Indigentes con Tapabocas

La pandemia y la cuarentena, se nos enseña, han “destapado” las desiguales e injusticias de la sociedad colombiana, con esto, nos dicen los señores dueños de la mal llamada “opinión pública nacional” que necesitaron una crisis así para darse cuenta de que en Colombia hay gente (la mayoría) que no vive, sino que sobrevive. Reducidos a un estado casi de animalidad por el sistema de desigualdad nacional, los pobres en este país viven buscando la comida día a día, eso es lo que significa, precisamente, vivir del diario.

Más que ocultos, estos problemas fueron naturalizados. La desigualdad social se les aparece a las clases dominantes como algo de la naturaleza, que hizo a unos perezosos y a otros laboriosos emprendedores, cuando no como la voluntad misteriosa de dios. Les ha parecido natural que la gente subsista de trabajar en los buses, en los semáforos, en la calle. Tienen la sensibilidad y el pensamiento tan anestesiados por su interés de clase que no pueden sentir, en grado alguno, como propio el sufrimiento del otro, ni entender que las causas de dicho sufrimiento son sociales y no libre elección de los pobres.

Largas notas en los noticieros sobre los magnánimos y nobles los empresarios que no despiden en época de pandemia a los trabajadores que los hicieron ricos, para luego narrar con detalles el sufrimiento de los pobrecitos patrones y animar al gobierno a que los salve de la crisis, pero no por ellos, sino por sus pobres empleados, porque salvar a los patrones es salvar a los que dependen de ellos, pues la única razón de existir que tienen los trabajadores es producir para sus jefes, por eso una política que proteja a los asalariados les parece impensable.

A la desigualdad social han propuesto responder con solidaridad, pero lo que aquella opinión pública llama solidaridad, es en realidad una transacción mercantil basada en el interés particular: paguemos a los pobres para que no salgan a robarnos o, en el peor de los casos, a enfermarnos. Una de las mayores monstruosidades que ha dado la cuarentena la he visto en Medellín, desde donde escribo: los indigentes con tapabocas. Deambulan por las calles buscando la sobrevivencia, los han obligado a usar una mascarilla que ni les importa, ni pueden usar salubremente, ni entienden cómo ponerse. Lo que presenta el Estado como una preocupación cristiana por la salud de aquellos que nombra con el eufemismo de “habitantes de la calle” es, en realidad, un acto de instrumentalización, la reducción de seres humanos a medios para los fines de otro: no nos importa (ni hoy ni antes) que vivas en la calle, ni el abandono de tu familia, ni tu hambre, ni que duermas bajo un puente, pero nos importa que no te contagies para que no nos contagies a nosotros. El tapabocas en aquellos que han sido desechados por la sociedad no los protege de nada que no hayan sufrido, sólo protege a los que agencian el sistema que los desechó.

En Medellín han querido tapar el infierno social con la cosmética de la ciudad más innovadora, valle del software. Adriana Upegui sobrevivía vendiendo tintos en el parque de Berrío, sin “solidaridad” suficiente en la crisis, cazada frecuentemente por la policía al intentar trabajar y atormentada por la necesidad se suicidó, madre de dos hijos que, entre la eterna primavera y el eterno descanso escogió lo segundo.

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La compañera Luz Adriana Upegui, una de las más de 400 tinteras que trabajan en Parque Berrío se quitó la vida hoy, ante el desespero por la situación tan agobiante que vivía con la cuarentena y la represión del Estado cuando salía a trabajar. Los compañeros de la Red de Apoyo Popular hace unos días grabamos este video en el que ella hacía la denuncia de los atropellos de la policía hacia las compañeras tinteras de Parque Berrío. Esta muerte es también culpa del estado, por someter al pueblo a vivir en esas condiciones y esa persecusión a los que se la rebuscan día a día para ganarse su pan. *¡Exigimos que permitan trabajar a las compañeras de Asotintos y todos los trabajadores informales del país! ¡Justicia para Adriana! ¡No más represión, respeto al vendedor!*

Posted by Prensa Estudiantil on Saturday, June 6, 2020

 

#ATENCIÓN #Medellín #SeSuicidó jóven vendedora de tintos. Abusos, amenazas de comparendos y la difícil situación económica la llevo esta situación.La Familia de la Calle, Que dice Daniel Quintero Calle

Posted by Paro Nacional Antioquia Medellín – Movimiento Social E-24 on Monday, June 8, 2020

 

Con ayuda de la pandemia, los defensores de la economía del despojo, o neoliberal, tienen el mérito de haber descubierto lo que siempre estuvo  frente a ellos: la desigualdad social.

Robinsón Arenas

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