Vamos para elecciones sin sabor ni gloria

Si nos equivocamos, vamos a llorar todos”


Escribo esta columna siendo domingo 6 de marzo de 2022. A una semana de las elecciones de Congreso y consultas para elegir candidatos presidenciales.

Mucho ha mejorado, pero muchas cosas malas se han mantenido:

  • La compra de votos continúa
  • El abstencionismo se mantiene
  • Mucha gente no sabe por quién va a votar
  • Muchos no saben quién es quien
  • Millones van a votar nuevamente contra Uribe y todo lo que él representa
  • Muchos van a votar alegando que lo van a hacer por “el menos peor” o “el menos malo”
  • Otros siguen cayendo en la trampa de la palabra “cambio”, usada en todas las elecciones como caballito de guerra y escudo para verse como renovadores de la política.
  • No faltan los escándalos en cada una de las campañas.
  • La violencia rodeaba a la jornada electoral y de un momento a otro se decretó el cese de hostilidades. Tal parece que a los del ELN les dio pena verse amigos de los uribistas.
  • Algunos muestran como valentía el hecho que le griten al candidato cando éste transita por la calle. Los argumentos fueron reemplazados por suposiciones, conjeturas, inferencias e insultos.
  • Hay una consulta que todos saben quien es el ganador. Lo que atrae de esa consulta, desafortunadamente, es si el candidato ganador va o no a cumplir su palabra con respecto al segundo.

Quiero resaltar que el ánimo electoral no es el mejor.

Puede haber manifestaciones de unos y otros, pero ya no convencen. No son realmente masivas. No son contundentes. Siguen acompañadas del tamal y la lechona. La desvergüenza y el hambre no se ha perdido.

Que uno lea en Twitter que una persona indica que es estudiada, trabajadora, independiente, no viciosa y otras cosas más es señal que quieren distinguirse de todos los faltos de estudio, trabajo, independencia y viciosos que van a votar en estas elecciones. Es significar que mucha, pero mucha gente vota sin conocimiento de causa y convicción. Eso no debiera estar pasando.

Que uno lea un hashtag indicando #CualquieraMenosPetro es indicativo de desespero.

Que uno lea que un “candidato es el menos peor” es indicativo de desesperanza.

Que uno vea a un columnista del Centro Democrático pidiendo que autoricen votar por una coalición donde no está su partido político, es muy diciente.

Que uno pueda señalar que hay mujeres que se destacan sobre otras debido a que están implicadas en escándalos, deja mucho que desear.

Los “independientes” siguen en su tarea de creerse los buenos y mejores; y buscan votos realizando las mismas prácticas politiqueras o esperando que la gente llegue a ellos como si fueran los elegidos.

Tenemos la sensación que vamos de guatemala para guatepeor.

Todo eso genera desazón. Nada de fe.

Todo eso genera tristeza. Nada de alegría

Lo que se percibe es deseos de ganar. De ganarle al otro. No más.

¿Quién realmente cree en su candidato?

Cuando la gente comience hablar de política e indique qué cree, de manera sustentada, en su candidato, podremos decir que estamos volviendo por el cauce de la civilización y la sana emoción.

Jorge Enrique Hernández

Abogado. Monteriano. Director de la página web Movilidad Total, en la cual publico blogs sobre Movilidad y Tránsito. Interesado en los temas políticos a su alcance. Candidato al Concejo Municipal de Montería.

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