Necesitamos más empresas en la Antioquia rural para ser competitivos

José María Dávila Román

“En esta subregión, el municipio que registra mayor competitividad es Amagá, que tiene como principal actividad económica la minería de carbón”.


La semana pasada se publicó el primer Informe de Calidad de Vida de Antioquia liderado por Antioquia Cómo Vamos Lab. Una réplica a nivel departamental del Medellín Cómo Vamos con el fin de hacerle seguimiento y análisis a la calidad de vida de los antioqueños (ver informe completo aquí).

El informe destaca varios retos que tenemos como departamento: mejorar la calidad de la educación, el aprendizaje del inglés (El 73% de los estudiantes rurales de Antioquia no saben nada del idioma), la creación de empleo formal y la diversificación y creación de nuevos polos industriales en las subregiones para que las empresas no estén sólo en el Valle de Aburrá, que a pesar de ocupar sólo el 2% del territorio antioqueño, concentra el 61% de la población por la oferta de empleo. Del 15% que aporta Antioquia al PIB nacional el 10% se genera en Medellín y su área metropolitana.

De los 6,8 millones de habitantes de Antioquia, la mayoría, 4,1 millones, vive en el Valle de Aburrá. La gente se termina yendo a donde encuentra más oportunidades de trabajo, estudio y garantías en la prestación de servicios esenciales como los de salud. Situación que no se da en la mayoría de los municipios de Antioquia. El 85% de los municipios: 106 de 125 son de 5ta y 6ta categoría. No tienen mayor capacidad institucional y autonomía para ejecutar proyectos con alto impacto social.

El informe también destaca que a pesar de que el sector agropecuario utiliza el 51% del suelo de Antioquia, es el sector con la productividad laboral más baja. De hecho, su contribución al empleo ha disminuido 10% en los últimos 5 años; por el contrario, lo que más aporta al PIB y a la creación de empleos en Antioquia, son las actividades financieras, inmobiliarias, empresariales y comunicaciones que se concentran principalmente en la capital del departamento.

Esa es una de las razones de porqué subregiones como el suroeste antioqueño no han tenido crecimiento poblacional desde el 2005: al haber poca oferta de empleo el principal destino es la ciudad. Particularmente en el suroeste, el informe revela que es la subregión con mayor porcentaje de adultos mayores (mayores de 60) y menor cantidad de jóvenes (15 a 28 años). Buena parte de los adultos mayores se van a vivir a pequeños pueblos de la subregión para pasar la última etapa de su vida en un ambiente tranquilo, mientras que los jóvenes por lo general emigran a estudiar y/o trabajar.

A pesar de que el sector agropecuario no aparece como un gran generador de empleo, cabe reflexionar sobre la pertinencia de la propuesta del gobierno nacional de crear en el suroeste antioqueño un distrito agroecológico. Vistas las cifras del Informe de Calidad de Vida de Antioquia, este distrito, en lugar de generar nuevos empleos, terminaría por destruir buena parte de los que hoy se generan al cercenar actividades productivas como la minería ya que no podría continuar si esta idea se lleva a cabo.

Paradójicamente, en esta subregión, el municipio que registra mayor competitividad de acuerdo con el Índice Municipal de Competitividad de Antioquia -IMCA, es Amagá, con un nivel de competitividad medio y que tiene como principal actividad económica la minería de carbón. Los otros 22 municipios registran una competitividad de nivel medio – bajo.

Para ser competitivos, no sólo en el Área Metropolitana y el Oriente Antioqueño donde Medellín y Rionegro son los dos únicos municipios de Antioquia que registran un índice de competitividad alto, se debe fomentar y promover el asentamiento de diversas empresas en las distintas subregiones del departamento para que generen empleo formal y se vuelvan aliadas de los territorios. Así la población nativa no se verá obligada a irse de sus pueblos por falta de trabajo. De esta manera se reduce la población que hoy vive en el Valle de Aburrá que a su vez afecta el aire, la movilidad y la calidad de vida en general de los que viven en esta zona.

Crear nuevos polos industriales es un gana a gana tanto para los territorios, la población y las mismas empresas que pueden encontrar incentivos para asentarse en lugares descentralizados como se propone con los PDET (Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial) y ZOMAC (Zonas Más Afectadas por el Conflicto).     

No es prohibiendo actividades económicas como se logra mejorar la calidad de vida de las personas sino por el contrario generando condiciones para que cada vez haya más diversidad de actividades que actúen con responsabilidad y respeto por las normas.

La calidad de vida se logra con inclusión y fácil acceso a diversidad de oportunidades, no con exclusión y menos a la renuncia de las ventajas comparativas con los que cuentan los diversos municipios de las subregiones antioqueñas.

*El autor trabaja en el proyecto minero Quebradona.


Todas las columnas del autor en este enlace: José María Dávila Román

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

1 Comment

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.