La “pausa” de AMLO con España: ¿Una ocurrencia personal o una una amenaza a la diplomacia?

«Deberían ofrecer hasta disculpa. No lo han hecho, no importa, pero vamos a entrar en una etapa nueva”.


El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sorprendió a todo el mundo cuando de manera inesperada señaló que las relaciones entre su gobierno y España deberían entrar en una “pausa”.

Nadie en su entorno cercano supo cómo interpretar esto. Ni la Secretaría de Relaciones Exteriores ni ningún otra entidad relacionada con la política exterior aclaró el asuntó. Tampoco lo hizo ningún funcionario de primer nivel; los legisladores de su partido o por lo menos, un comunicado de prensa oficial de presidencia que diera más pistas sobre esta “pausa”.

Pareciera que tomó a todos por sorpresa y que nadie sabía al respecto. Esto es lo que más extraña, ya que en otras ocasiones cuando AMLO ha declarado algo polémico, siempre hay alguien de su gobierno que rápidamente respalda lo dicho por el presidente con algún documento o datos. Pero ahora nada de eso.

Esta declaración y la falta de información oficial posterior, causó revuelo en el ámbito nacional e incluso en el propio gobierno español, ya que nadie sabía si la “pausa” para “darse un tiempo” e “ir más despacio” era una declaración de ruptura de relaciones o la preparación para algo similar en el futuro.

Incluso el propio canciller español, José Manuel Albares, reaccionó con perplejidad desde Lyon, Francia, donde asistió a una reunión de ministros europeos y solo atinó a decir que su equipo estaba “verificando cuáles habían sido exactamente las palabras de López Obrador», pero lo interpretó como una declaración de banqueta «en un contexto informal y a preguntas de los periodistas».

Pero no fueron unas declaraciones simples las que hizo López Obrador. Con un tono de nacionalismo histórico, pareciera que el mandatario mexicano tiene una fijación especial con los españoles y sobre todo con el pasado histórico de la conquista y los abusos de los europeos con los pueblos indígenas.

Casi 24 horas después de sus primeras declaraciones, en su conferencias de prensa matutina AMLO volvió a referirse a estos abusos. «Nos vieron como tierra de conquista» y advirtió que ya no se puede «saquear a México impunemente» e hizo referencia a ciertas empresas (Repsol, Iberdrola o OHL) que según sus palabras, fueron beneficiadas por los gobiernos anteriores al suyo.

Además agregó: «Deberían ofrecer hasta disculpa. No lo han hecho, no importa, pero vamos a entrar en una etapa nueva, despacio…» Aunque sí señaló que esto no es una ruptura total, sino solo “serenar la relación”.

Ya para entonces,  José Manuel Albares cambió el tono de sus declaraciones y fue mucho más duro con AMLO. «El Gobierno de España rechaza tajantemente las declaraciones injustificadas del presidente de México en estos últimos días», dijo el canciller.

Esto a pesar de que horas antes había mantenido comunicación con el canciller mexicano, Marcelo Ebrard tratando de encontrar una explicación del gobierno mexicano y aunque ambas partes dijeron que la plática fue en buenos términos, todo parece indicar que las palabras de AMLO van mucho más allá de solo unas declaraciones en entrevista “banquetera”.

Lo cierto es que el mensaje de AMLO no ayuda en nada a reducir las tensiones diplomáticas entre ambos países, que se han visto agravadas por la postura del presidente mexicano y más recientemente por la tardanza que tuvo el gobierno español en avalar al embajador de México en ese país.

Si algo ha demostrado López Obrador a lo largo de toda su vida política, es que sus declaraciones aunque algunas parezcan solo ocurrencias del momento, siempre son pensadas, calculadas y difícilmente se retracta de lo que dice.

Con estos antecedentes, es más probable que las relaciones con España empeoren, salvo que Marcelo Ebrard entre al quite y con el talento que tiene para la diplomacia, aligere el ambiente. Pero por lo visto ni siquiera él ha sabido cómo enfrentar esta crisis.

Daniel Higa Alquicira

Nací en México y estudié periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); me encanta el fútbol, la música, el cine, la literatura y los viajes. Además de un buen café, la cerveza, tequila y mezcal (puro sabor mexicano). También me encanta platicar con las personas y descubrir lo que piensan y lo que sienten. Soy un enamorado (y lo digo con todo el romanticismo posible) del poder que tienen los individuos para cambiar su entorno a través de acciones simples y que la mayoría de las veces, pasan desapercibidas. La tarea que me he propuesto es encontrarlas y hacerlas visibles.

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