Decir la verdad, eso es un acto revolucionario

La política es una forma de mantener a la sociedad “ordenada“ con normas y reglas. En Colombia, nos acostumbramos a las reglas de las mafias, de las autodefensas, a las normas impuestas por unos señoríos que buscaron durante décadas alimentar sus riquezas con el erario. Nos obligaron a sentir miedo, incluso de aquellos que eran nuestros similares, por eso los pobres nos hemos venido matando engrosando las filas de diferentes bandos que han estado en una guerra que no es nuestra, mientras esa falsa aristocracia criolla se regodea entre sangre, petróleo y dinero.

Hoy quiero de la mano de Byung -Chul Han hacer una reflexión sobre la situación política que vive Colombia.

Desde el 2002 Colombia se sumergió en un mar de sangre, bajo la política de seguridad democrática impuesta por la extrema derecha, un período que nos quedará grabado como una época donde prevaleció el Estado de Opinión, un paraEstado y un narcoEstado.

No es un secreto para nadie que la estrategia que impuso esa forma de gobierno fue la mentira, un asistencialismo clientelista y ‘sacar verraca’ a la sociedad a votar en cada proceso electoral. Mientras los sectores que se autodenominan alternativos, progresistas o democráticos, intentaban ganar espacios en algunas capitales, como Bogotá, Cali, Medellín y Santa Marta, siendo perseguidos por la policía política, la Procuraduría y la Contraloría, y amenazados constantemente por los aliados eternos y arrodillados al poder, los medios corporativos de comunicación.

Y traigo esta estrategia de la extrema derecha a colación, precisamente porque es de orden mundial. Es un nuevo nihilismo que se extiende a los largo y ancho, un “fenómeno del siglo XXI. Es fruto de las distorsiones patológicas de la sociedad de la información. Se alza cuando perdemos la fe en la propia verdad”.

Es evidente que para que una propuesta como la que representa la extrema derecha, en Colombia, Brasil, EEUU, Francia o cualquier parte del mundo, surja y tenga éxito, la realidad y las verdades deben desaparecer; la extrema derecha distribuye fakes news, desinforma y presenta a diario teorías de la conspiración sin fundamento alguno, pero que, gracias al impulso de influenciadores, aquellos que sin saber de nada hablan de todo, y medios de comunicación que durante décadas se han alimentado de las migajas que se caen de la mesa del poder ejecutivo, se convierten en verdades para una sociedad que no lee y desprecia el conocimiento.

En su libro Infocracia, Byung -Chul Han dice: la verdad es, según Nietzche, una construcción social que sirve para hacer posible la convivencia humana. La dota de un fundamento existencial  “El impulso a la verdad comienza con la observación intensa de cómo se contrapone el mundo verdadero y el de la mentira, y cómo toda vida humana es insegura cuando la verdad-convención no tiene validez en absoluto: es una convicción moral de la necesidad de una convención fija para que pueda existir una sociedad humana. Si el estado de guerra debe cesar en cualquier parte, entonces debe comenzar con la fijación de la verdad, es decir, con una designación válida y vinculante de las cosas. El mentiroso usa las palabras para hacer que lo irreal aparezca como real, es decir, hace un uso impropio del fundamento sólido”.

La extrema derecha sabe perfectamente que la verdad es una convención que permite que la sociedad se mantenga unida. Es por ello que mientras el Gobierno de Gustavo Petro pretende y ofrece una reconciliación nacional, incluso permitiendo que sectores que siempre han sido antagonistas hoy hagan parte del Gobierno, con la única premisa de sacar adelante el país, ellos y ellas, la extrema derecha, se la juegan por lanzar mensajes, no de oposición inteligente como se autorotularon en su nueva estrategia de mercadeo, sino como desintegradores de la sociedad, donde ya no es posible el entendimiento y ninguna designación vinculante de las cosas.

En una clara estrategia de comunicación digital de masas, designan a las fichas que más menosprecian para que sean las puntas de lanza de su proyecto. Personas que por su bajo nivel intelectual y/o académico no tienen “valor de cambio” dentro de su política mercachifle, como lo fue en su momento Ernesto Macías y claramente hoy, Miguel Polo.

