Pobres, marginados hasta de internet

Dice un refrán «en tiempos de crisis unos lloran y otros venden pañuelos». Una frase que nos quiere vender ese irrealista espíritu motivacional que nos inspira a seguir «transformándonos», a reinventarnos en tiempos de crisis, y aprovechar cada momento al máximo. Recordándonos que el que no progresa es porque no quiere. Si uno no sale de cuarentena con tres libros escritos, un mejor cuerpo, una buena relación con su familia, hablando arameo fluido y, un modelo realista del Arca de Noé; nunca faltó tiempo, faltó disciplina.

En este caso el gobierno nacional a través del Ministerio de Educación nos intenta motivar a nosotros los estudiantes a echarle ganas a los semestres virtuales. Como diría el estudiante de la Universidad del Norte que se burló del mensajero que entregaba los diplomas de graduación, «qué oso la gente que no puede pagar un buen internet, un buen computador y, un buen terapeuta online». ¡Tenemos que seguir adelante con la educación de «calidad» !

 

¿Qué importa si los estudiantes de derecho tienen que hacer audiencias virtuales pedagógicas en el país donde la justicia no ha logrado hacer que funcionen las reales? ¿Qué importa que los estudiantes de Ingeniería Civil tengan que hacer sus trabajos con materiales a la mano como decía el hombre de Art Attack». Los estudiantes de odontología pueden hacer sus prácticas en el consultorio de los SIMS. Y da igual que algunos estudiantes cancelen el semestre, quien  manda a esos  11 millones de colombianos a no vivir en la civilización.  Esa gente que quiere que el semestre no siga es porque no quieren meterle «ganas».

 

Lastimosamente esa es la perspectiva de muchas directivas y estudiantes sobre los semestres virtuales. Me recuerdan a la frase que nunca dijo Maquiavelo «el fin justifica los medios» y el fin es continuar con la supuesta educación de calidad en una era digital como lo hacen los grandes países líderes en el mundo.  Pero resulta que Colombia es un país donde un gran número de estudiantes dependen de los comedores universitarios, donde no se les da un trato digno a los profesores de cátedra y la falta de infraestructura en las universidades públicas es pan de cada dia. ¿Cómo queremos continuar de pie, si no nos hemos parado?

 

Son asesinos intelectuales los que quieren continuar la vida académica como si nada, sin empatía. Muchas personas no comen al día para poder estudiar en una universidad, tienen varios trabajos para poder pagar su matrícula. Ahora tienen el descaro de pedirles buena conexión, un buen computador y que descarguen Zoom con la horrenda excusa que no se puede parar el afán de graduar profesionales en un país donde no se tiene la menor idea cómo responder ante la inminente crisis económica.

 

No podemos seguir permitiendo que el privilegio nos ciegue. Muchas personas pueden tomar estas clases sin problema, antes con comodidad ya que estudiar mientras se toma una Club Colombia en piscina, o se piensa en el siguiente Tik Tok es delicioso, ¿y el resto? Que se joda me imagino.

 

Ya estamos cansados que nos recuerden que esto es una crisis sin precedentes, pero es que no actuamos como tal. Tenemos que bajarle tres rayas a nuestra hiperproductividad y pensar nuevas ideas para lograr un sistema que no excluya a una gran parte de los colombianos.

 

Para una solución estamos con bloqueo de escritor y un papel en blanco. Al fin de cuentas no existe un manual, pero si humanidad. Y si los estudiantes no nos manifestamos ante esto buscando que no afecte las finanzas de la universidad, la economía de los profesores, personal administrativo, personal de mantenimiento y los estudiantes mismos, va pasar lo mismo que se ve constantemente en la historia colombiana, un acto de opresión y la mayoría mirando para otro lado. Lo queramos ver o no, en esta historia los que lloran somos todos los estudiantes y nos quieren vender ladrillos por pañuelos.

Alejandro Villanueva

Soy estudiante de derecho de la Universidad Santo Tomas. Vivo en la ciudad de Floridablanca, Santander. Trabajo en producción musical, audiovisual, y algunas veces realizo eventos culturales en Santander. Realizo critica política a través de filminutos y fotografía. Mi objetivo en la escritura es que la gente lea lo que otros no están dispuestos a decirles