Goodbye, Donald Trump

Tomada de: The Guardian

Ojalá nuestros líderes entiendan la responsabilidad histórica que tienen y construyan puentes para encontrarnos en lugar de trincheras para enfrentarnos.

Este 2020 lleno de paradojas le dejó a la humanidad un buen recuerdo: la salida de Trump de la Casa Blanca. Que por lo demás, sale en medio de una pataleta sin precedentes, mintiendo y tergiversando sin citar evidencia alguna, como de costumbre. Se va con la misma falta de gallardía con la que llegó y gobernó.

La victoria de Joe Biden y Kamala Harris sobre Trump deja mensajes muy poderosos para el mundo. Biden demostró que se puede hacer política con decencia y respeto, no jugó en la cancha del odio y la mentira aun cuando su contradictor trató de llevarlo a ella, enfrascándose en lanzar ataques personales contra él y su familia.

Por otra parte, en medio de un ambiente político dominado por hombres blancos, Biden eligió como fórmula vicepresidencial y como coequipera a una mujer, afro e hija de inmigrantes, ratificando la visión pluralista del partido que le apostó al primer presidente afro, y a una mujer como candidata presidencial en las elecciones anteriores.

Los demócratas encabezados por Biden y Harris llegan con la promesa de regresar al Acuerdo de Paris, a la OMS y a las demás instancias de cooperación internacional que Trump había abandonado, de trabajar para detener el calentamiento global, de apostarle a un sistema de salud universal de bajo costo, de escuchar a la ciencia, de implementar una política migratoria diferente, de luchar contra el racismo y contra todas las formas de discriminación, de imponer controles al porte de armas para detener las masacres, y finalmente, un punto clave para Colombia: de impulsar un cambio en la política de drogas.

Paralelamente a la elección presidencial, Arizona, Misisipi, Montana, Nueva Jersey y Dakota del Sur aprobaron el uso recreativo de la marihuana, Oregón además eliminó la pena de cárcel por la posesión de cocaína, heroína y metanfetaminas para consumo personal y Washington despenalizó el uso de hongos alucinógenos y otras sustancias psicodélicas. Ya son 15 los Estados que han despenalizado el uso recreativo de la marihuana desde el 2012.

Los demócratas fueron enfáticos durante toda la campaña en que en su gobierno cambiarían el enfoque criminal sobre las drogas por un enfoque de salud pública, abriendo la puerta a una política de drogas diferente a nivel federal. Con el triunfo de Biden y Harris nace una oportunidad de avanzar en la regulación de todas las sustancias, para acabar con la guerra contra las drogas y ponerle fin a la violencia que ha desatado el narcotráfico. Colombia tiene que entrar a esta discusión a nivel global y liderarla.

En estas elecciones ganó la evidencia sobre la especulación, la tolerancia sobre el odio, los principios sobre el todo vale, la gallardía sobre la arrogancia, el respeto sobre la agresión, la unión sobre la división, y la esperanza sobre el miedo que Trump vendió a los votantes. Joe Biden encarnó la antítesis de Trump: respetuoso de las instituciones, de la democracia y de la prensa libre, y defensor de la ciencia y la evidencia como guía para los gobiernos. Mientras Trump exigía que detuvieran el conteo de votos, Biden pedía que contaran hasta el último de ellos, mientras Trump alimentaba la división y el odio, Biden repetía la necesidad de unir al país y su promesa de gobernar para todos los estadounidenses y no solo para sus votantes.

Ojalá este sea el principio del fin de la ola de populistas autoritarios que ganaron elecciones por todo el planeta con discursos que incitaban al odio entre las personas. Que a la salida de Trump siga la de Bolsonaro, Maduro, Johnson, Ortega, Xi Jinping y demás; y que venga una etapa de líderes demócratas, que más allá de su ideología, sean respetuosos de las instituciones, y decididos a cooperar para enfrentar desafíos del siglo XXI como el cambio climático, la inequidad, y las pandemias.

La victoria de Biden vuelve a abrir el camino para los liderazgos serenos y decentes, los que se la juegan por la esperanza, la reconciliación, y por el respeto por los contradictores. Ojalá aprendamos de ello en Colombia, y que la próxima contienda presidencial no convierta al país en un campo de batalla, en donde los opuestos no son contradictores sino enemigos a los que hay que destruir a como dé lugar. Ojalá nuestros líderes entiendan la responsabilidad histórica que tienen y construyan puentes para encontrarnos en lugar de trincheras para enfrentarnos.

Al despacho oval llega un demócrata en todo el sentido de la palabra, y se va un embajador del odio, la discriminación, el autoritarismo y el machismo. Como le dirían sus compatriotas: goodbye, Donald Trump.

Esteban Jaramillo

Abogado, Master en Administración Pública de la University of Nottingham. Me apasiona la política, la literatura y la protección de la naturaleza. Transformarse uno mismo antes de transformar la sociedad.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.