Austeridad progresista

Gastos desbordados del gobierno del cambio no son consecuentes con la profunda crisis económica y social que afronta Colombia. Discurso que se pregonó en campaña, a favor de los “nadies”, quedó atrás y ahora se rondan niveles de corrupción que no se veían desde los años 90.”


“El que no ha visto a Dios cuando lo hace se espanta”, adagio que aplica perfectamente a las acciones mezquinas de su vicepresidenta que han costado $2.869 millones del erario, o los paseos burocráticos de su primera dama que se totalizaron en $32.395.322 por concepto de viáticos. Desventaja que decían tener, frente a las clases favorecidas, les avala ahora el utilizar los medios del estado para beneficio propio, una por ser elegida a través del voto popular y la otra por el simple hecho de ser la esposa de su mandatario. Complejo de inferioridad que atormenta a los militantes de la izquierda colombiana saca a flote sus delirios de persecución, e intentan defender lo indefendible. Sentimientos de indignidad que se han cultivado entorno al color de piel, el nivel educativo, y las diferencias de clases, parece que les hace creerse falsamente intocables y con derecho a aprovecharse de la posición circunstancial que han alcanzado.

Despilfarro, que acompaña a quienes hacen parte del pacto histórico por Colombia, denota que la apariencia que quieren guardar no les alcanza para ocultar la esencia que los constituye, cultivo de sentimientos de ignominia que se diluyen con la llegada al poder y evidenciar que son iguales o peores a los que tanto criticaron por años. Indelicadezas que ahora cometen, desde la izquierda, con el dinero público es directamente proporcional a la falta de educación que los acompaña, desconocimiento de las líneas éticas que materializa y naturaliza el gastar y gastar sin que importe de dónde y cómo vienen los recursos. Complejo es creerse dueño de dineros que no son propios para saciar egos, o buscar beneficios personales, desde los que se huye a las responsabilidades en vez de asumirlas, se es incapaz de hacer frente a las exigencias de la vida y sus desafíos.

Visión de corto plazo que impide a la izquierda pensar en un mañana, gastos en el hoy sin prever lo que está por venir, tendrá serias consecuencias cuando se dimensione la malversación inútil. Apuesta de vivir sabrosito se pierde en el actuar de un gobierno que sustenta el cambio en acabar lo existente, propiciar el caos perfecto para lograr que lo propuesto por ellos parezca servir y ser la solución ideal. Imposición ideológica, que cercena al diálogo democrático, delinea que, en la administración central, lejos del uso responsable y deber legal de emplear medida, responsable y sensatamente el patrimonio estatal, tienen muy claro de dónde se sacarán los recursos, pero no se han dado cuenta que si no sustituyen las fuentes de ingresos la cosecha se acabará. Gastos excesivos de su primera dama y la vicepresidenta llaman a preguntar por qué no se destinan esos millones de pesos para solucionar la desnutrición infantil y falta de agua potable en un departamento como la Guajira o el Chocó.

Vergonzoso resulta que la figura que se quería vender con Francia Elena Márquez Mina, como líder social y activista que encarnaba las deudas ancestrales con los “nadies” del país, sea la auto-condena de una línea política que terminó siendo más de lo mismo. Típica proyección de la izquierda progresista son las promesas y compromisos adquiridos que ahora se desconocen y no se honran, propuesta de vivir sabrosito parece desconocer la realidad de las personas más vulnerables, cada recurso público mal utilizado perpetúa la desigualdad y le roba la esperanza y la oportunidad a muchos de tener una calidad de vida. Imagen de víctimas inocentes, que quisieron vender a la masa popular, normalizó lo miserable de un resentido con poder, tiranía, de sofisma socialista, desde la que hoy fungen como reyes quienes no tenían nada y ahora creen que lo merecen todo.

