Hay un dicho popular que dice que: “Dios los cría y ellos se juntan”. Pero en este caso podemos decir: “el socialismo los cría, y el terrorismo los junta”. Estamos hablando nada más y nada menos que de dos países con regímenes tiránicos que han hecho mucho daño: la República Bolivariana de Venezuela y la República Islámica de Irán. Estudiaremos las relaciones de dos regímenes terroristas.
¿Quiénes son ellos?
La República Bolivariana de Venezuela, desde el año 2007, proclamada por el entonces presidente de la república, Hugo Rafael Chávez Frías, pregonaba que el sistema dominante era el socialismo del siglo XXI (Fuente AQUÍ). El diseñador de ese proyecto es un profesor de origen alemán radicado en México, en la UNAM, llamado Heinz Dieterich Steffan; un nefasto proyecto de ingeniería social basado en los principios de El capital de Marx, junto con los adelantos de la Big Data y la computación de alto nivel para controlar a los ciudadanos por medio de la dictadura del proletariado; pero los antecedentes del modelo político-económico chavista se remontan hasta mediados de los 90’s cuando Chávez tenía como asesor a un oscuro personaje argentino, Norberto Ceresole, un filonazi, negacionista del “Holocausto”, totalmente pro-Palestina y relacionado con el atentado a la AMIA de 1994 en Buenos Aires, el cual se vincula con el gobierno de Irán. Ya en 1992 había defendido a Irán, acusando al Estado de Israel de ser el responsable del bombardeo a la embajada iraní; es también de un pensamiento profundamente antisemita y colectivista (Enlace AQUÍ).
A través del terrorismo, uno de los líderes del grupo “carapintadas”, Raúl de Sagastizabal, por las postrimerías de 1994, fue el enlace entre Ceresole y Chávez. Tuvieron una amistad y trabajaron juntos durante unos años, convirtiéndose en el mentor y guía del golpista venezolano. En esos tiempos de amistad, el autor argentino sacaría un libro llamado Caudillo Ejército Pueblo: La Venezuela del Comandante Chávez, que para muchos sería el panfleto que traería las bases doctrinales de la “revolución bolivariana”. Las líneas de la inteligencia militar en Venezuela cambiarían para siempre, ya que seguirían las ideas de este autor. Se propondría una oficina en Madrid, financiada por Irán, proyecto que nunca se llevó a cabo, especialmente a partir de la expulsión de Ceresole de Venezuela, por el lado “democrático” de la revolución misma y en gran parte proveniente de José Vicente Rangel. Sin embargo, antes de cortarse por completo la relación Ceresole-Chávez, ya el paradigma de un mundo multipolar que se opusiera al “imperialismo yanki”, se había instalado en la mentalidad del tirano venezolano, además de traer las fructíferas relaciones de la OPEP en el marco de la amistad con el país islámico (Fuente AQUÍ).
Ahora, un pequeño repaso para explicar quién es la otra hoja cortante de esta tijera: La República Islámica de Irán. Sin entrar en muchos detalles, para el año 1979 la República de Irán, bajo la guía de Mohammad Reza Pahleví, también llamado el Sha, el cual llevaba un gobierno pro-Occidente, republicano y democrático, sería derrocada por la revolución iraní de un clérigo chiita llamado Ruhollah Musavi Jomeiní, mejor conocido el Ayatolá Al-Jomeiní, por medio de facciones extremistas musulmanas, guerrilleros, y grupos civiles y democráticos, que en sus inicios obviamente fue un gobierno teocrático autoritario y antioccidental, otorgándole al líder el título de “guía de la revolución”. Desde ese momento existirían dos fuerzas militares que modelarían la inteligencia de ese país: Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), como el ejército oficial, y el grupo terrorista Hezbolá, comandado tanto por el gobierno de Irán como por facciones privadas libanesas. Según el autor experto en el conflicto Irán-Israel, Ely Karmon, estos son los principios doctrinales de esta organización:
- Apoyo a los opositores de los Estados Unidos como contrapeso para las presiones sobre el proyecto nuclear de Irán.
- Devolver el ataque a los Estados Unidos en su propio hemisferio y desestabilizar a sus gobiernos amigos.
- Aumentar la penetración política y económica iraní, y así permitir el desarrollo de una red de terrorismo y subversión regional contra los EEUU e Israel.
- Exportar la “revolución jomeinista” (Fuente AQUÍ).
Sin duda, los objetivos del país islámico no consisten en solo enfrentarse a su enemigo perenne que es el Estado de Israel, o influir en el Medio Oriente, sino atacar a Occidente –cristiano, valga decir– representado en los Estados Unidos. Por eso América Latina se convierte en el candidato idóneo para invadir cultural y militarmente, y crear ese soporte de poder en el nuevo mundo multipolar nacido de la caída de la URSS a finales del siglo XX.
