HÚMEDO


Mujeres para pensar


I.

Quiero evitar que te extraño
Ausencia muda que me consume
Entre mis dedos como agua se va el tiempo
Añorando lo que nunca tuve

Quiero descansar de ser el reto
Y poder expresar el abrazo que siento
Parar el afán unos minutos
Secando el sudor de los dolores que se pretenden versos

Quiero un día en el que no esté huyendo
Quizá una mirada que susurre un «te entiendo»
Observar las palabras vencer mi angustia
Aceptar el momento al que pertenezco

Quiero sonreír
La tranquilidad de estar completo
Respirar mi oportunidad
Respetar que estoy aprendiendo

 

II.

Quisiera no desearte en un beso ajeno
Y olvidar esta distancia que me congela el pecho
Concluir con el sol, el duelo
Soltar mi alma para las nubes en un alegre vuelo

Quisiera no quererte, desespero
Y sentir la seguridad de las aves en el cielo
Trastocar en una poesía el sufrimiento
Abrazarte en la intimidad del hogar que nos hacemos

Quisiera no llorar más, devastado sin consuelo
Posar sobre tu boca, sabernos alimento
Bañar el miedo en un río afluente como tu cuerpo
Acallar mi mente para que me piense tu aliento

Quisiera asaltar un verbo
Irrumpir la duda y completarme las piezas en amor sincero
Encontrar en la paz, el coincidir de los sueños
Mirarte una vez más, luz de este cariño preso

III.

Quiero naufragar en tus ojos y ahogarme en tus brazos, mojar cada milímetro de mi cuerpo en el océano de tus labios, y terminar por hacerme agua sobre tu piel sintiendo como tu lengua me está navegando.

Perdona mi deseo, que es tempestad entre dos barcos lejanos, pero se hacen rayos mis palabras para alumbrar con sus ráfagas un puerto que está esperando, donde reposa un momento que puede inmortalizarnos.

Y vuelve a las nubes como lágrimas el miedo que evapora este querer condensado, y no contengo lloverme con las ganas de escribirte, te hice, porque no te estoy tocando.

 

María Mercedes Frank

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