Manuelito y su Amigo Fico

La reciente controversia en torno al exsecretario de Cultura de Medellín, Manuel Córdoba, o «Manuelito» como se le conoce en su círculo de amigos, ha puesto de manifiesto una serie de problemas que merecen una reflexión profunda por parte de la ciudadanía medellinense.

La exigida renuncia de Manuel Córdoba de su cargo, motivada por sus propias declaraciones sobre su falta de experiencia en el ámbito cultural, afirmando que «no conoce una biblioteca» y su designación por motivos de amistad con el alcalde, Federico Gutiérrez, ha generado una ola de críticas y cuestionamientos sobre la manera en que se está gestionando el gobierno local.

Su salida del cargo a un mes de posesionarse demostró falencias en el conocimiento de su cartera, además de presumir que su cercanía con el alcalde Gutiérrez, quien le dijo: «Manuelito, hazte ahí, yo sé que no tienes ni idea de temas culturales», era suficiente.

Resulta lamentable que en una sociedad que avanza hacia la meritocracia y la transparencia en la gestión pública, aún se presenten casos como el de Manuelito, donde la amistad y los favores políticos priman sobre el talento y la idoneidad para ocupar cargos de responsabilidad, más aún en una dependencia que sirve como tejedora social; además de manejar cerca de 550 mil millones en el último cuatrienio, y heredar los problemas que la alcaldía anterior dejo al sector cultural.

Esta situación no solo socava la confianza de la ciudadanía en sus líderes políticos, sino que también envía un mensaje desalentador a aquellos que esperan un cambio en las dinámicas administrativas de la ciudad.

Federico Gutiérrez, quien cuenta con un amplio respaldo popular tras ganar las elecciones con una abrumadora mayoría, tiene la responsabilidad de liderar con las voces de todos los sectores de la sociedad civil y popular. Sin embargo, sus acciones recientes generan dudas sobre su compromiso con la pluralidad y la participación ciudadana. Al parecer, la lealtad personal prevalece sobre el interés público, lo cual es preocupante para el futuro de la democracia local.

Por otro lado, es importante destacar que esta polémica no es un incidente aislado, sino que se enmarca en un contexto más amplio de desafíos y tensiones en la política medellinense. El primer mes y medio del gobierno de Federico Gutiérrez ha estado marcado por una serie de decisiones cuestionables y declaraciones polémicas de su bancada CREEMOS, a quienes se les cuestiona duramente por haber votado a favor del Personero de Quintero.

En este sentido, es fundamental que la sociedad antioqueña se mantenga vigilante y activa en la defensa de sus derechos y valores democráticos. La voz de la ciudadanía es la fuerza más poderosa para exigir transparencia en la gestión pública.

Con el control ciudadano a Daniel Quintero y todo su gobierno, se demostró que ya no tragamos sapos, como el exalcalde saliente.

Es hora de dejar claro que Medellín y Antioquia no están dispuestas a tolerar prácticas políticas arcaicas y clientelistas.

Llegó el momento de exigir a nuestros representantes que estén a la altura de las expectativas de la ciudadanía que votó el 29 de octubre para que sacaran la corrupción.

Aún están a tiempo de enmendar los errores, alcalde. La bandera de recuperar Medellín, hasta ahora no ha pasado de discursos y palabras bonitas. Necesitamos acciones concretas en sus formas de gobernar.

Que este mes sea para enderezar el camino y buscar nuevos horizontes. Medellín ya no está para cuentos.

Miguel Gutiérrez

Soy Miguel Gutiérrez, un ambientalista apasionado. Mi compromiso con la conservación se traduce en políticas sostenibles para un futuro más verde. Disfruto del debate político constructivo y tiro charco en San Rafa. También soy un ciclista explorando la ciudad y la naturaleza. Busco construir un mundo más justo y libre.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.