Rector John Jairo Arboleda, ¿piensa usted renunciar a la rectoría de la UdeA?

Estimado rector John Jairo Arboleda, le dedico -nuevamente- un breve espacio en esta columna para hacer extensiva una pregunta que, en atención a la fuerza corrosiva que se incuba en la naturaleza volátil del rumor, hago de forma pública: ¿piensa usted renunciar a la rectoría de la Universidad de Antioquia?

Puede que en la presente columna solo este cayendo en la falsedad de airear un rumor que ya sea, por algún interés mezquino o por estrategia, algunos sectores dentro y fuera de la UdeA buscan posicionar. No sé si con la intención de mostrarlo a usted como un administrador débil y carente de liderazgo que en medio de la multicrisis que sigue hundiendo a la universidad -así la percepción tan errada como generalizada sea que “ya todo se resolvió”- deja un espacio abierto para que grupúsculos hambrientos de poder hagan sus cábalas.

Y vale aclarar, y eso usted lo conoce muy bien, que en ningún momento lo apoyé en la consulta previa a la designación. Y desde esta misma columna, entre aciertos y desaciertos, cuestioné -sin anónimos y sombras de mediopelo- su aspiración; en mayor medida, porque desconfío del ventajismo que percibo en la figura del “rector-candidato”. Pero bueno, eso ya es harina de otro costal. Usted ganó y su elección fue absolutamente legítima. Tan legítima que desde mi condición de institucionalista radical me distancié del llamado de aquellas sirenas que en su afán desmedido de poder empezaron a fraguar conspiraciones de escolares.

Así que, si usted renuncia, sin darle carga valorativa a una eventual motivación, no me sentiré como el tradicional elector defraudado. Ni más faltaba.

Pero si considero, en atención a lo que creo pertinente y necesario, que una renuncia de su parte no vendría al caso, especialmente porque al buscar un tercer periodo se comprometió a convertirse en un articulador para resolver una crisis que conoce muy bien, puesto que se fue ampliando y profundizando en sus décadas de experiencia administrativa. Aunque creo que sus esfuerzos en ese sentido, por lo que se puede ver en la cosa pública, no han sido estructuralmente efectivos; por un lado, porque el proyecto de reforma a la Ley 30 agoniza en el Congreso de la República ante la indiferencia del Gobierno del “Cambio”; y por el otro, porque el destino inmediato de la universidad quedó entrampado en un pulso político que desdibujó su perfil.

Tampoco es la primera vez que escuchó el rumor sobre su renuncia, recuerdo que en medio de la designación un colega me aseguró que usted solo buscaría ajustar un tercer periodo para asegurar una mejor mesada pensional. Es decir, que buscaba reelegirse con la firme certeza de una renuncia. Nunca le vi sentido a semejante apuesta de mezquindad personal. Tan poco sentido le vi que dicha aseveración nunca fue objeto de la más mínima atención en esta columna.

Pues bien, sin buscar hacerle un favor a nadie o si acaso investido con el disfraz de columnista mercenario -debo aclarar que nadie me manda a escribir o marca ritmo a mis columnas, por flojas o sólidas que sean- le extiendo una pregunta que por estos días muchos se hacen, algunos responden, y otros, más hambrientos de poder, calculan. Y lo hago porque amo a mi Alma Máter y sé que, en eso, en medio de las diferencias que podamos tener desde perspectivas generacionales diferentes, nos podemos encontrar. Siempre he tenido claro que la UdeA no es un rector.

Con una repuesta de dos letras se desactiva ipso facto un rumor que podría tomar más fuerza del merecido. Ya lo hizo usted el año pasado cuando desestimó ante algunos medios de comunicación aquella falsedad sobre el “cierre de la Universidad de Antioquia”, puede que el rumor sobre su hipotética renuncia no ocupe los titulares de esos mismos medios, pues resulta siendo algo más doméstico, pero tiene valor restarle impulso o, si es el caso, darle crédito. Es la extraordinaria tensión entre el silencio y la palabra.

Y eso, estimado rector John Jairo Arboleda, solo lo puede resolver usted.

Fredy Chaverra Colorado

Politólogo, UdeA. Magister en Ciencia Política. Asesor e investigador. Es colaborador de Las2orillas y columnista de los portales LaOrejaRoja y LaOtraVoz.

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