresar al auditorio José Asunción Silva, la fila que antes de las tres de la tarde ya sobrepasaba dos pabellones pareciera no tener fin, cada una de las personas llevaba en su mano alguno de los libros del escritor norteamericano. Enfrente, el pabellón del país invitado atestado de personas que hacían fila para conocer un poco más de la cultura francesa, para acercarse un poco más a esa tradición que invadió a nuestro país hace dos siglos atrás. Ya se habían ido los seguidores de Mario Mendoza, ya se habían calmado los humos por la falta de logística ante la conferencia del escritor bogotano que no deja de ser una sensación en la Filbo desde hace más de tres años.
Se entregaron boletas para ingresar, se puso a disposición los equipos de traducción para aquellos que no dominaban el inglés, la luces del auditorio fijadas en las dos sillas blancas con una mesa en el centro, esperaban a Martha Orrantia y a John Katzenbach para hablar sobre sus libros y compartir con todos sus lectores la construcción de cada una de sus historias.
Muy sonriente y aclamado Katzenbach se presentó ante el público que seguía entrado y acomodándose en las últimas sillas del auditorio. Hizo referencia a su tiempo como colaborador del Miami Herald, The New York Time y otros periódicos que le dieron la oportunidad de publicar sus primeros escritos de origen policiaco y de terror. Luego su etapa como escritor de no ficción y su construcción poco a poco de personajes que hablan de la interioridad, de las formas de vivir con miedos y angustias.
Katzenbach se dio tiempo para reír y proponer uno que otro comentario jocoso sobre su trabajo como escritor y sobre su obra, agradeció al público asistente y a la gestión que hizo posible su llegada a nuestro país. Una de las cosas que más le costó responder fueron las preguntas de la escritora Martha Orrantia y sus seguidores a cerca del mundo interno de sus personajes. “Trabajo en la parte interior de las personas, las emociones y las formas en que estas interactúan con los demás y claro, consigo mismo”. También trabajó en una novela de no ficción la cual no tiene traducciones porque según el autor: “Creo que no debo estar explicando en cada país lo que sucedió con estas personas”. Varios de sus libros han sido adaptados al cine sin embargo, no cree que sea bueno, ha ayudado a la adaptación de uno de ellos, pero no se siente a gusto con lo que le cine puede brindar a los espectador referente a los personajes, y además, hacer una buena película requiere de un gran trabajo.
Se viene una secuela del Psicoanalista, novela que ya perdió la cantidad de ediciones en nuestro país y el cual es el más conocido entre los jóvenes y los amantes de la literatura psicoanalítica que según el autor, se fue formando con los años, cuando leyó a Dostoievski y tantos autores que se dedicaron hablar de la interioridad de los hombres, a construir herramientas que sirvan para entender su mundo. Según el escritor norteamericano, sus novelas no pudiesen llevarse a cabo si él no contara con una disciplina mental, esto es para él, el eje fundamental para ser un escritor.
En la parte de las preguntas, el público no se quedó atrás para formular preguntas al nivel del escritor, muchas giraron en torno al mundo de sus personajes y a la hora de concebir ciertas partes de sus novelas. Al terminar el conversatorio, sus lectores salieron corriendo para empezar la fila que era igual de larga a la de la entrada para la firma de libros. Lastimosamente y como ocurre en estos eventos, fueron muchos los que se quedaron sin la firma del autor, sin la oportunidad de poder cruzar palabras con el hombre que los ha mantenido en vilo con sus novelas de suspenso y de psicoanálisis.