Objetivo fundamental: Venezuela
Debido a su posición geoestratégica, por la fuerte colonia libanesa que se encuentra en la Isla de Margarita (específicamente en la población de Juan Griego) y los recursos petroleros, Venezuela se convertiría en objetivo fijo para la expansión del terrorismo islámico en la región. El primer antecedente registrado lo tenemos con lo que las agencias de inteligencias norteamericanas llamaron Operation Smokescreen, en la cual un conjunto de expatriados libaneses ayudó a infiltrarse a varios miembros de células del Hezbolá en la ciudad de Charlotte (Estado de Carolina del Norte en los Estados Unidos) durante 1992 y años venideros. A su vez, se hacía una triangulación con la población de Maicao en Colombia, frontera con el hermano país, para el contrabando de cigarrillos, armas y narcóticos, y operaba una radio clandestina para la proyección de los mensajes de su organización por esa vía; fue una operación que duró ocho años aproximadamente en ser desmantelada (Fuentes AQUÍ y AQUÍ).
El modus-operandi de estas células buscaba instalar comunidades chiitas en las siguientes zonas de libre comercio: Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay; Iquique en Chile; Isla de Margarita en Venezuela; y Panamá. Zonas donde algunos miembros de las comunidades, vinculados a Hezbolá por lazos sociales o familiares, se dedican al comercio ilegal, contrabando de mercancías, narcóticos y armas, y logran sobrevivir debido a la falta de control serio y de la corrupción de las autoridades locales.
Pero fue a partir del año 2005 que se oficializarían las relaciones estratégicas entre Venezuela e Irán, con la firma de tratados de cooperación entre los presidentes Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad. Desde esa época Chávez se convertiría en el principal apologista del terrorismo de Hezbolá. Durante la Guerra del Líbano de 2006, acusó a Israel de llevar a cabo su guerra defensiva “a la manera fascista de Hitler” (Fuente AQUÍ) estando en plena Operación Plomo Fundido (Conflicto de la Franja de Gaza de 2008-2009) hacia los ataques con cohetes de Hamás y su continua actividad terrorista contra sus ciudadanos; Chávez aceptó completamente la posición de Irán y cumplió con la demanda de Ahmadineyad de cortar las relaciones diplomáticas de Venezuela con Israel (Enlace AQUÍ).
Personajes claves y sus operaciones
Desde el año 2003, un oscuro personaje fue creciendo desde las sombras para poder hacer la infiltración iraní en Venezuela; hablamos de Tareck Zaidan El Aissami Maddah, que desde su puesto en la SAIME (Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería), y posteriormente bajo una larga procesión de cargos de alta relevancia en el gobierno chavista: gobernador del Estado Aragua, viceministro de Interior y Seguridad Pública, miembro del Parlamento, pasando por ser ministro de Interior y Justicia, después ministro de Petróleo, hasta llegar a ser vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela y vicepresidente del Área Económica del gobierno venezolano, logró hacer pasaportes falsos y cédulas fraudulentas que permitieron que personas pertenecientes a células terroristas de Hamás y Hezbolá se infiltraran por todo el continente (Fuentes AQUÍ y AQUÍ).
Durante años, Chávez tuvo reuniones constantes con los funcionarios del gobierno iraní, en especial con uno de los personajes más peligrosos de ese régimen musulmán: el general Mohammad Reza Nadqi, brigadier encargado de las milicias Basich, las cuales procuran mantener a raya la oposición al gobierno y cualquier disidencia no controlada. Así, a consecuencia de esas reuniones, fue moldeando el modelo de las milicias civiles que en un momento se llamaron los “círculos bolivarianos”, para pasar a llamarse los “colectivos bolivarianos”, donde mediante una estructura de obediencia directa a la Presidencia de la República, existía un Estado paralelo a la institucionalidad republicana representativa. El “poder comunal”, que a través de las asesorías con el general Nadqi, convertirían estos grupos de terroristas urbanos en el régimen de terror en el país bolivariano (Fuente AQUÍ).
Otro personaje clave en la relación entre Venezuela e Irán es el venezolano-libanés Ghazi Atef Nassereddine, socio del “súper ministro” El Aissami, que tuvo entre sus funciones hacerse cargo de negocios representando a Venezuela en Damasco (Siria) y fue consejero político en la embajada de Beirut (Líbano); fue también presidente del Centro Islámico Chiita de Caracas, fundado por un representante del gobierno de Irán. Se le imputan cargos desde 2008 por el Departamento del Tesoro de los Estado Unidos de coordinar los donantes de Hezbolá en varias partes del mundo desde la capital venezolana. Tan es así, que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus siglas en inglés) ha incautado información de cuentas bancarias de miembros de Hezbolá, además de tener en retención a Fawzi Kan’an, el cual organizaba diferentes viajes de diversas personalidades iraníes entre Caracas y Teherán, y quienes fueron castigados por la OFAC por sus operaciones terroristas (Fuentes AQUÍ y AQUÍ).
