Falta un mes para la primera vuelta de las elecciones. Entramos ya en la recta final de la campaña, aunque hay que advertir que durante los períodos electorales una semana es una eternidad. Sin embargo, algunas cosas ya están claras.
Las consultas interpartidistas se consolidaron y se han convertido en una primera vuelta de hecho en el proceso electoral. De nuevo, como en el 2018, quienes no participaron en ellas quedaron en abierta desventaja, por la cobertura de los medios y la atención de la opinión, en relación con los ganadores de las mismas.
El presidente estará entre Gutiérrez y Petro. En primera vuelta recogen el 75% de quienes sí votarán por algún candidato. El “centro» y la “centro izquierda” se diluyeron por una combinación de cuatro factores: los errores y peleas internas en la Coalición de la Esperanza; la tradicional tibieza y la ausencia de posiciones claras y definidas de parte de Fajardo; la invisibilización de Rodolfo Hernández durante varias semanas por no participar en las consultas interpartidistas de marzo y, como suele ocurrir, la inevitable polarización propia de todas las elecciones.
Como consecuencia, la «remontada» de Fajardo es imposible. Como lo es la unión con Rodolfo Hernández. Aunque mucho se haya hablado de esa alianza, no resultaría lógico que el exalcalde de Bucaramanga apoye al exgobernador ahora que lo duplica en intención de voto. Por el otro lado, no hay camino jurídico para que Fajardo apoye a Hernández. La ley ordena que quienes participen en consultas internas o interpartidistas cuyos gastos sean cubiertos por el Estado deben ir hasta las elecciones, so pena de tener que pagar fuertes multas. Esa fue la razón por la cual Humberto de la Calle, que había sido ganador de una consulta interna en el partido Liberal que, por cierto, nos costó una fortuna a los colombianos, tuvo que dejarse contar en la primera vuelta del 2018. Y será el motivo para que pase lo mismo ahora con Fajardo. Por rico que sea, Hernández no sacará de su bolsillo miles de millones de pesos para pagar la multa sabiendo que sus posibilidades de ganar la presidencia son nulas.
La sorpresa de estas elecciones es Enrique Gómez. Aunque la polarización le impedirá tener votación copiosa, llegó para quedarse. Habla con contundencia y sin miedo, tiene propuestas argumentadas, no es políticamente correcto.
Y ahora las incertidumbres: la elección está lejos de estar definida y será muy cerrada. La encuesta Colombia Opina de Invamer conocida esta semana, que cubre 67 municipios, es presencial y en relación con otras tiene la ventaja de su periodicidad (van 11), que hace posible la mirada comparada, muestra a Petro perdiendo un punto en primera vuelta y a Fico multiplicándose por tres y creciendo 18 puntos. En segunda, Petro aún gana, pero viene bajando del 65,3% en agosto del año pasado a 58,8% en febrero y ahora a 52,4%. Gutiérrez, en cambio, pasa del 36,3% hace dos meses al 45,4% hoy.
La disminución del apoyo a la izquierda radical y el crecimiento del exalcalde de Medellín se ve en todos los frentes. Regionalmente, Petro está perdiendo espacios en todas las zonas. En la Suroccidental baja del 80,3 al 69,9%, en Bogotá del 64,3 al 53,8% y en el Caribe del 65,2 al 63%, y pierde en la zona cafetera 70,1 para Fico y 29,5% para él y en la centro oriental 51,2 a 43,4%.
Baja también en todos los estratos. En el 1 y 2 del 61,2 al 53,8%, en el 3 del 50,4 al 48,6% y en los altos de 62,9 al 49,2%. Y también pierde apoyo en todos los grupos de edades menos entre los más jóvenes, 18 a 24 años, donde crece del 67,4 al 71,5%.
Un dato adicional es relevante: Petro mantiene su apoyo entre los eventuales votantes que se identifican como de izquierda, donde domina sin discusión, y de centro (53,2% frente a 41,3% de Fico), pero pierde 15 puntos en los de derecha para quedarse en 26,4% y, más importante, 8 entre los sin partido, cayendo de 56,8 a 49,1%.
Con todo, mantiene 7 puntos de ventaja sobre Fico en segunda, aunque queden por medir el impacto del apoyo del partido Liberal (y los que están pendientes formalmente: Cambio Radical, CD y un sector de cristianos). Cerrar la brecha es el desafío de Gutiérrez y de la democracia. Todavía a Fico no lo conoce uno de cada cuatro de los colombianos y casi uno de cada tres que dice que votará. La campaña de publicidad debe ser masiva y contundente y debe centrarse en los estratos populares.
En las regiones va ser clave el trabajo que hagan Dilian en el Valle y el partido de la U y los conservadores en Nariño y el de Char y Barguil y los conservadores en el Caribe. Y, sobre todo, hay un enorme reto en Bogotá.
Ganado se llama a un conjunto de vacas. El juego sigue abierto.
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