Horas

Saturno devorando a un hijo (1819-1823) Goya

Tomado de Revista Literaria Ouroboros, Edición 26, titulado: Horas

existen horas de extrema indigencia, lentas y dolorosas, como de un puñal aciago. En el fondo del ponzoñoso tiempo, se espera, al menos, una genuina hora. Pero, no hay hora inocente, en las horas hay un suave olor de cenicientos días, con su letargo y todo. ¡Maldito Kronos de afilados dientes!


¡Oh, magnifica hora! La hora muerta, la hora manca, la hora tuerta, la hora… Las horas mutiladas, la putrefacción de las horas marchitas, inexpugnables e inexorables, fardo abismal de un tiempo que fluye inadvertidamente alado por la nada y el olvido.

Hay horas que tienen un fulgor resplandeciente como el relámpago (trae su estruendo momentáneo) y muere displicente en un eco. Reverberación de horas fértiles, de horas amigas, horas y más horas de juvenil jolgorio que, entre carcajadas, desparpajos y derroches, viene su derrota, su senectud, su mala hora.

¿Qué hay en las entrañas de las horas? Contienen desahuciados instantes, agónicos lamentos en los que, un Cristo Salvador no puede redimirlas ni con las llagas de sus tormentosas heridas, acecha el vértigo y el fuego incesante del enigma.

Sin embargo, existen horas de extrema indigencia, lentas y dolorosas, como de un puñal aciago. En el fondo del ponzoñoso tiempo, se espera, al menos, una genuina hora. Pero, no hay hora inocente, en las horas hay un suave olor de cenicientos días, con su letargo y todo. ¡Maldito Kronos de afilados dientes!

No hay años sin horas,

No hay meses sin horas,

No hay días sin horas,

No hay horas sin horas.

No hay una hora igual a otra. Pero encuentran el camino común de la desilusión y la desesperanza. Hay en las horas iridiscentes, brillos de una cansada eternidad. Entre una hora y otra, solo el reflejo de su mortífero efecto: efecto mortífero.

La hora tiene artilugios que la razón no comprende. Piénsese en la hora añeja, inminente experta en todo: en el amor, en la vida, en la muerte, en los polvos luminosos de los sueños, ella es además pragmática y a todo ama, por eso, a todo mata, aniquila, desintegra y desfigura.

Con tanto que fluyen las horas, uno se pregunta, ¿ellas pasan o pasamos por ellas? Porque hay horas obstinadas, que se rehúsan en pasar, parecen suspendidas, dan la confusa impresión que se alargan; en cambio, hay horas efímeras.

¿Cuántas horas se requieren para entender la hora? En una hora no puedo aprehender las fatídicas horas que se disuelven en un millar de porosas horas, fuga extraña del tiempo.

¡Oh, tiempo maldito de horas intangibles!

Hasta que un día, un día cualquiera, en una hora cualquiera, en alguna hora perdida, dejaré las horas de este mundo y entraré sin nombre ni apelativo a una hora incierta, hora nebulosa, tal vez una hora sin medición, una hora desmesurada, teñida de eternidad. A pesar del desenlace fatal, benditas horas en las que nos ofrece el mundo sus infinitas posibilidades, posibilidades en las que la existencia se expresa, se revela, se despliega.

Hay que perseverar en el ser. No porque sea una obligación, ni porque en realidad tengamos un plan divino prediseñado. Sino porque no existe una razón para impedir la posibilidad de las posibilidades, de participar de otras horas, otros momentos, otras unidades de tiempo. La muerte es el fin radical a cualquier proyecto. Y está bien encarar con asombro e intrépida lucha lo que pueda acontecer, no cerrar la puerta y cerrojo como un telón de fondo inalterable, hay que afrontar la vida, aunque traiga consigo lo nefasto, el abismo, el vértigo, la náusea y lo trágico: Las horas. La muerte cierra delante de nuestros ojos lo que puede llegar a ser y no ser, en últimas, toda posibilidad. ¿Acaso, tiene algún sentido recortar el camino, acelerar el paso?

¡Todo el día, en todo momento, me acecha un fuego incesante, el sol voraz del deseo! Dios habita en las horas y las horas habitan en Dios. En el principio existían las horas y las horas estaban junto a Dios y las horas eran Dios.

Fray Esteban Atehortua Aguirre

Abogado y estudiante de filosofía de la Universidad de Antioquia, especialista en Cultura Política: Pedagogía de los Derechos Humanos

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