Uno de los más funestos personajes de la era post-Chávez en la relación con los iraníes es Adel El Zabayar, que ha sido acusado de narcoterrorismo, narcotráfico y tráfico de armas ilegales por la justicia de los Estados Unidos. Fue miembro parlamentario de la Asamblea Nacional de Venezuela, y desde esa posición, se alega que trabajó con el ahora presidente Nicolás Maduro y otros funcionarios chavistas en dirigir contrabando de cocaína junto a grupos terroristas. Según información provista por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, El Zabayar era intermediario del Cártel de los Soles (presunto cartel del narcotráfico manejado por la cúpula militar chavista en Venezuela), el cual, junto a Hezbolá, iba a buscar objetivos militares que fueran propiedad del “imperialismo yanki” en América Latina. Se le adjudica una negociación millonaria con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la intermediación hacia ese grupo de lanzacohetes antitanques pagados con cocaína (Fuentes AQUÍ y AQUÍ).
Uno de los casos más emblemáticos de la era Chávez y que fue callado por los medios, consistió en el intento de crear una organización islámica en los pueblos wayuu en Venezuela. El analista Gustavo Coronel denunció la existencia de la Autonomía Islámica Wayuu, grupo liderado por uno de los más fuertes cabecillas de Hezbolá en territorio americano y occidental, Teodoro Rafael Darnott, un autoafirmado defensor de una teocracia en Venezuela y el mundo. Su meta era bombardear sitios aliados o pertenecientes a Israel y los Estados Unidos. La cúspide de su proyecto fue con la Guerra del Líbano de 2006, donde tenía como objetivo militar la Embajada de los Estados Unidos en Caracas, operación frustrada por los organismos de seguridad. A partir de las manifestaciones de grupos judíos y norteamericanos, se puso preso a Darnott, que fue arrestado y sentenciado a 10 años de prisión (Fuente AQUÍ).
Si bien esta lista de sucesos presentados aquí no es exhaustiva, solo pudimos ver un puñado de personajes asociados a esta sombría alianza; se puede contemplar la naturaleza terrorista, tiránica y desestabilizadora que es.
Para finalizar vamos a mostrar hechos comprobados de ataques terroristas de Hezbolá (y por ende, del gobierno de Irán en el continente y el resto del mundo)…
Objetivos militares de Hezbolá en el mundo a lo largo del tiempo
- Estalló un autobús de turistas israelíes que llegaban al Aeropuerto de Burgas (Bulgaria), en julio de 2012, reconocido por Hezbolá como de su autoría (Fuente AQUÍ).
- Arresto en 2014 por parte de las autoridades peruanas, en Lima (Perú), de Mohammed Hamdar, quien tenía en su apartamento explosivos, detonadores y armas de todo tipo, además de mapas y fotos de lugares importantes de la ciudad que prueban los planes por hacer varios atentados en Lima y otras ciudades de Perú. El mismo admitió ser parte de Hezbolá.
- En el momento de la confesión de Hamdar, el señala a Salman Raouf Salman (alias Salman El Reda) como su jefe dentro de la organización Hezbolá. A Salman se le identifica dentro de los organismos de contraterrorismo como el organizador del atentado de la AMIA en Buenos Aires en 1994 (notificado al principio de esta columna). Por estas acciones, es objeto de una orden de detención (Red Notice en inglés) de Interpol. El Reda huyó de América del Sur después del atentado de la AMIA y ascendió en las filas de la Organización de Seguridad Exterior de Hezbolá donde su trabajo centró en el sudeste asiático y el subcontinente en mención (Fuente AQUÍ).
- En el año 2017, en La Paz (Bolivia), hubo una incautación de dos toneladas y media de materiales explosivos y un vehículo que iba ser utilizado como carro bomba. Se descubre que tenían objetivos en Perú, Chile y Bolivia para la desestabilización de la región (Fuente AQUÍ).
Conclusión
Después de este recorrido histórico por la República Islámica de Irán, a través de cómo el organismo terrorista Hezbolá ha penetrado al gobierno chavista de Venezuela y cómo sus acciones malignas se han difuminado en todo el continente y el resto del mundo, solo nos queda advertir que tenemos que rechazar totalmente estas dos tiranías creadoras de muerte, miseria y destrucción, señalándolas como Enemigas de la Sociedad Abierta. Es hora de conocer bien este entramado narcoterrorista y repudiarlo públicamente ¡Es un imperativo categórico!
Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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