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“A public philosophy is an elusive thing, for it is constantly before our eyes.” – Michael J. Sandel


Es difícil comprender que, aunque quisieras, no puedes entenderme. Mi cuerpo y mi espíritu están atravesados por experiencias y circunstancias que no hallarás en la literatura que profundizas, emociones que descubrirás entre consuelos distintos. Los sueños que le arrebatan a mi entorno, son usados como cimientos de un modelo que los priva a favor de quienes ven la vida de otros seres humanos como recursos para sus propios fines; no podrás entenderme porque para ti mi humanidad es de menor categoría.

Me has preguntado por lo clasista de tus expresiones, pero tus disculpas evidencian lo marcado de tus sesgos, esperas que utilice cifras en el argumento para desdibujar mi existencia al reducirla a un número, dígitos sin alma ni sentimientos. Con el poder de tu nombre esperas que mi voz crítica se disuelva en masa, que acepte la autoridad que tu posición me impone, quieres saciar con autoayuda el hambre miserable que el desprecio aumenta, me dices que la desigualdad no es problema porque te sitúas en ese 10% de la población que no teme llegar a fin de mes donde hay que dejar de comer para pagar las cuentas.

Crees saber sobre las soluciones, pero dudo que siquiera dimensiones el problema. Entonces contratas renombrados hombres que ven su éxito como la distancia absoluta entre la cotidianidad que me aqueja, no escuchas mis sugerencias porque mis procedencias socioeconómicas son inmorales para ti que tienes opciones distintas y las necesidades más básicas resueltas. Hablas de crear oportunidades pero solo son oportunas las personas que a ti se te parezcan. Le llamas trabajo comunitario a las jugosas licitaciones públicas que firmas para llevarme a talleres donde me tratarán con la lástima de quien observa ingenuamente desde la superioridad de una plástica consciencia.

Escribir esta carta con amor y con franqueza, trascender la justa rabia porque a veces no es asunto de maldad sino de ignorancia, ignorancia perversa; de quien usa sus títulos y sus triunfos para regocijarse en la necedad de negar al otro despojándolo de valor para desconocer sus ideas. La interdisciplinariedad es fundamental para abordar la complejidad que los retos sociales representan, una institución cerrada en su algoritmo mecanicista desarrolla tésis de eugenecia, ¿Dime qué entiende un economista al contarle que no leí libros este mes porque estuve buscando empleo como profesional y tuve episodios de ansiedad al no saber con qué pagar la renta? Clase baja, peyorativamente condena; no vale la pena, dice tu “estudio” realizado por los hijos de los accionistas de las más prestantes empresas.

Me pides que escriba, solo puedo hacerlo con la fuerza de mi dignidad que no arrebatan aunque la gentrificación de Medellín me encuentre en quiebra, no se trata solo del dinero, es la verdad que con marketing de aparente empatía silencian. El capital político dice que esta ciudad es la mismísima primavera, el capital social la vende como la casa de Karol G, el turismo de espectáculo y el parche de Provenza, el capital económico se vanagloria de la creciente inversión extranjera, raperos callejeros nos recuerdan que esas son burbujas a las cuales el 80% de la población local no ingresa. Caja para compensar las ilusiones que no pagan las horas de trabajo que por un salario mínimo nuestra energía vital para enriquecer a otros se llevan.

Respondo con el ímpetu de quien no se rinde a pensar el mundo aunque le duela. Dices que la poesía sensibiliza, te dedico esta prosa con los versos que explotan de una esperanza maltrecha; teoría económica y política, si deseas antropología, podría traer a esta discusión que generan las erráticas proezas de intelectuales sin calle y lectores que mantienen sus ojos ocupados en direcciones distintas a las de la pobreza que los rodea. Son ustedes los promotores de la clase media, el segmento de personas que serían pobres en tres meses si los despiden por sentar la cuestión en creencias que abusan de su esfuerzo y mitifican los sacrificios que contra su salud atentan.

Pide a ChatGPT que escriba el próximo hilo motivacional para abordar la realidad de casi 3 millones de habitantes que día a día a la inequidad se enfrentan, quizá sea más preciso que el software que «escogió» a los «expertos» que dicen que las clases son un ‘mindset’ y que meditar resuelve la estabilidad financiera. Ve, entonces, a conectar con el universo en una finca en Santa Elena para que luego nos ilumines sobre la falta de paz espiritual en las comunas como razón de la violencia. Es lógica la indignación, como obvio el hecho de que ésta columna en El Colombiano nunca se lea.

Ver aquí: La «Clase Media» según Comfama


Todas las columnas de la autora en este enlace: María Mercedes Frank

María Mercedes Frank

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