EPM: una vergonzosa pérdida en el primer trimestre de 2020

El primer trimestre de 2020, Empresas Públicas de Medellín tuvo una pérdida operacional de 791.738 millones de pesos. En el mismo período de 2019 había registrado una ganancia de 661.434 millones.

Ante semejante descalabro cualquiera diría que le aparecieron sustitutos a la electricidad, el gas y el agua potable y que los clientes dejaron súbitamente de consumir los productos de EPM. Pues no, todavía no ha ocurrido, por fortuna, ese desgraciado prodigio y, en realidad, los ingresos operacionales se incrementaron en 14,5% entre esos períodos.

Aunque si crecieron sustancialmente más que los ingresos – 26,9% frente a 14,5% – el aumento de los gastos de operación y administración solo alcanza a explicar un pequeño porcentaje de la debacle. En trimestre I-20, la utilidad antes de gastos financieros fue de 743.679 millones de pesos, un 5% inferior a la del trimestre I-19.

Tampoco se explica la catástrofe por un inusitado aumento de los gastos financieros. De hecho, estos disminuyeron 19,1% entre los dos períodos de la comparación. Descontados esos gastos financieros, la utilidad fue de 581.296 millones, un 1,2% menor que la del mismo período del 2019.

Si no fue a causa de la caída en los ingresos ni de la elevación de los gastos corrientes ni de los financieros, ¿qué pudo ocasionar semejante tragedia? Ténganse finos porque no lo van a creer. Esa aterradora pérdida fue ocasionada por una pérdida por diferencia en cambio de un billón trescientos treinta y siete mil treinta y cuatro millones de pesos: 1.337.034.000.000.

Para ponerlo en unidades físicas de los servicios que vende EPM, es como si se hubieran perdido 2.523.959.559 kilovatios hora de electricidad, ó 497.476.086 metros cúbicos de agua potable ó 652.272.684 metro cúbicos de gas.  El 57,6% de los ingresos operacionales de ese período se perdieron por un vergonzoso error que no tiene justificación alguna.

La nota 20 de los estados financieros, se nos vienen con esta “explicación”:

“El gasto neto acumulado por $1,373,034 se explica por una devaluación acumulada del peso frente al dólar del 24.04% y una tasa de cierre de $4,064.81, devaluación generada por la alta volatilidad del mercado ante la crisis económica consecuencia de la pandemia del COVID-19 y la disminución sustancial a nivel mundial de los precios del petróleo…”

¿Cómo así que la volatilidad, la crisis, la pandemia y los precios del petróleo son los culpables? ¡No me crean tan caído del zarzo!

Una empresa cuyos ingresos son en pesos y una parte sustancial de su deuda en dólares o cualquier otra moneda extrajera está siempre expuesta al riesgo cambiario, como lo sabe cualquier estudiante primíparo de finanzas. Y también sabe el primíparo que para ese riesgo existen instrumentos de cobertura llamados opciones de tipo de cambio y contratos de futuros. Por la magnitud de la pérdida, me atrevo a sostener que la totalidad de la deuda externa de EPM estaba descubierta. ¿Lo está todavía? Este asunto es tan grave como si en medio de la tragedia de Hidroituango los directivos de EPM hubieran salido a decir que no tenían contratado ningún seguro.

No conozco ni tengo afán de conocer al señor Tabares Ángel que firma como “Vice-presidente ejecutivo de finanzas e inversiones”, pero no puedo entender por qué no ha renunciado dado que incumplió en forma grave al primer deber de un gerente financiero cual es proteger los ingresos de la compañía. Supe, por boca de una concejala de la ciudad, que el señor Tabares le endilgó la culpa de su falta al Ministerio de Hacienda que no le habría dado oportunamente la autorización para hacer la operación de cobertura. Con un riesgo de ese tamaño, el señor Tabares ha debido pararse en la puerta de la oficina del ministro hasta que le firmara la tal resolución. Pero esa excusa es baladí: desde antes de contratar deuda extranjera un gerente financiero de verdad cotiza y negocia la cobertura.

No hay excusa admisible cuando se está hablando de una pérdida de un billón trescientos setenta y tres treinta y cuatro millones que volvió trizas el esfuerzo productivo y comercial de miles de personas durante un trimestre. Esto no había ocurrido jamás en la historia de EPM.

A todas estas, ¿qué hace la Oficina de Control Interno de EPM?, ¿qué la auditoría?, ¿qué la contraloría?, ¿qué los miembros independientes de la Junta Directiva?, ¿qué los concejales de la Ciudad? Aquí hay mucha gente incumpliendo con sus deberes.

Tampoco conozco al señor Rendón López que firma como gerente general y tampoco entiendo por qué no le pidió la renuncia al señor Tabares Ángel, para proceder después a renunciar él mismo. Tampoco entiendo por qué el alcalde mantiene en su cargo al señor Rendón López.

Decía Gómez Dávila que los incompetentes son más nocivos que los corruptos, porque los corruptos descansan de vez en cuando mientras que los incompetentes ejercen de tiempo completo. Saber que ese alcalde, ese gerente y ese financiero estarán a cargo de la futura EPM de amplísimo objeto social me causa gran desconsuelo. ¡Que Dios nos coja confesados!

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista. Docente. Consultor ECSIM.

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