Cuidar la democracia

Defender la democracia, como menciona Arthur Brooks, implica ‘respetar y defender a quien no está de acuerdo conmigo’”.


Después de las elecciones al Congreso de la República distintos sectores políticos pusieron en duda la legitimidad de las elecciones tras un supuesto “fraude electoral”. El candidato presidencial Gustavo Petro denunció que a su lista al Congreso le faltaban votos. Cuando denunció los hechos, su movimiento, el Pacto Histórico, tenía 16 curules para el Senado en el preconteo (que no son resultados oficiales) y no en el escrutinio. Luego, con el escrutinio, se evidenció que tenía muchos más votos -cerca de 500 mil-. Esto les permitió lograr 3 senadores más para un total de 19.

La Registraduría Nacional no estuvo a la altura de las elecciones como en anteriores ocasiones (recordemos que los últimos años, los resultados del preconteo se anunciaban rápidamente y terminaban siendo similares a los del escrutinio). Antes de comenzar las votaciones presentó fallos: la página web oficial se cayó, impidiendo que la gente pudiera consultar por allí su puesto de votación -luego supimos que eran intentos de hackeo-. Terminadas las elecciones y con la credibilidad mermada por los votos que candidatos de distintos partidos decían tener y no estar contabilizados, el registrador Alexander Vega invitó a esperar los resultados del escrutinio que es donde verdaderamente se oficializan los resultados -es necesario decir que la situación se le estaba saliendo de las manos cuando después de los escrutinios propone volver a hacer un reconteo, propuesta que finalmente no tuvo acogida desde los partidos políticos-.

Ante tal confusión, considero importante explicar las diferencias entre preconteo y escrutinio que, al parecer, buena parte de los colombianos no lo tienen claro.

Los preconteos son los resultados que dan los jurados de votación y que diligencian en unos formularios. Estos resultados preliminares se difunden por los medios de comunicación una vez se cierran las urnas. Pero ojo, no son resultados oficiales, como es un proceso manual puede haber equivocaciones en el diligenciamiento o transmisión de la información, por eso, una vez que se terminan las votaciones, los jurados deben consolidar la información, sacar los votos de las urnas, contarlos y depositarlos en una bolsa que debe sellarse para luego ser entregada a la comisión escrutadora que está integrada por jueces, notarios y registradores de instrumentos públicos de cada municipio, quienes comparan la información entregada por los jurados versus los votos depositados en las urnas. Tanto las votaciones como los escrutinios se hacen en presencia de testigos representantes de candidatos y partidos políticos de distintas corrientes quienes ayudan a garantizar la transparencia en las jornadas electorales. En resumen, la comisión escrutadora se encarga de verificar las votaciones reportadas por los jurados y dar el resultado oficial. Por lo general, este proceso toma una semana después de los preconteos.

Petro se apresuró al hablar de “fraude electoral” sin haberse terminado los escrutinios. Días después y con los resultados favorables, dijo que quedaba “tranquilo”. No es para menos: logró la lista más votada al Senado de la República.

A propósito, una reflexión: es peligroso para nuestra democracia que los mismos líderes políticos pongan en duda la credibilidad de las instituciones cuando pierden y queden tranquilos cuando ganan. No en vano el dicho “en la mesa y en el juego se conoce al caballero”. Petro ha dicho varias veces que en Colombia no hay democracia, pero ha sido elegido democráticamente congresista, alcalde de Bogotá y ahora su lista al Senado fue la más votada del país, sin mencionar que ha sido varias veces candidato presidencial. Si en Colombia no hubiera democracia, no hubiera podido lograr nada de lo anterior.

Defender la democracia, como menciona Arthur Brooks, de visita por estos días en Medellín, implica “respetar y defender a quien no está de acuerdo conmigo”, también lo llama “amar a los enemigos”, es de esa manera como se construye desde la diversidad. Ojalá que nuestros líderes políticos y dirigentes lo entiendan, lo apliquen y gobiernen para todos.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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