Este par de personajes que le sirven de tapete rojo a Paloma Valencia, Miguel Uribe y María Fernanda Cabal están dispuestos a socavar la distinción entre verdad y mentira. Byung -Chul Han hace referencia cuando “Donal Trump afirma sin tapujos cualquier cosa que le convenga, no es el clásico mentiroso que tergiversa de manera deliberada las cosas. Más bien es indiferente a la verdad de los hechos. Quien es ciego ante los hechos y la realidad es un peligro mayor para la verdad que el mentiroso.”

 Con esto, no estoy librando de responsabilidad a los demás militantes del uribismo, todos y todas siguen los mismo lineamientos que construyeron milimétricamente en la estrategia de comunicaciones, pero es claro que debemos identificar los peones en este ajedrez que juega la extrema derecha, huérfana de poder.

Pero debemos entender que los fake news no son algo reciente, o inventado por la extrema derecha para atacar el gobierno del Cambio, no. Al contrario, viene siendo la hoja de ruta que trazo desde los inicio el señor Álvaro Uribe Vélez y que en el “2005, The New York Times recurrió al neologismo truthiness como una de esas palabras que captan el espíritu de la época. La truthiness refleja la crisis de la verdad. Se refiere a la verdad como impresión subjetiva que carece de toda objetividad, de toda solidez factual. La arbitrariedad subjetiva que la constituye suprime la verdad. En ella se expresa la actitud nihilista hacia la realidad. Es un fenómeno patológico de la digitalización. No pertenece a la cultura de los libros. Es justo la digitalidad la que erosiona lo fáctico. El presentador de televisión Stephen Colbert, que acuñó la palabra truthiness, comentó en una ocasión: «I don’t trust books. They’re all fact, no heart». Trump sería así un presidente del corazón que hace poco uso de la mente. El corazón no es un órgano de la democracia. Cuando las emociones y los afectos dominan el discurso político, la propia democracia está en peligro”, y esto lo traigo porque precisamente el slogan de la extrema derecha en Colombia ha sido “corazón grande”, nada mas alejado de un sistema democrático.

Debemos entender que la crisis de la verdad es siempre una crisis de la sociedad, es en esos momentos prosperan las teorías de la conspiración, que tienen como caldo de cultivo la crisis económica, que pretende la extrema derecha endosarla al gobierno, y de esto se podría decir que el Gobierno de Gustavo Petro tiene algo de responsabilidad, porque no ha sido capaz de salir de la crisis narrativa causada por la carencia de una estrategia de comunicación real, de cara a la sociedad. Por ello las teorías de la conspiración que son microrrelatos, son asumidos como recursos de identidad, ya que son interpretaciones personales de la realidad, sin fundamento, sin argumento, y que no soportan verificación alguna.

La democracia no es compatible con ese nihilismo que representa la extrema derecha. Ellos tienen una temporalidad muy diferente, ellos están lejos de la verdad y construyen una información, manipulada y errónea, que de forma absurda la acogen y transmiten, encontrando en las redes eco y en los medios de comunicación corporativos cajas de resonancia.

Ellos están en su legitimo derecho a protestar y a oponerse a perder sus privilegios. Ellos deben estar protegidos para protestar por lo que ellos consideran son sus derechos adquiridos. Esos derechos que tienen al pueblo cabalgando en las praderas de la miseria.

Asi como ellos tienen derechos, el Gobierno debe tener su hoja de ruta para acercarse a la sociedad, no puede depender solo del Presidente Petro acercarse al pueblo y hacerlo sentir parte del Cambio; si bien sus ministros no se han ‘juntado’ nunca con el pueblo, pues les llego el momento. Cada Ministro debería ejercer su cargo en una región, descentralizar las relaciones, romper el cerco, Colombia no es solo Bogotá. En las regiones el miedo carcome los espíritus, los microrrelatos de las teorias de la consporación se toman por asalto las calles y las tiendas. No olvidemos que durante 16 años fuimos un Estado totalitario construido sobre una mentira, es nuestra realidad y debe ser nuestro compromiso decir la verdad, eso es un acto revolucionario.

Adenda: La propuesta de una moneda para Latinoamérica es el camino para romper el cerco y superar la crisis económica global. #YoSoySur


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Gabriel Benavides

Padre de Laura, Federiko y Lukas. Soñador. Con la puerta de la curiosidad siempre abierta.
Lector.
Editor de vengalecuento.com, medio alternativo, ya no está activo.
Editor de visionud.com, revista universitaria.
Consultor de Hewa Consultores - Agencia de Comunicaciones

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