Sobre diálogos casi irrealizables: reflexión sobre el conversatorio ‘La verdad del conflicto’

Estamos tan acostumbrados a los muertos, que nuestra historia no tiene fechas; sucede como en el plano de una sola guerra. Guerra que no se sabe cuándo comenzó y menos cuento puede terminar.

Alfredo Molano.


Ponernos en el lugar del otro y comprender sus motivos es una parte fundamental a la hora de sanar; aunque el conocer los motivos del otro no hace necesariamente hace menos dolorosos los resultados, nos permite tener una visión donde los monstruos pasan a ser humanos, con corazones y conciencias plenas. El conversatorio ‘La verdad del conflicto’ presentado en la Universidad Javeriana es una iniciativa innovadora que nos permite acércanos de manera más humana a dos de los personajes más importantes del conflicto armado, Rodrigo Londoño (alias Timochenko), y Salvatore Mancuso, exjefe paramilitar colombo italiano, ​ comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia.

El acercamiento nos permitió conocer de manera directa y emotiva motivaciones no antes conocidas de los actores, así como sus puntos de vista sobre la actualidad del acuerdo que para muchos no eran conocidos. En primer lugar, se empieza discutiendo sus roles en el conflicto, dando una pequeña introducción de su participación. Lo interesante de esto es que Mancuso comienza su interviniendo afirmando los horrores que cometió y diciendo que se encuentra brutalmente sentido por sus actos. Para muchos impactante, pero para mí sorprendente cómo una persona logró dejar de manera abrupta toda ideología y bando para, de forma tan vulnerable y directa, aceptar frente a una numerosa multitud que se había equivocado. En esta sociedad, donde para muchos el fin justifica los medios, es sumamente esperanzador que uno de los actores más violentos de la guerra en Colombia logre dar a conocer su arrepentimiento, quitándose toda razón de encima.

Posteriormente, el ex integrante del grupo armado FARC, Londoño, nos relata una desconocida versión del cuento que muchos conoces de cómo inició esta ex guerrilla. Londoño cuenta cómo los campesinos pidieron que la agresión cesara, mostrando y asegurando que la paz siempre fue una opción para el grupo. Sin embargo, los distintos ataques y encuentros dejaron heridas demasiado profundas. Menciona que la guerra deja pérdidas que a todos nos duelen, mostrando así que es un ejercicio donde, al final del día, nadie gana por completo.

Durante el conversatorio fueron evidentes ciertos puntos que son clave dentro del proceso que se está llevando a cabo; de esta forma, uno de ellos es que la verdad sana. Después de los testimonios, Mancuso confiesa que se sintió más ligero después de haber admitido lo que hizo ante los diferentes tribunales del país, comentando que fue luego de un proceso de autoconocimiento que permitió reconocer la gravedad de sus actos sin ningún filtro ideológico, mostrándole que el camino indicado para redimirse era el iniciar no solo un proceso de sinceridad con el país, sino con su familia y seres cercanos, un acto de valentía y muchísima humanidad. Normalmente, gracias a los vaivenes de la cultura estamos acostumbrados a ver a todo aquel que hace daño como un demonio, arrogante y con la única intención de generar heridas a diestra y siniestra; pero, ¿qué ocurre cuando el monstruo se arrepiente?, cuando deja a un lado su máscara y puede verse su lado más vulnerable.

Ahora, otro de los puntos más importantes a tratar es cómo el arrepentimiento impulsa a reparar. Nos cuentan ambos ponentes cómo el ver las consecuencias de sus actos les permitió comenzar a redimirse por medio del trabajo hacia las víctimas. Los dos se encuentran vinculados a labores sociales que reparan a víctimas directas del conflicto armado. Un momento importante fue cuando Mancuso mencionó que, por medio de dichas obras, esperaba de alguna forma redimirse; sin embargo, hace la aclaración que solamente es un intento por ello, ya que sabe que no lograra hacerlo del todo.

En fin, fue una jornada donde logró verse las caras más humanas y vulnerables de dos actores sumamente importantes durante el conflicto armado, permitiéndonos entender cómo detrás de las distintas fachadas y máscaras que la guerra exige tener, logramos encontrar seres con conciencias atormentadas por la barbaridad de sus actos. Pero, considero que la lección más importante entregada en el evento fue que existen diálogos que, por más difíciles y desgarradores que puedan parecer, son simplemente necesarios para el progreso y la sanación. De cierta forma algunas conversaciones sencillamente parecen imposibles, no obstante, son parte del engorroso camino que debe tomarse para lograr tener una nación en armonía, donde la historia no sea repetida y se pueda vivir en una paz duradera.


  Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/juandmm/

Juan David Muñoz Mejía

Curioso, imaginativo, melodramático y emocional. Además, Politólogo con opciones complementarias en Sociología y Filosofía de la Universidad Javeriana, especializado en derechos humanos, cooperación internacional y gestión de proyectos. También escritor aficionado y pensador de tiempo completo, con un interés particular en las novelas románticas y las series animadas. Finalmente, integrante del colectivo artístico y estudio de diseño Malabar, espacio donde crean piezas en serigrafía y demás técnicas.

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