¡Déjenme envejecer!

Nunca creí que el proceso de envejecimiento se sintiera así, a los 35 años me pegóuun golpe de «sefuela», con síntomas como dormirme en el transporte público, hacer siestas después de almorzar, perder las ganas de socializar, dilapidar el interés por lo que opinan los otros, falta de energía ¡Uff! Un cambio radical.

A diferencia de lo que hacen muchas personas, contagiadas por el deseo de la eterna juventud, (que no es más que el miedo a la muerte), decidí aceptar que soy una señora, frase que al pronunciarla altera a mis semejantes, quienes se empeñan en decir que a los 36 no se es señora, claro solo los que comparten este marco de edad, porque los de menos de 30, tienen claro que sí los soy.

Una de las banderas rojas que me hizo abrir los ojos, fue el trato que le dieron a la fotografía de Pamela Anderson, (antiguo ícono sexual), que generó cientos de comentarios agresivos desde los medios de comunicación, referente a su apariencia envejecida.

Queridos periodistas, comunicadores y críticos de moda, deseo compartir una realidad que algunos de ustedes, como encargados de informar, pareciese que no conocieran:

«No es pecado envejecer»

Así como se lee, la belleza no se limita a tener 20 años o menos, no es una regla que ser sensual sea parte de las 3 primeras décadas en la vida de una mujer.

Mostrar el pecho, cintura marcada y labios maquillados no es criterio eterno para ser bella.

Las líneas de expresión son bienvenidas, contrario de lo que intentan vendernos marcas que ofertan cremas «anti-edad», aparatos para tonificar, cirujanos plásticos y más.

¿A qué edad envejecemos?

El estudio, que fue publicado en la revista Nature Medicine, determina que, a partir de los 34 años (esto explica porqué me llegó el primer golpe de vejez a los 35), según la publicación, la segunda oleada es a los 60 años, cuando se manifiesta el deterioro cognitivo y físico; y otra a los 78 años.

Lo que es muy importante reconocer, es que la longevidad ha aumentado; al parecer la caracterización de las edades basadas en el estimado de vida de décadas pasadas está desactualizada, ya que el promedio de vida en Colombia, está muy cerca de los 80 años:

76.3 en hombres y 82.2 en mujeres.

Esto nos indica la progresión de la longevidad de la población colombiana, gracias a los avances en la medicina, los esquemas de vacunas y las condiciones socioeconómicas que se regulan en nuestro joven país, en donde la esperanza de vida en 1850 era de 42 años.

Otro claro ejemplo es que la madurez del cerebro se puede evidenciar por medio de resonancias magnéticas, donde claramente se muestra que la etapa adolescente llega hasta los 25 años, lo cual nos hace preguntar ¿están bien categorizadas las etapas de la vida?.

  • In útero y nacimiento, primera infancia (0-5 años)
  • Infancia (6 – 11 años)
  • Adolescencia (12-18 años), juventud (14 – 26 años), adultez (27 – 59 años), vejez (60 años y más).

Primeros síntomas de vejez:

  • Arrugas y textura de la piel
  • Poros visibles
  • Dolor en las articulaciones
  • Menos tolerancia a las resacas
  • Alteraciones en el sueño
  • Disminución de la libido
  • En las mujeres, varices

Personalmente no quiero ser esclava de mi apariencia, esto no quiere decir que no disfrute de unas gotas de vanidad, pero no deseo que mi atención vibre en torno a lucir joven y que me halaguen con frases cliché como ¡Pareces de menos edad!

Los 30´s te regalan una bocanada de realidad, de soltar la opinión de otros y de aprender a decir no, sin temor a no ser aceptado, es una etapa maravillosa, donde se pierden grandes miedos juveniles y se adoptan otros desde la madurez.

Otro tema recurrente es sobre el sexo, la masturbación y la juventud basada en esto, todos tenemos unas etapas de desarrollo, donde disfrutamos de nuestra sexualidad y también tenemos el pleno derecho a desistir de ella; los cuerpos y los cerebros se comportan diferente, es falso que todos necesiten sexo o masturbarse para mantener la alegría o llenarse de plenitud.

La industria del sexo manipula la información ligando a la juventud con estar activos, basándose solo en la libido masculina, poniendo puntos G donde no existen y asociándolo con lozanía; por favor dejen de decir frases como «Está amargada porque le falta sexo» o de invadir la vida personal de maneras tan intrusivas.

Lo que si es verdad es que a partir de los 40 para la mujer llega la menopausia, lo cual tiene  más de atención que la andropausia masculina, conocida también como el Síndrome de Deficiencia de Testosterona, que consiste en una disminución de los niveles de testosterona en hombres que comprenden edades desde los 40 hasta los 55 años, dando lugar a la disminución de las capacidades sexuales.

¡Si quieren que les digan muchachos a los 40 o 45, son libres de ello, es su realidad, su cuerpo y su única vida!

También está la otra cara de la moneda, aquellos o aquellas que tienen más de 40 y se sienten vitales, cargados de energía y no perciben aún el golpe de vejez, esto también es gracias a una buena alimentación, cuidados y deporte.

Una peca, arruga o cana no hacen fea a una mujer. Lo que realmente da fealdad a la belleza son críticas insanas, exigencias de los encargados del entretenimiento en medios; de toneladas de maquillaje, vestidos ceñidos, tacones torturadores y una cultura de bótox.

Queremos más famosas reconociendo su edad. Mujeres cotidianas que no teman sumar años, niñas que crezcan soñando con algún día, tener el cabello color plata, cada uno representando un sueño cumplido y hombres formados para ver la belleza más lejos de lo físico.

No se quiten años, quítense prejuicios y mientras tanto, déjenme envejecer tranquila.


Todas las columnas de la autora en este enlace: Carito Ochoa

Carito Ochoa

Editora de la Sección de Cultura en alponiente.com. Activista por la equidad, publicista, productora multimedia, técnica en turismo y medio ambiente.

En mi experiencia reposa la producción radial del programa Radiorama de MasMusica.Fm, conferencista sobre equidad, columnista y periodista para diferentes medios digitales e impresos.

1 Comment

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  • Amo la manera espontánea y profunda con la que hablas de estos temas, los tiñes de ese realismo mágico que se necesita para que muchos lo vean, en un mundo donde el «edadismo» nos consume y quiere seguir maquillando la madurez y la vejez para, a toda costa, creer que la eterna juventud es sinónimo de éxito. Ser una mujer madura que rompe con los estereotipos es una dicha, es para mí, un estado de liviandad deliciosamente arrogante y poderoso. Soy una mujer de 47 años que se reencontró con quién siempre quiso ser y se disfruta con cada línea, cada peca en las manos, cada cana rebelde y cada desfogue de erotismo o pasividad que a bien tenga sentir.