Sobre el lenguaje (IV): Sintaxis y semántica chomskianas

Alejandro Villamor Iglesias

El estudio de una lengua se divide en: la sintaxis, la semántica y la fonología. En un principio, el célebre lingüista y filósofo Noam Chomsky afirma que en una lengua lo esencial es la sintaxis, la forma; mientras que la semántica y la fonología serían componentes meramente interpretativos.

Inicialmente, en el estudio del componente sintáctico, Chomsky observó que la aparente forma de una oración no puede ser únicamente su propia estructura gramatical. Por ello, en una oración, Chomsky distingue su apariencia, como por ejemplo su grafía o su sonido, de su estructura subyacente. La apariencia de una oración se denomina estructura superficial, mientras que su forma subyacente se denomina estructura profunda. Estas estructuras se relacionan de manera que la estructura superficial es el resultado de someter la estructura profunda (estructura subyacente de la oración) a una o varias transformaciones de acuerdo con una serie de reglas. En concreto, las denominadas reglas de transformación. La estructura profunda es creada directamente por la propia gramática a través de unas reglas, llamadas reglas de estructura de frase.

Es importante tener en cuenta que existen oraciones en las cuales la estructura superficial y la estructura profunda coinciden, por lo que no se produce transformación alguna. Así como también existen oraciones donde la estructura profunda coincide, pero la estructura superficial es diferente. Por ejemplo, El libro fue quemado/Quemado fue el libro.

Asimismo, también hay oraciones con una misma estructura superficial, pero distinta estructura profunda. Esta clase de oraciones se denominan ambiguas. La primera oración, «Juan vio a Pedro enfadado», es un ejemplo de oración ambigua. En esta, a pesar de tener una apariencia o estructura superficial idéntica, yacen dos estructuras profundas distintas. La oración «Juan vio a Pedro enfadado» se puede interpretar de dos maneras diferentes: o Pedro estaba enfadado cuando Juan lo vio, o bien era Juan el que estaba enfadado cuando vio a Pedro.

Para explicar los casos de oraciones ambiguas como el precedente, es necesario tener en cuenta que Chomsky entiende la gramática como una especie de “máquina” que genera oraciones en distintas fases. Así, en vista de la distinción realizada anteriormente entre estructura superficial y estructura profunda, Chomsky distingue dentro de la sintaxis, o del componente sintáctico:

-El subcomponente de base, encargado de generar las estructuras profundas a partir de las reglas de estructura de frase. Estas reglas permiten que un símbolo categorial se desenvuelva en otra serie de símbolos. Para expresar los elementos que constituyen una oración, en un principio se realizaría la siguiente distinción: O→SN+SV (O se rescribe SN+SV) donde O significa `oración´, SN `sintagma nominal´ y SV `sintagma verbal´. A su vez, SN se podría rescribir, por ejemplo, como SN→No+GN  y el SV como SV→Aux+GV; y así sucesivamente hasta  llegar a los elementos terminales (las palabras concretas), componiendo de esta forma la oración.

-El subcomponente transformacional, encargado de transformar las estructuras profundas en superficiales o en variar las propias estructuras superficiales, a partir de las reglas transformacionales. Un ejemplo de variación de estructuras superficiales es la transformación de una oración en pasiva, como se hizo en el anterior ejemplo, en el cual un libro resultó quemado.

A partir de esta distinción, en la oración «Juan vio a Pedro enfadado» se podría observar la doble posible interpretación, si se tiene en cuenta la estructura profunda. La manera de representar esta distinción se realiza a través de una serie de transformaciones (básicamente de insertar, alterar o suprimir), a partir de las cuales se podrían originar dos nuevas oraciones a partir de la original. En este caso, la oración original sería «Juan vio a Pedro enfadado». Estas oraciones explicitarían el significado de cada posible interpretación de la ambigüedad (o era Juan el enfadado o era Pedro). De forma que, mediante estos pasos, se podría apreciar que la estructura profunda (representada, por ejemplo, por medio de árboles sintagmáticos) en cada oración derivada de la ambigua, es diferente. De esta manera se mostraría la diferencia que subyace en la oración «Juan vio a Pedro enfadado».

