El Renacimiento

“Haciendo pues, un primer resumen del sentido y valor del Renacimiento como movimiento espiritual, podemos decir que en cierto modo es el quicio central de la historia de la cultura occidental: ningún movimiento ha tenido una eficacia renovadora tan decisiva, quizá porque lo esencial de su mensaje era destacar la dimensión “renovadora” y original en el hombre, acentuando lo que en él, en cuanto hombre, podía ser principio de actividad autónoma. Pero lo más curioso -y también, la gran fuerza y la gran debilidad- del Renacimiento es que esta originalidad y esta nueva libertad se propugnaron a partir de un clasicismo, de la invocación a una cultura pretérita de magisterio perenne.” José María Valverde; Renacimiento; Diccionario Literario; Tomo I; Movimientos Espirituales; González Porto-Bompiani; Montaner y Simon S.A.; Pag. 472.

Creo conveniente resaltar que el Renacimiento es el volver a nacer de la cultura griega y romana. Volver a la arquitectura, a las letras (Ovidio, Platón, Aristóteles, Plauto, Juvenal, Sófocles, Eurípides, Homero, Tucídides, etc…), a la ingeniería de Arquímedes, al Derecho Romano y a la Filosofía Griega. El volver atrás para recapacitar, reinventar, rehacer.

Entre los grandes del Renacimiento enumero algunos: Miguel Angel, Leonardo, Rafael, Bramante, Brunelleschi, Caravaggio, Vasari, Garcilaso, Ronsard, Spenser, Camoens, Torcuato Tasso, Galileo, Giordano Bruno, Campanella, Guicciardini, Maquiavello, Verrochio, Cellini, Bellini, Occam, Pomponazzi, Bernini, Palladio, Montaigne, Paracelso, Fray Luis de Leon, Erasmo, Cisneros y tantos más.

Medellín, nuestra ciudad, fue tomada por los bárbaros similares a los bárbaros que la torcieron el pescuezo a la herencia griega y romana que habían hecho grande a la Europa. En forma similar a como el Renacimiento le dio la vuelta al oscurantismo de la edad media, nosotros, los ciudadanos de Medellín tenemos la posibilidad de doblar la página del oscurantismo en que nos ha sumido el aparecido de Quintero Calle.

Se nos viene encima ya un año electoral que permite a las Regiones (Departamentos y Municipios), en ejercicio de la autonomía consagrada en la Constitución Nacional, darle un timonazo a quienes desde el centro pretenden llevarnos por la Odisea a que fue sometido Ulises después de la guerra de Troya.

Así como el Renacimiento hizo un alto en el camino de la historia volviendo sobre el clasicismo sin que la historia lo juzgase como retroceso, sino como retroalimentación, rejuvenecimiento, así podemos los antioqueños volver a reconstruir nuestro futuro sobre las bases sólidas de que disponíamos y, juntos, todos, volver a redireccionar el rumbo de nuestra ciudad que es el corazón de nuestro departamento.

Tiene que haber una decisión, un alcalde y un gobernador cívicos, un renacentista que nos una, que vuelva a recuperar a las Empresas Públicas de Medellín y ahora a Hidroituango S.A.S. para que, desde la producción de la energía limpia de nuestras hidroeléctricas, generemos el desarrollo que necesita nuestro País.

Tiene que haber voluntad, de todos, de manera que, diseñemos unos mecanismos que permitan a través de unas encuestas, que, en fechas determinadas, escojamos quiénes serán nuestros candidatos para ser parte del Renacimiento de nuestra ciudad y nuestro Departamento.

Quienes no acepten esas reglas, deberán ser marginados de nuestros votos, porque no estamos en momentos de tacañerías, de orgullos, de personalismos. O juntos recuperamos nuestra ciudad y mantenemos nuestro departamento, o nos sumimos en la edad media de los bárbaros a que nos está llevando Quintero Calle y Gustavo Petro.


Otras columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/juliogonzalez/

Julio González Villa

Doctor en Derecho U. Externado de Colombia; Abogado UPB; Magíster Administración de EAFIT; Especialista Derecho Ambiental U. Externado y Derecho Administrativo y Comercial.

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