Segunda carta a Gustavo Petro

En el año 2010, cuando yo era muy apasionado pero muy ingenuo, te escribí una carta que se hizo un poco mediática porque me la respondiste. (Te ofrezco excusas por tutearte, pero como sabes en, Antioquia, somos muy dados al vos y al tú, y la verdad sea dicha te siento muy cercano porque en los últimos años he leído bastante sobre tu trayectoria).

Para no hacerme muy largo, puedo resumir que, en la primera carta, por mi inmadurez política y por mi radicalismo de izquierda infantil, te reprochaba una foto, un abrazo, un diálogo con Juan Manuel Santos. Y te decía torpemente que te fueras del PDA por tus conversaciones con el oligarca de Santos. Tú me respondiste que simplemente estabas siendo coherente y me enseñabas que “solo el diálogo y el acuerdo construyen la paz y la democracia”. En ese momento no te entendí. Hoy una década después, comprendí por fin tu respuesta. Después, por unos años, me fui a conocer la Revolución de Chávez, pero esa es otra historia y en esta carta quiero ser breve.

Desde la pasada campaña presidencial, yo, me volví “petrista”, mis amigos se burlaban de mí, porque por muchos años yo fui muy cercano a Jorge Robledo y a Jorge Gómez; pero cuando en esa campaña Robledo le entregó el Polo a Fajardo yo sentí mucha decepción. Yo, por esta razón me salí pues del PDA, y desde entonces empecé a militar con el nuevo Partido Comunes. Esta última decisión me trajo muchos problemas, además por la estigmatización de la gente de derecha, yo, ratón de biblioteca, historiador amante de Bolívar que nunca había cogido un arma, a la larga también, era un extraño para los ex combatientes que firmaron la paz.

Gustavo con gran placer leí tu reciente autobiografía y me reafirmé en la identificación con tu actual propuesta para el país. Santos sigue siendo un oligarca, pero tuvo un gesto auténtico y valiente para hacer el Acuerdo de Paz, la decisión de Robledo de hacer migas con Fajardo me dolió mucho, porque sé que Fajardo es un neoliberal enemigo del pueblo, yo aun no entiendo por qué Robledo hizo eso, y lamento, la verdad, al verme alejado de Jorge Gómez un gran político antioqueño y magnífico amigo.

Como integrante del Partido Comunes y Consejero Político de una Comuna en Itagüí hago parte del Pacto Histórico en Itagüí y he seguido con mucha alegría esta tu nueva campaña para la presidencia.

Gustavo, parafraseando a Gaitán, tú ya no eres un individuo, tú eres un pueblo. Ahora retomo tu respuesta a mi primera carta, sobre el valor del diálogo y espero que el diálogo con algunos políticos liberales que en antaño era neoliberales, ahora se sumen al Pacto Histórico, pero, para que corrijan y con tu presidencia, y este nuevo proyecto, derrotemos por fin en Colombia al neoliberalismo y se construya la nación aplazada. La oportunidad que perdimos con el asesinato de Gaitán hoy revive en tu propuesta para el país.

Cuídate mucho, Gustavo, te ofrezco excusas por esa primera carta, pero entenderás que estaba muy joven y muy pendejo. Ahora, soy un historiador, ya más viejo y menos romántico, y te escribo para agradecerte por volvernos a dar la esperanza de que Colombia pueda ser distinta a lo que ha sido en estos dos siglos.

Con mucha admiración y afecto,

Frank David Bedoya Muñoz

Frank David Bedoya Muñoz

Frank David Bedoya Muñoz (Medellín, 1978) es historiador de la Universidad Nacional de Colombia y fundador de la Escuela Zaratustra. Fue formador político en la Empresa Socialista de Riego Río Tiznado en la República Bolivariana de Venezuela. Ha publicado “1815: Bolívar le escribe a Suramérica”, “Relatos de un intelectual malogrado” y “En lo alto de un barranco hay un caminito”, libro que reúne cinco relatos, un ensayo y dos conferencias sobre la vida y obra del Libertador Simón Bolívar. Actualmente es asesor en el Congreso de Colombia.

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