¿Dónde están las masas?

El Pasado 16 de marzo, sindicalistas gobierneros, convocaron  a   manifestaciones en algunas ciudades, por la presentación de la  reforma laboral ante el Congreso, que como lo dijimos en la anterior columna, es una copia de la  de Hugo Chávez en Venezuela;  resultando dichas marchas en un tercer fiasco, que sufre el gobierno en las manifestaciones callejeras, dado que había fracasado el 15 de noviembre   del 2022 y el 14 de febrero pasado; de pronto esos sindicalistas orientados por la CUT(Central Unitaria de Trabajadores), buscaban que el 16 de marzo se   convertiría, por fin, en su día de suerte.

En Bogotá el  16 de   marzo, en  la Plaza de Armas frente al Palacio de Nariño, al presidente  Gustavo Petro, le tocó hablarle prácticamente a las sillas vacías por la  escasez  de público, debido a lo cual, también hay que preguntar: ¿cuál es la capacidad de movilización que tiene el Pacto Histórico? Ya que los partidos y grupos marxistas leninistas de esa coalición que gobierna a Colombia, han proclamado que construirían “el poder popular”,  desde la calle, pero con marchas  tan raquíticas, lo que se demuestra es la rapidez del rechazo ciudadano a las medidas que quiere implementar el gobierno,  y que  conducirán al aumento de la pobreza.

Es triste ver la exigua capacidad de convocatoria, que hoy tienen ciertos dirigentes de  las centrales sindicales, que se han dejado cooptar del gobierno, renunciando a la independencia, la autonomía y el pluralismo; subrayando que el sindicalismo en el pasado fue el que promovió las grandes movilizaciones en contra de los  diferentes gobiernos, por  las reivindicaciones inmediatas e históricas de los trabajadores y de la  población  en general, pero hoy con la narrativa de que “por fin el pueblo, llegó al poder”,  se  busca acabar con la lucha social, para que las masas renuncien a sus aspiraciones legítimas y claudiquen dócilmente ante el gobierno.

Ante los tres fracasos de los sindicalistas gobierneros en las marchas para secundar al gobierno, ahora pretenden ir a una repesca, el próximo  Primero de Mayo en el Día Internacional de los trabajadores, con  una manifestación en donde de pronto asistirá el   presidente Petro, que   ya no tendrá que hablarle a las sillas  vacías y a  un reducido grupo de personas, sino que aprovechando que históricamente en ese día los sindicatos han movilizado a  un gigantesco número de trabajadores, se le podrá dar al mandatario un  “premio de  consolación”,  por los papelones en que ha incurrido  el gobierno en las tres marchas anteriores; en consecuencia el Sindicalismo Democrático, tiene que estar alerta  por semejante despropósito que  es contrario a la soberanía del movimiento de los trabajadores.

Así que el Sindicalismo Democrático, debe  preparar un auténtico Primero de Mayo, como ocurría otrora, demostrando que la libertad como condición suprema de la humanidad es la médula de la lucha social, que ha movido  permanente a los trabajadores, puesto que en Colombia el sindicalismo debe volver a sus fuentes que se  han perdido, producto del burocratismo y la presencia de  seudodirigentes, que siguen dogmas totalitarios fracasados en todas las partes del mundo; de modo que en este Primero de Mayo, la movilización popular, internacionalista y amplia, la tiene que  liderar el Sindicalismo Democrático, para no admitir más  el manoseo de seudodirigentes, entregados completamente al régimen.

En el país,  el sindicalismo puede  correr la misma suerte que le ocurrió en Venezuela con el socialismo del siglo XXl, que es  una versión latinoamericana del comunismo, en donde prácticamente dejaron de existir las organizaciones obreras por falta de trabajo, y  hay algunos entes parasitarios, que lo único que hacen es quemarle incienso a la dictadura de Nicolás Maduro, haciéndose pasar por sindicatos, ya que el sindicalismo libre ha sido perseguido y martirizado por la nomenclatura chavista.

Se hacen comentarios acerca de que  en más de 100 año de gobiernos con distintas posturas en Colombia, a pesar de la persecución que ha tenido el sindicalismo con diferentes actores, las organizaciones obreras se han logrado mantener, pero en los  meses que va del gobierno de Petro, dentro de los principales  estamentos sindicales del país, hay una marcada división que no se había visto desde hace décadas, que podría llevar a la desaparición paulatina de las estructuras sindicales por sustracción de materia,  como ha ocurrido en otras naciones de la región, no se sabe si es por iniciativa del ejecutivo o  por la lamboneria de los sindicalistas gobierneros, o de pronto puede ser por las dos.

Es  desafortunada la conducta de algunos sindicalistas de las centrales obreras,   que de forma desesperada, sin importar el ridículo que hacen convocando  manifestaciones  a favor del gobierno, colocan al  movimiento sindical como un  simple satélite del poder ejecutivo, sin medir las consecuencias que pueden acarrear para el futuro de las reivindicaciones de los trabajadores, contrariando el principio del pluralismo que hizo vigoroso en el pasado al movimiento de los trabajadores.

El movimiento sindical democrático tiene como gran reto conservar su autonomía en el gobierno de Petro, no obstante las intenciones de algunos, de  querer conducir al  sindicalismo al entreguismo, cancelando la lucha social, creándole falsas ilusiones a la población con reformas que son contraproducentes, pues no responde a  las necesidades más apremiantes de la ciudadanía, sino a los caprichos doctrinarios del gobierno, que al fracasar en  las tres   movilizaciones de apoyo, acaecidas, el 15 de noviembre, el 14 de febrero y el 16 de marzo,  buscará por  otros medios consolidar su proyecto político hegemónico; por lo tanto con el ridículo que se ha hecho en las movilizaciones mencionadas, hay que preguntar: ¿Dónde están  las masas?…


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Ariel Peña

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