Con el ejemplo de la oración ambigua se pone de manifiesto lo dicho en un principio, que la sintaxis es lo generador y transformador, mientras que la semántica es simplemente interpretativa. Sin embargo, de las reglas de estructura de frase y las reglas transformacionales, que tienen sólo en cuenta la sintaxis, surge un problema: estas reglas permitirían la formación de oraciones como «el pienso come el perro». Desde un punto de vista sintáctico, y en virtud de las reglas de estructura de frase y las reglas transformacionales, «el pienso come el perro» es una oración bien formada. Sin embargo, desde la perspectiva semántica, este es un claro ejemplo de oración agramatical que carece de sentido. Si entendemos que la gramática debe ser un mecanismo capaz de generar un número ilimitado de oraciones gramaticalmente bien formadas, entonces la gramática debe poder excluir las oraciones agramaticales. La gramática debe poder impedir que oraciones como «el pienso come el perro» surjan desde la propia estructura profunda. Consecuentemente, la solución debe residir en el subcomponente de base, encargado de generar las estructuras profundas.

Con el objetivo de evitar oraciones agramaticales como «el pienso come el perro», surgen las reglas de subcategorización en el componente de base. Las reglas de subcategorización impiden la formación de determinadas oraciones que por la forma se podrían admitir, pero por el significado de las palabras no son correctas. Estas reglas de subcategorización deben precisar las características más esenciales de las piezas léxicas de una oración. Así, para la oración «el pienso come el perro», se debe indicar que: `pienso´ es «concreto» y que es «comible», `comer´ tan solo admite a seres «vivientes» como sujeto y a seres «comibles» como objeto y, por último, que perro es «viviente» y «animado». En virtud de esta categorización ontológica de las piezas léxicas de la oración «el pienso come el perro», se podría evitar su aparición porque no tendría sentido. Esto es así ya que, el pienso, debido a su significado, no podría comerse a un perro. La semántica, por tanto, determina que la gramaticalidad de las oraciones depende de la elección de la acepción adecuada de la palabra. De este modo, Chomsky tuvo que variar su consideración inicial de que la semántica es un elemento únicamente interpretativo. Una vez llegados a este punto, se realiza una división dentro del propio componente de base en:

-Un subcomponente categorial, consistente esencialmente en lo dicho en la anterior definición del subcomponente de base. Este subcomponente funciona a través de las reglas de reescritura, encargadas de representar la estructura profunda de una oración, descomponiendo un símbolo categorial en otros símbolos, hasta llegar a conceptos terminales (las palabras concretas):

O→SN+SV

SN→A+N

SV→V+SN

-Un subcomponente léxico, constituido por vocabulario (como «animado», «viviente», «humano»…) que precisa las categorías más esenciales de las piezas léxicas de una oración. Cada pieza léxica se representa con una matriz de rasgos distintivos.

En general, este último subcomponente léxico actuaría de tal manera que, en primer lugar, asignaría a los elementos de la estructura profunda de una oración una serie de posibles acepciones o significados dados por el propio diccionario. Posteriormente, a través de las reglas de proyección, se pone en relación cada acepción con el resto de palabras de la oración, con el fin de escoger la acepción adecuada al contexto. Finalmente, da la interpretación semántica correcta. Una forma de representación de este proceso es la matriz de rasgos de Katz-Fodor, una especie de árbol sintagmático que expresa la polisemia como en un análisis sintáctico.

La oración «el gato bebe la leche», estaría bien formada gramaticalmente desde la propia estructura profunda. Esto es así ya que cumple con las nuevas reglas de subcategorización. En virtud de que `gato´ es «viviente» y «animado», `leche´ es «bebible» y que `beber´ requiere de un sujeto «viviente» y un objeto «bebible». Es importante, para finalizar, tener en cuenta que Katz, en su estudio, también empleó el análisis de los componentes semánticos para explicar las relaciones de deducibilidad semántica. De manera que, de la oración «el gato bebe la leche» se podría deducir correctamente la oración «el animal bebe la leche».


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Alejandro Villamor Iglesias

Es graduado en Filosofía con premio extraordinario por la Universidad de Santiago de Compostela. Máster en Formación de Profesorado por la misma institución y Máster en Lógica y Filosofía de la Ciencia por la Universidad de Salamanca. Actualmente ejerce como profesor de Filosofía en Educación Secundaria en la Comunidad de Madrid.

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