Victoria de su vicepresidenta en las urnas llama a bajar la prepotencia y actuar con responsabilidad, gastos que se proyectan para el próximo viaje al África no se conduelen con las necesidades de un pueblo acosado por el hambre. Las desigualdades que se decían defender con la creación del ministerio de la igualdad y la equidad no son congruentes con el proceder de una funcionaria pública que gasta como ganadora de un Baloto. Ambigüedad del capricho ideológico de “restablecer las relaciones ancestrales” se constituye en un eufemismo, foco de corrupción y todo aquello que dijeron que no se iba a hacer en el “gobierno de la vida”. Es claro que los gastos suntuosos podrían evitarse, las aeronaves de la Fuerza Aérea no pueden seguir considerándose como el Uber de quien debería vivir en la casa contigua al Palacio de Nariño y con los cuidados del Batallón Guardia Presidencial.

Acciones de derroche deben ser atajadas antes de que se exalten los ánimos de quienes creyeron que el cambio sería una realidad y no solo un valor simbólico para ganar en las urnas. Actitud desafiante del gobierno, sumado al porte de superioridad de los funcionarios, presiona, más allá del límite, la paciencia de un pueblo que se cansó de la ceguera ideológica de una clase política que sucumbe en la corrupción y la dilapidación del gasto público. Multiplicidad de paradojas desconcertantes y densas, en la que convergen condiciones deplorables de la masa popular con la opulencia del poder, deteriora el significado comunicativo de una propuesta progresista con déficit de sentido ante las imágenes del empobrecimiento de una nación. Elemento distractor que como estupenda cortina de humo busca tapar, o disfrazar la ausencia de recursos, requiere la real y urgente atención del estado con la priorización de los gastos que se atienden desde el erario.

Antes que aumentar los impuestos, imponer cargas y ahuyentar la inversión, Colombia necesita de una esfera ejecutiva con competencias para administrar bien lo que se tiene, austeridad burocrática ajustada a la coyuntura económica del momento. Rubros que suman millones de pesos, y no son congruentes con un pueblo sumido en un gasto inatajable en los hogares, reaviva el inconformismo social, fraccionamiento democrático a consecuencia de un incendio fiscal que eclipsa la preocupante noticia de desabastecimiento de insumos y medicamentos que ya es innegable en el país. Abuso de autoridad con el que se busca cumplir con las deudas adquiridas en el estallido ciudadano por el gobierno Petro Urrego son una apuesta por el populismo filosófico, constitución de reformas en pro de cazar réditos políticos. Aptitud expansionista que busca trasladar una forma de concebir el poder y subyugar al pueblo en la pobreza y el caos que produce el saqueo monetario de los recursos de la nación.

Conflicto social que se desprende de las desigualdades propiciadas por la clase política contamina el actuar de la izquierda en el poder. Intereses personales están primando sobre los del colectivo ciudadano, despilfarro del erario en vanidades políticas no son más que un cheque abierto para oscuros personajes que buscan deambular en el tiempo sin considerar la situación económica y psicológica de las personas. Secreto a voces es que el gobierno del cambio desde el artilugio de la palabra oculta su limitación gestora para hacer frente a una crisis sin precedentes. Pérdidas inimaginables de dinero debería ser atajada para abordar planes de infraestructura y la descomposición social propiciada por banderas ideológicas. Respeto por las diferencias, la libertad, la propiedad privada y las instituciones públicas, son la base de un estado de derecho que requiere menos corrupción y gasto público, y más educación y unión para sacar el país adelante.


Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/andresbarriosr/

 

Andrés Barrios Rubio

PhD. en Contenidos de Comunicación en la Era Digital, Comunicador Social – Periodista. 23 años de experiencia laboral en el área del periodística, 20 en la investigación y docencia universitaria, y 10 en la dirección de proyectos académicos y profesionales. Experiencia en la gestión de proyectos, los medios de comunicación masiva, las TIC, el análisis de audiencias, la administración de actividades de docencia, investigación y proyección social, publicación de artículos académicos, blogs y podcasts.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.