¿Qué viene después de la firma del TLC con China?

Ecuador ha dado un gran paso en su inserción en el mundo tras concretar la firma de un acuerdo de libre comercio con su principal socio comercial y segunda potencia económica mundial: China. Lo que se veía tan lejano y esquivo, ahora es una realidad gracias a la acción coordinada del Gobierno mediante el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca y los sectores productivos que en un tiempo inferior a un (1) año, y a través de varias rondas de negociación (presenciales y virtuales) permitirán afianzar la apertura comercial que el país decididamente ha apostado.

Al ser una economía dolarizada, el ingreso de divisas es fundamental, y acuerdos de estas características coadyuvan a un fortalecimiento del esquema monetario vigente en el Ecuador, con la ampliación de la oferta exportable y una mayor diversificación de mercados a los que pueden llegar nuestros productos, y que mejor aún si el acceso a estos es con aranceles del 0% en gran medida; de ahí la importancia de fomentar el crecimiento de nuestras exportaciones, no solo de las no petroleras (café, cacao, camarón, banano, entre otras), sino también apuntando a otros que están despertando un gran interés a nivel mundial, como es el caso de la pitahaya. A diciembre de 2022, nuestras exportaciones totales cerraron en unos 32.700 millones de dólares, siendo las no petroleras de aproximadamente 21.100 millones de dólares, mientras que las petroleras sumaron 11.600 millones de dólares. Si bien las exportaciones no petroleras han venido creciendo sostenidamente, cada vez lo hacen a un menor ritmo interanual, mientras que el crecimiento de las exportaciones petroleras se debe más a un incremento del precio de petróleo antes que por aumento de producción, pues la misma, por la falta de inversiones, ha venido disminuyendo; en los primeros dos (2) meses del año las exportaciones totales se ubicaron en 4.860 millones de dólares, siendo las no petroleras 3.570 millones de dólares y las petroleras 1.290 millones de dólares.

Por el lado de las importaciones, a 2022 cerraron, exactamente, en 30.333 millones de dólares, en tanto que en el bimestre enero/febrero de 2023 se registraron 4.595 millones de dólares. Esto trae consigo que nuestro país tenga una balanza comercial a cierre de 2022 de aproximadamente 2.325 millones de dólares y que en enero/febrero de este año se ubique en 267 millones de dólares.

La premisa del Gobierno actual es alcanzar, al cierre de su mandato, acuerdos comerciales con las principales economías del mundo, que representan cerca del 85% del comercio global (Canadá, China, Corea del Sur, los EEUU, y demás) y generarían cerca de cinco mil millones de dólares (USD$ 5.000) adicionales en exportaciones. Sin embargo, después del acuerdo comercial con China, ¿qué sigue? El gigante asiático pasa a ocupar el primer lugar como socio comercial del Ecuador, superando a los Estados Unidos, lo que conlleva a mejorar el acceso de nuestros productos a ese mercado para aprovechar sus potencialidades.

A pesar de que la balanza comercial con el país del dragón es negativa, esta ha venido disminuyendo paulatinamente, pasando de más de 3.000 millones de dólares a 460 millones en 2022; al año pasado, el 18% de nuestras exportaciones se dirigieron a ese mercado. Hay que tener presente que para 2022 las exportaciones no petroleras alcanzaron los 5.700 millones de dólares; esto es 2.082 millones más que el año previo, es decir, un incremento del 58 %. El Gobierno prevé así, un incremento de tres mil millones de dólares (USD$ 3.000) hasta 2030 por concepto de exportaciones. Sin duda, la parte comunicacional será fundamental para avanzar hacia la puesta en rigor del acuerdo comercial.

Ahora bien, posterior a la firma de cualquier acuerdo comercial, debe ratificarse en las instancias legislativas de cada país para que entre en vigencia. En el caso ecuatoriano, será importante que se comuniquen acertadamente (primer gran reto) los beneficios y el alcance del tratado, para que de este modo la ciudadanía en general entienda cómo este contribuirá a su bienestar, así como también aquellos sectores productivos que creen pueden afectarse por el mismo, comprendan que hay más de 800 productos excluidos del acuerdo por ser considerados altamente sensibles (textiles, parque automotriz y dispositivos metalmecánicos e industriales, especialmente) y que tenerlos si repercutiría negativamente sobre estos. Resulta importante destacar beneficios como:

  1. El desarrollar economía de escala para cubrir la alta demanda del país asiático, lo que traerá consigo creación e innovación en diversas industrias, con la finalidad de abaratar costos, así como también mejorar presentaciones y otros aspectos propios de los productos.
  2. El acceso a materias primas y bienes de capital a menor costo para mejorar la competitividad de nuestra producción en las distintas áreas, incrementando así las ventas. Esto implicará la creación de nuevas plazas de trabajo directas e indirectas, el atraer nuevas inversiones, entre otros.

Con lo ya dicho, perderían piso los detractores de la apertura comercial que están en algunos sectores de la sociedad, así como también en la Asamblea Nacional. Y es que el acuerdo comercial beneficiará a 99,6 % de la oferta exportable, cuya mitad ingresará a China sin aranceles de forma inmediata, como en el caso del atún, las sardinas, y demás, y otros productos tendrán una desgravación de aranceles progresiva en un lapso de hasta 20 años; por el lado chino, algunos productos que entrarán con un arancel del 0% serán los teléfonos celulares, los accesorios de computadora, las lámparas LED y los discos duros.

Un segundo reto es la realización de reformas que se vienen relegando en el país por la falta de consensos y voluntad política. Tales reformas incluyen la laboral, la de seguridad social y en materia de competitividad, que aliviarán la carga sobre las familias y los sectores económicos y productivos; en caso de no proponerse y ejecutarse, no aprovecharemos todo el potencial de este o cualquier acuerdo comercial en el futuro.

Finalmente, esperamos la madurez política en el Poder Legislativo para que el acuerdo sea analizado de forma técnica, y no bajo pasiones partidistas que poco o nada contribuyen al bienestar del Ecuador. El Gobierno no debe dar por sentado que el camino será fácil en esa instancia.


Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.

Jorge Calderón

Economista de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG). Magíster en Administración de Empresas de la Universidad Espíritu Santo (UEES) y master of Management de Tulane University (Nueva Orleans). Rector del Tecnológico Universitario Argos (Guayaquil Ecuador). Miembro del «Foro Libertad y Prosperidad» (Instituto Ecuatoriano de Economía Política), del Consejo Asesor Internacional de la ONG «Mujeres Líderes Políticas» (Capítulo Ecuador) y de la Junta Directiva del «Thomas Jefferson Institute for the Americas» de los Estados Unidos. Embajador de la ciudad de Guayaquil para Congresos y Convenciones por la Empresa Pública Municipal de Turismo de Guayaquil.

Empresario y consultor, se desempeña también como docente de posgrado de Escritura Académica, Análisis Económico Mundial y Metodología de la Investigación en diferentes universidades del Ecuador. Es además, analista y coach económico en varios medios de comunicación de su país y el mundo, y columnista permanente de la «Revista Comercio» de la Cámara de Comercio de Guayaquil y del «Diario Correo» (Machala Ecuador).

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