REFLEXIONES SOBRE LA FUNCIÓN POLICIAL

“El sentido de obligación para continuar está presente en todos nosotros. El deber de luchar es el deber de todos nosotros. Siento un llamado a ese deber”. Abraham Lincoln

El pasado 16 de Julio celebramos el Día del Policía y en ese orden, dada mi dedicación durante tantos años a la labor de formación policial me atrevo a realizar algunas reflexiones.

Tradicionalmente, el concepto de Policía se ha identificado con la idea del buen orden que debe observarse para el mejor gobierno de un Estado o un pueblo, cualquiera sea o fuere el tipo de régimen político. El criterio moderno señala que una institución policial debe desenvolverse, dentro de un ámbito constitucional y obedecer una reglamentación sabia y justa por ser una entidad que protege y ampara el derecho individual y colectivo y, en general, porque preserva el ordenamiento jurídico contra las causas que lo perturben.

El bienestar de una sociedad presupone, un orden público armonioso y efectivo, que equilibre la existencia individual y el bien común para una feliz convivencia, que es en todo caso y finalmente, responsabilidad directa de la función policial.

La principal función de la Policía, es entonces sin duda alguna, mantener el orden y la paz pública, así como el bienestar y tranquilidad de la comunidad, de allí que las nuevas exigencias que se plantean en cualquier país del mundo frente al incremento del índice delictivo, son las de constituir Policías más eficientes y en ese orden más tecnificadas, mas preventivas, capaces de asumir una función decisiva y trascendental: disminuir el índice delictivo y la violencia y que reine la paz en la comunidad.

El nuevo rol de la Policía, así entendido, no puede ser otro que el de comprender que debe existir un sentido profesional de avanzada en el cumplimiento de su trascendental función, que le demanda una formación más amplia y elevada para poder así erigirse como institución, directriz y coordinadora en todo el ámbito de su accionar frente al delito. Es por eso que el nivel del recurso humano, es el factor clave en el éxito de la policía. Su capacitación es fundamental, los venezolanos queremos contar con funcionarios cada día más comprometidos y responsables. Policías que aunque con sueldos cortos y jornadas agotadoras, en ambientes hostiles, estén cohesionados y conducidos por el honor, el respeto, la responsabilidad y la lealtad y de esta forma lleven a cabo su misión, porque su único norte debe ser brindarles seguridad a los ciudadanos de manera igualitaria y justa, y servirles siempre.

Quisiera destacar igualmente la labor de la mujer policía y no se trata simplemente de un problema de género, se trata que ponemos una vez más en evidencia que la mujer venezolana es aguerrida, comprometida y cumplidora en todas las áreas, afrontando todo tipo de responsabilidades: desde las que necesitan más sensibilidad y sentido humano, hasta las más arriesgadas y demandantes de valor personal. Así, la mujer venezolana es quien motoriza esta sociedad que tenemos, porque las mujeres somos mezcla de sensibilidad y coraje, luchas diarias y metas alcanzadas.

 Por tanto, es importante mencionar que las sociedades necesitan policías, porque la  realidad es que desde que el mundo es mundo, la ley se ha quebrantado, se quebranta y se seguirá quebrantando, y la sociedad no puede subsistir sino hay una fuerza coercitiva para imponer el orden, esto es, si no aparece una institución que por su autoridad obligue al conjunto a respetar los derechos ajenos y las codificaciones redactadas en bien de esa sociedad.

El reto del ejecutivo nacional, es el mejoramiento de sus recursos materiales y técnicos,  la modernización de los equipos de transmisiones y la dotación de los módulos y funcionarios, incrementar el número de unidades, el mejoramiento en la formación e igualmente la ampliación de la plantilla de funcionarios policiales. Una sana administración de los recursos es el camino para salir adelante airosos, administrar con criterio de escasez y apegados a la norma.

El reto y la lucha es grande, pero no por ello imposible de lograr. Profesionalizar aun más a nuestros funcionarios, dotar los módulos, incrementar y equipar las unidades de patrullaje, modernizar los sistemas de comunicación, los equipos de transmisiones, mejorar sus salarios y su seguridad social.  Una sana administración de los recursos económicos con los que se cuentan, generar procedimientos administrativos propios apegados a la norma, como entidad autónoma que es. Todo ello, son solo algunos de los temas que tenemos que seguir trabajando por mejorar, la excelencia en la calidad del servicio, brindando sensación de seguridad y confianza a la gente que es lo más importante, constituyéndose en garantes de los derechos ciudadanos.

El estado igualmente debe abordar el problema de la criminalidad con respeto a los Derechos Humanos, todo lo cual no es tarea sencilla, es necesario atender todos los componentes de la seguridad ciudadana (prevención, policía, justicia penal y sistema penitenciario), trabajando en equipo y en colaboración con todos los poderes públicos. Atacar las causas del fenómeno delictivo: ofrecer oportunidades a todos de mantenerse fuera de la criminalidad.  Porque la tranquilidad de los venezolanos está por encima de las diferencias políticas y partidistas: trabajar con todos en la solución del problema, y proteger a todos sin distinción es la tarea que tenemos por delante y el reto para la permanencia de las policías más cercanas al ciudadano.

Para que esto ocurra requerimos de un Estado, cuyo norte este enfocado a garantizar seguridad para el mayor número de habitantes. Un Estado unido, dentro del cual se fortalezca la confianza en las instituciones, por ser ésta una función tan importante y con tantas implicaciones, es necesario que los todos los órdenes de gobierno, se aboquen de manera coordinada a ella para fortalecer el Estado de Derecho y garantizar el bienestar de la mayoría.

Para alcanzar los objetivos de la Seguridad Pública, se necesita la actuación legal e imparcial de la autoridad municipal y de los cuerpos policíacos. El respeto a las instituciones de gobierno, debe prevalecer siempre, sembrar un clima  de confianza de la población para con la autoridad y el respeto a la corporación policial es algo que se gana a pulso con el accionar y el buen comportamiento en calle. La cooperación de la comunidad en el mantenimiento de la seguridad pública y la constante capacitación adecuada a los cuerpos policíacos, es también una misión ineludible de la entidad, gobierno local y comunidad, porque la seguridad y la prevención es tarea de todos.

Por eso la sabiduría popular llama al policía guardián del orden y la tranquilidad; defensor de los derechos inalienables de los ciudadanos; defensor de la propiedad y la vida; entre otros y así, sencilla y claramente, se definen las principales obligaciones que esta abnegada y callada profesión encarnada en el sentimiento de una noble misión: ¡servir a la comunidad, servir al prójimo, la vocación y reitero la felicidad que subyace en el placer de servir!

@mauxi1

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