Inés Arredondo: espacio y marginalidad

La narrativa de Inés Arredondo se caracteriza por la construcción de personajes en relatos singulares que van de lo enigmático a lo inquietante.a

La narrativa de Inés Arredondo se caracteriza por la construcción de personajes en relatos singulares que van de lo enigmático a lo inquietante. Los textos no vacilan en recrear universos complejos en aspectos cotidianos que retoman la marginalidad en la trama, en una compleja red de relaciones entre sensaciones y lugares, en tanto hechos e ideas evocan.

La obra de Inés Arredondo entra en un diálogo constante con una multiplicidad social que se expresa en elementos literarios que recrean aconteceres simples: “Esperaba mi camión en la parada de siempre” (Arredondo, 1979, p. 159), que se desenvuelven en el dramatismo hasta dar lugar al juego en el que el relato fluye: “Y cuando ella se bajó y la vio perderse por las calles vulgares, no deseó volver a encontrarla ni amarla” (Arredondo, 1979, p. 162).  Así, entre el escenario más procaz u ordinario, que adquiere posición importante en razón de la historia, es que los personajes literarios compaginan, en tanto son procaces u ordinarios.

Lo marginal en la literatura es un acontecer de medios y formas que expresan su relación interna en vista de un claro despojo de sí, que se sitúa en lo grotesco y por el que se sumerge en la pérdida y locura como en el rechazo: “No puedo tener una cara porque nunca ninguno me reconoció ni lo hará jamás” (Arredondo, 1979, p. 170), como la muestra de seres anormales, defectuosos: “El mendigo más viejo estaba a unos pasos de él…”, es así que, en la medida de su construcción literaria, los rasgos identitarios de lo contiguo, es provisto de una trama atípica en escenarios comunes: “He vivido muchos años sola, en esta misma casa, una vida cruel y exquisita. Es eso lo que quiero contar: la crueldad”.

Leer a Inés Arredondo se convierte en una aproximación a un lenguaje que remite a elementos reales, recreados, que aproximan; bien lo señala García Barrientos (1998): “Lo que parece indudable es que la conexión entre literatura y realidad está hondamente arraigada en individuos, sociedades y culturas a lo largo de la historia.” (p. 33) y a partir de ello, es que la producción literaria es inherente a su acontecer y contexto: “Es en la realidad, en una realidad socializada, que el texto recoge sus materiales, y estos materiales entran en él cargados de una memoria del mundo.” (García, 1985, p. 11).

Leer a Arredondo es conocer una realidad abstraída, hundida en la inquietud, recreada, que va de lo simple a lo trágico, que arremete contra lo ordinario en personajes que poco tienen que ver con lo normativo, ajenos ellos, en tramas ajenas, con espacios narrativos propios.

 

 

 

 

 

David Álvarez Vázquez

David Álvarez (Querétaro, 1990). Estudiante de licenciatura en Sociología de la Universidad Autónoma de Querétaro. Ponente en distintos congresos estatales, nacionales e internacionales de arte y literatura. Actualmente es director editorial de la Revista Voz Zero, asistente editorial de la revista Academus, columnista en la revista Morbífica y gestor cultural en Proyecto Cultura UAQ.

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