Dicen que las comparaciones son odiosas, pero en el sector público son más que necesarias y las llamamos mediciones. Una de esas mediciones es el índice de popularidad de los gobiernos. El negativo ranking es liderado por el conservador Andrés Pastrana.
César Gaviria, presidente entre 1990 y 1994, lograba salir de la Casa de Nariño con una favorabilidad del 53%; Ernesto Samper, salpicado por el famoso ‘proceso 8000’, saldría con un 30%; sin embargo, este fue superado por Andrés Pastrana con un 21%, lo que lo deja, hasta este momento, como el más impopular desde las mediciones. Lo de Álvaro Uribe es un fenómeno aparte con un 85% de aprobación en su mejor momento, Santos el segundo peor presidente con una favorabilidad final del 24% mientras que Duque cerró en un 33% al final de su gobierno.
El conservador Andrés Pastrana (1998 – 2002) sufría entonces los fracasos del proceso de paz con las FARC y la crisis económica del año 99. Sin embargo, hay indicadores que son mucho más reales que la percepción, uno de ellos muy de moda en esta semana es el IPC.
Recordemos, el IPC es un indicador que mide la variación de precios de una canasta de bienes y servicios representativos del consumo de los hogares del país. El IPC está diseñado para captar variaciones de precios de dichos bienes y servicios representativos del consumo final de los hogares del país, es decir, los incrementos de precio por unidad de producto. En palabras sencillas, el IPC nos ayuda a saber cuánto menos dura nuestro dinero cada año o qué tanto valor pierde.
Analizando entonces el mayor IPC de en la historia de Colombia se dio en el año 1990, siendo Virgilio Barco, presidente hasta el 7 de agosto de ese año, con un desafortunado 32.37%. Sus cuatro años de gobierno fueron lo peor para la economía colombiana, sumando un 110,75% de inflación. Hay que decir que la economía colombiana parecía un desastre total: Michelsen, 90,5%; Turbay, 105%; Gaviria, 97%; Samper, 75%.
Pero llegó el gobierno de Andrés Pastrana, y le dio un nuevo rumbo al país en materia económica, luego de recibir un desastre de país en este indicador, logró convertirse para su momento en el presidente de menor inflación, con el 32,72% en su cuatreño. Un gran logro del presidente conservador, quien sacó del abismo económico a este país, que iba por el camino que hoy vive Venezuela y que de nuevo nos amenaza. Y ni qué decir de los gobiernos de Álvaro Uribe, con un 21,32% en su primer gobierno, y con un histórico 18.53% en el segundo.
Ahora bien, Santos lo hizo bien en inflación durante su primer mandato, en gran medida por el impulso económico que había dejado el gobierno de Uribe, cerró en un también histórico 11,77%. Pero su segundo mandato fue un desastre, producto de sus malas decisiones en materia economía y nos llevó a un 19.79% en el cuatreño, perdiéndose lo logrado en la recuperación económica del país iniciada en el gobierno de Pastrana.
El gobierno de Iván Duque venía haciendo una gran labor, el IPC acumulado de 3 años al cierre del 2021 era del 11.03%, superando incluso efectos tan adversos como los de la pandemia, sin embargo las provocadas marchas sociales, los coletazos de la pandemia y la inflación mundial lo llevaron a cerrar por encima del 23%, ¿podrá Gustavo Petro ser un buen economista y reversar esta situación?
Al comparar la inflación con el aumento del salario mínimo, Virgilio Barco da número negativos: 6,65% perdieron los colombianos de poder adquisitivo; con César Gaviria perdieron el 4,57%; con Ernesto Samper los colombianos perdieron un 0,49%; solo hasta el gobierno de Andrés Pastrana, que parece entonces ser el que verdaderamente pensó en los colombianos pudieron ganar un 2,78 de poder adquisitivo, tendencia que continuaron y mejoraron los gobiernos de Uribe y Santos.
La historia ha sido cruel con Andrés Pastrana, quizás no fue tan mal presidente como lo dicen los índices de popularidad y fue un buen presidente como lo muestran dos indicadores económicos, si hoy nuestro sueldo no nos alcanza, debemos mirar y juzgar a los gobiernos liberales, durante los cuales se encareció la vida y no se compensó adecuadamente.
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