El entrampamiento versus la argumentación política

Pasada la semana de “pasión” política, algunos de  los candidatos parece que quieren que el único tema de campaña presidencial sea solamente el “papayazo de Petro”. Fico está tan feliz con la política del entrampamiento que ya prepara sus bodegas ficouribistas para otros enredos similares. Ya se sabe algo sobre el que parece lanzará en estos días el Goebbels criollo, J.J. Rendón, y otro que le dedicarán a Piedad Córdoba. ¡Tiemblan las bodegas! ¡Tiemblan las campañas!

Para quienes defienden la política del entrampamiento la verdad no existe. El entrampamiento crea un mundo y crea unas verdades que son aceptadas por todos aquellos que hacen parte de ese mundo o de esa gran familia, y que comparten la ideología de un líder. Todo lo que esté por fuera de ese mundo es falso, mentira,  patraña.

En el mundo del entrampamiento no cabe más la discusión argumentada, racional, crítica, caben los tuits, los memes, los montajes, las fotos y falsos videos. El diagnóstico en las ficobodegas o think-tank-uribistas es que en este momento de la campaña ya no se necesita más la discusión y los debates para confrontar las posiciones de los candidatos. Lo que aparece como única táctica válida es atacar al otro con furia inquisitorial y agravios. Se pudo apreciar con claridad, que con motivo del “papayazo de Petro”, primero lo atacó Fico, pero tras él lo hicieron los demás candidatos y sus asesores, de forma oportunista, no se detuvieron en el libreto para subirse al tren del entrampamiento. ¡Todos a por Petro!

Cuando esto sucede se cae en el fangoso terreno de la “posverdad”, con tanta repercusión mediática. En este nuevo espacio creado para impulsar un tipo de política antidemocrática, como lo han hecho Trump, Putin, Bolsonaro, la verdad no es el elemento determinante, sino los rumores, las mentiras, los chismes, las injurias y los memes. El Demos, el lugar de la palabra en la democracia, esta siendo reemplazado por la vulgaridad y el desenfreno de las bodegas. No hay bodegas mejores. En ellas se trivializa la cultura cívica y política. La razón y la democracia son aplastadas por personas al servicio de un tweet, un meme, un montaje. Los bodegueros, digo todos, son activos participantes en la política, pero su comportamiento no tiene nada que ver con lo que debe ser un ciudadano.

Si una semana de entrampamiento ha dado tantos réditos lo que se impone en este momento coyuntural es ahondar en la destrucción y detener o reducir a lo mínimo la discusión, los debates, la argumentación. Pero esta estrategia de la “posverdad” debe ser contrarrestada manteniendo el proceso argumentativo de una campaña presidencial. La trampa del entrampamiento debe ser desentrampada para que impere la verdad del mejor argumento.

El entrampamiento daña la democracia porque representan el tipo de política basada en la exacerbación de unos valores equivocados: venganza, miedo, exclusión y odio a ciertos grupos raciales, sexuales. Esta política, utilizada hace un par de semanas contra Francia Márquez, sirve para amenazar e intimidar con su brutal xenofobia y exclusión racial a las poblaciones negras, y de esta manera es atacado también nuestro orden democrático y constitucional.

Frente al entrampamiento debe recuperarse el poder comunicativo de la ciudadanía que se dirige a cambiar las instituciones y el derecho. Es el poder de cuestionar no de vociferar, es el poder de transformar, resistir, levantarse contra lo injusto, contra la represión y la explotación. Es un poder civil abierto, no el poder oculto de las bodegas y las trampas.

Francisco Cortés Rodas

Doctor en Filosofía, Universidad de Konstanz (Alemania), Filósofo y Magister en Filosofía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Estancias postdoctorales en la Johann-Wolfgang-Goethe Universitat Frankfurt, en Columbia University, en la Universidad Libre de Berlín, becario del DAAD y de la Fundación Alexander von Humboldt. Profesor titular del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia.

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