Mucho gusto, soy Julian, soy depresivo

«Hay a quienes se les baja el azúcar y a quienes se nos baja la serotonina… «


Tenía yo dulces 24 años, iba ya por más de la mitad de mi pregrado, con un trabajo donde ganaba unas tres veces el salario mínimo, paralelamente tenía un negocio que emprendí donde generaba tres puestos de trabajo y arrendaba un local en una zona comercial estrato 5, recién había firmado las escrituras de un apartamento que compré en el oriente antioqueño y como cereza del pastel tenía una novia de envidiar que mi familia amaba; mi vida prometía.

Pero un día de la nada los niveles de serotonina en mi cerebro bajaron… de ahí en adelante todo fue una locura, me demoré en entender lo que pasaba, en un abrir y cerrar de ojos deje de ser yo y de construir mi camino, algo falló y todo se desmoronó sin resistencia de mi parte; era yo ahora sin saberlo una persona depresiva.

Renuncie a mi empleo, deje caer mi emprendimiento el cual eventualmente cerré, le terminé a aquella novia, me retiré haciendo el sexto semestre de contaduría pública, no terminé de pagar aquel apartamento que ni siquiera quise conocer ya construido y cobardemente intenté terminar prematuramente mi paso por este mundo.

Pero desde aquel hoyo logré tímida y discretamente pedir ayuda, aceptar que algo me pasaba, que no me encontraba bien, confesar ese episodio donde sucumbí a esa pulsión del tanatos.

Aquello no fue la bomba familiar, no lo quise así, traté el tema desde entonces hasta ahora en exclusividad con mi madre y mis psicólogos de la eps y universidad.

No fue rápido, no fue sencillo, no lo es aún hoy después de 4 años, no le contaré a usted señor lector voyerista mis recaídas, mis insomnios, mis luchas internas, ni cuántas lágrimas me salen antes de conciliar el sueño; no soy J Balvin publicando su depresión y con un robusto séquito detrás de él pendiente de su estado de ánimo y buscando mil maneras de mantenerlo arriba, creo que algo así me fastidiaría, pero está bien por él que puede atender así su salud mental y le funciona. Yo en cambio viví estos años en el miedo y la reserva, callando cada que el tema era tocado en una reunión de amigos, evadiendo respuestas a preguntas sobre por qué dejé mi vida como la conocían, tratando de construir una nueva, sacando adelante otra carrera y otro empleo totalmente diferente, medicándome y sufriendo los muchos efectos secundarios que iban desde pérdida del libido hasta náuseas y más depresión.

No le contaré cómo he logrado sobrellevar mi depresión ni dejar los medicamentos o qué es de mi vida ahora; esto para que por favor no me ponga nunca de ejemplo ni le recomiende este texto a nadie, no lo hago con tal fin, quiero acá solo gritar con letras lo que me he callado por años, he tomado la decisión de no ocultarlo más, no es esto un crimen, no es mi culpa, no lo contagio ni es algo anormal o motivo de vergüenza, al contrario, me enorgullezco mucho de llevar ya 14 meses de no consumir medicamentos para la depresión, de que en estos momentos entre una recaída y otra hay un lapso más prolongado, inclusive ahora mismo no recuerdo la última, y aunque han pasado momentos difíciles como la muerte de mi padre donde esperaba sufrir una recaída no ha sido así; mi viejo se fue sin saber los problemas mentales de su hijo, creo que fue lo mejor, pero sin duda hubiera tenido su apoyo y amor.

Probablemente nunca me le presenté a alguien como en el título de este escrito, ni llegaré de entrada contando mi diagnóstico, probablemente esto nunca se vaya, pero ahora pesará menos el vivir con él, porque si el tema se da lo contaré sin líos, entiendo ahora que no hay porque no normalizarlo, hay a quienes se les baja el azúcar y a quienes se nos baja la serotonina, es una enfermedad como cualquier otra, que no hay por qué tratar con tabú, ni hay que llamarla monstruo si no por su nombre. Depresión.

Julián Esteban Puerta Bolivar

Estudiante de derecho, amante a la política y las hamburguesas, defensor de las causas que cree justas, procrastinador, viviendo en honor a mi padre.
@yojulianp

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