¡HAY festivales, turismo y basura!

Me han invitado a escribir y estoy feliz. Cada vez son más las ideas que fluyen en la Atenas del Suroeste a través de diferentes medios, de comunicación y de interacción social, sobre las realidades de nuestro amado municipio. Una realidad que permite que propios y visitantes se enteren de aconteceres, opiniones e ideas que nos orientan nuestro desarrollo territorial.


Precisamente, y hablando de ideas, nuestro paraíso acaba de vivir una de esas fiestas que permiten que la ciencia, la literatura, la música, el deporte y el arte se conviertan en una experiencia para dialogar y aprender de temas relevantes para nuestra sociedad, como lo son el desarrollo territorial, la sostenibilidad, las emociones, la historia, entre otros. Un evento cultural que va de la mano con un acervo histórico que se engalana entre verdes montañas.

En términos económicos, el HAY FESTIVAL es un escenario que dinamiza el turismo municipal, generando ocupaciones del 100% de la capacidad hotelera de Jericó, con visitantes de un poder adquisitivo interesante a ojos de consumo en los establecimientos comerciales jericoanos. Hoteles, almacenes, bares, cafés, restaurantes y demás, hacen parte del conjunto de beneficiarios de estos eventos que promueven que el suroeste antioqueño se vista de cultura.

Esencialmente es la cultura lo que nos ubica en un escenario un poco más trágico en este ambiente de consumo turístico. Ya hemos mencionado en otras ocasiones que el derecho del turismo se circunscribe con el derecho del consumo y éste, a su vez, está cobijado por el derecho ambiental considerando los impactos que genera en los recursos naturales de los territorios el ejercicio del turismo. De acuerdo con las cifras entregadas por la Dirección de Turismo municipal y Empresas Públicas de Jericó -EEPPJ-, a nuestro municipio llegaron cerca de seis mil ochocientos (6800) visitantes durante los tres días de Hay Festival, que generaron 8.5 toneladas de residuos sólidos. ¡Si señores, 8500 kilos de basura!

La crisis ambiental y sanitaria no sólo es de Jericó. Es una crisis generalizada en el país que parte de la incultura ciudadana y de Planes de Gestión Integral de Residuos Sólidos que no responden a los contextos económicos, sociales y ambientales de los municipios, generando la disminución acelerada en la vida útil de los rellenos sanitarios. Una jurisdicción como la de CORANTIOQUIA, por ejemplo, cuenta con ochenta (80) municipios y treinta y tres (33) rellenos sanitarios, de los cuales veinte (20) están por debajo de una vida útil de 1.5 años o ya cumplieron su ciclo.

El turismo de cultura con incultura es y será un lunar negro en el ejercicio del derecho del turismo, sin dejar de lado que es un autoatentado y un salto a deberes legales del ejercicio del consumo como “cumplir con las normas sobre reciclaje y disposición de desechos de bienes consumidos”. El propio código ético mundial para el turismo expone que el turismo es un instrumento de desarrollo personal y colectivo, que es factor de enriquecimiento del patrimonio cultural de la humanidad, pero sobre todo que es factor de desarrollo sostenible.

La aplicación de conceptos de responsabilidad para la reducción en la generación de residuos sólidos, la separación en la fuente y la correcta disposición deben estar más arraigados al ejercicio turístico, especialmente en aquellos destinos que representan patrimonio y, paralelamente, vulnerabilidad social y ambiental.

Para las pequeñas empresas operadoras de servicios de aseo en municipios como Jericó, la falta de planeación y de incorporación de costos de gestión de residuos sólidos en eventos culturales o de turismo masivo, hace que se afecten recursos naturales, además de presupuestos financieros y de operación que van en detrimento de patrimonios generalmente municipales. No sólo es el costo de disponer ocho toneladas y media de residuos más. La disposición también acarrea costos para EEPPJ donde deben incluirse la recolección, el combustible necesario para ir y volver hasta el Relleno Sanitario La Pradera, peajes, salario del conductor del carro compactador y desgaste mecánico del vehículo.

La tarea está puesta para todos. La promoción del turismo y la cultura hace parte de los ejercicios de desarrollo para los territorios, requiriendo de una planeación con una óptica más amplia en los elementos de consumo y consecuencias del mismo, además de procesos de culturización ciudadana que eviten que después de cada evento o festividad queden los escenarios llenos de residuos.

Esperamos que en la agenda turística y cultural siga fortaleciéndose en nuestros territorios, pero también esperamos que con el incremento de turistas incremente la cultura del consumo sostenible y responsable. Esperamos que en el próximo evento cultural, religioso o tradicional se tengan en cuenta los recursos presupuestales necesarios para la Gestión de Residuos Sólidos generados en cada uno de ellos para que no sólo sean las ideas las que nos unan sino también las acciones.

Del turismo y la cultura podemos vivir, pero con el turismo y la incultura podemos acabar con los recursos naturales que hoy son atractivo de locales y visitantes. En los eventos de cultura debemos aprender a ser más cultos.

 

Felipe Correa Correal

Abogado - Consultor en Gestión Ambiental y Producción Más Limpia. Jericoano.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.