De Latinoamérica, para México

Los puños arriba solo son momentáneos, y aunque simbolicen el silencio, lo que realmente representan es el escándalo de la esperanza para la preservación de la vida. Latinoamérica entera quisiera silenciar las bocinas con tantos ritmos que nos mueven, las voces en español, portugués, quechua, wayuu… todos quisiéramos arrebatarle a la muerte, cada vida mexicana.

La región celebra cada sobreviviente, porque somos la región del planeta que mejor entiende que somos solo uno. Un mexicano tiene nuestra piel, su alma está perfumada de pueblo indígena, su lengua nos es sonora a todos; cada mexicano tiene nuestro apellido: Latinoamericano.

México, cual águila erguida en un nopal, devora a la muerte en todos sus sentidos. No ha habido catástrofe, por fuerte que sea, que supere la potencia de la voz de sus rancheras, todas ellas bellas y supremas, que surgen de la inspiración y endulzan el alma de todo el mundo. El picante de la dieta mexicana, los hace inmune a cualquier ácido momento que el destino coloque en su camino.

Los problemas en México son compadecidos, ¡pobre de ellos! por mucho esfuerzo que hagan, jamás vencerán la belleza de una nación que es brillante y prospera; millones de personas salen de aventura desde todas las geografías para llegar al paraíso bañado por el Golfo de México y el Océano Pacífico.

La resiliencia hace parte de la anatomía de los mexicanos. Una de las más imponentes mujeres del continente, de apellido Kahlo, respondiendo al nombre Frida, demostró que sin importar lo destruido que pueda estar el cuerpo, en México el alma y el talento siempre prevalecerán. Qué mujer tan adolorida, pero cuánto le aportó a la cultura global; qué capacidad de usar colores e inmortalizar el imaginario, qué elegancia la que tenía para hacer poema los pensamientos. Qué grande es México y qué inmensa es su gente.

Desfallecer ante la adversidad es probable, pero es impensable en México. Un país que ha caído y estando en el suelo ha sido levantada por más de 127 millones de personas que con una sincera sonrisa te hacen comprender que en ese país, jamás estarás solo, que se te quiere sin importar tu color de piel, y que siempre serás invitado para celebrar la vida. En México es imposible permanecer en las sombras, sabiendo que las sonrisas de sus gentes iluminan hasta el alma más profundamente escondida.

En alguna festividad de México, se celebra a aquellos que ya no nos acompañan, porque solo muere aquel que no es recordado; y, México, si es por tenerlos a todos ustedes presentes, Latinoamérica jamás dejará que ninguno de ustedes desaparezca. Toda nuestra solidaridad con ustedes, nuestra gratitud por hacer sentir a la región orgullosa.

¡Fuerza México!

Juan David Cruz Negrete

Profesional en negocios, especialista en proyectos de inversión y magíster en dirección de empresas. Feminismo y Ahimsa. Nací en la multiculturidad hecha península; La Guajira.

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