Colombia y su trastorno socialista

ALDUMAR FORERO ORJUELA

Colombia debe empezar a desintoxicarse de la droga socialista en la que vive. Es imperativo iniciar el debate sobre la FEDERALIZACIÓN del país. El objetivo es reducir el gasto del Estado a su mínima expresión y devolverles a los individuos la libertad de emprender, de crear empresa y salir adelante”.


Colombia está adormilada, no tiene noción de la realidad, las decisiones que se han tomado han sido equivocadas.

Desde la existencia de Colombia como República, los gobernantes han impuesto un estilo de sociedad netamente socialista, aunque no lo parezca, hemos vivido en un Estado colectivista, donde el Estado es el que dirige la vida de los colombianos.

Este estilo se afianzó el 04 de julio de 1991 cuando la Asamblea Nacional Constituyente expidió la nueva Carta Magna para Colombia. El articulo 1 dice:

“Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía en sus entidades territoriales democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.”

La palabra “social” no es otra cosa que la definición de que es el Estado el que se encargará de manejar, controlar y dirigir a los individuos de Colombia. No es, como dicen los estatistas, ayudar a los más necesitados con “políticas sociales”, al contrario, es volver a los pobres en miserables mientras el Estado crece.

La CPC dice que el país es descentralizado pero las decisiones, todas, se toman dentro de los fríos muros del Palacio Presidencial, el Congreso y ministerios. Se habla de que los territorios son autónomos, pero estos nos pueden disponer de una política fiscal propia o de una política de seguridad para atacar el crimen. Y lo que es peor, se habla de la “dignidad humana” pero desde el Poder Ejecutivo se protege a los grupos ilegales que asesinan, secuestran, torturan, extorsionan y generan terror.

Desde el primer articulo de la “Ley de Leyes”, el país fue bautizado como socialista y en los posteriores artículos se desarrolla un manual de cómo manejar el país de una forma estatista. Es decir, la Constitución Política de Colombia de 1991 es un manual para que políticos y colectivistas dirijan la vida de cada ser humano. El resultado de aquello es que hay pésima educación, pésimo mercado laboral, pocas oportunidades, violencia por doquier, pero eso sí, los que están en el Estado viven como emperadores.

Esto es muy grave, pero es inaudito que sean las propias personas que no están en el Estado las que justifiquen y defiendan un sistema horripilante. En derecho se habla de la presunción de la buena fe, esto es, que toda persona presume la buena fe de otras en la toma de decisiones. Supongamos que los constituyentes querían una mejor sociedad, pero después de treinta (30) años la sociedad colombiana está peor, así que, cuando algo sale

mal hay que cambiarlo, la Constitución del 91 permitió que el Estado se agigantara, que los territorios dependieran del poder en Bogotá, que la política económica dependiera del presidente y que los individuos vivan como esclavos o como presos.

El actual gobierno, haciendo uso de la CPC, creó nuevos ministerios, nuevas entidades, abrió nuevas embajadas, aumentó impuestos, aumentó la burocracia, descuidó la seguridad. Ahora, el sector privado que se supone es el contrapeso del sector estatal, se une al Estado, hacen negocios, se ponen de acuerdo en hacer marullas y los pocos que se mantienen firmes sufren las consecuencias, es decir, tienen que pagar más impuestos, tienen más regulaciones y, por lo tanto, tienen mayor desventaja haciéndolos desaparecer.

Colombia fue puesta de rodillas ante el Estado, los políticos, los empresarios deshonestos y cada día que pasa le están robando la libertad a aquellos ciudadanos – muchos de ellos, sin estudios porque no tuvieron esa oportunidad – que trabajan de sol a sol. Aquella persona que abre su negocio temprano para poder comer, pagar el alquiler y poder ahorrar sufre, y no por su actividad per sé, sino por las regulaciones del Estado.

Colombia debe empezar a desintoxicarse de la droga socialista en la que vive. Es imperativo iniciar el debate sobre la FEDERALIZACIÓN del país. El objetivo es reducir el gasto del Estado a su mínima expresión (eliminar el Banco de la República, la DIAN, embajadas, impuestos, etc.); devolverles a los individuos la libertad de emprender, de crear empresa y salir adelante.

Adenda 1: Hace unos días, un amigo (Martín) con ideas liberales, como las que se expresan en esta columna de opinión, fue a una entrevista de trabajo, en ella le preguntaron muchas cosas económicas y muy pocas o casi nada sobre lo que tenía que desempeñar en aquella empresa, al final de la entrevista, le dieron sus conclusiones y, para sorpresa de él, no lo aceptaron porque les pareció loco, irreal y equivocado el pensamiento que expresó Martín.

Ese ejercicio fue interesante porque Martín se dio cuenta, en carne propia, que las ideas liberales no son aceptadas en Colombia todavía, y para colmo de males, las empresas están siendo afectadas por la droga del socialismo, quizás aquella persona tendrá negocios con el Estado. Pero el fondo es que no aceptaron a Martín por pensar, por ejemplo, que hay que eliminar el Banco de la República.

Adenda 2: La idea de eliminar los Bancos Centrales no se le ocurrió a Martín a o unos muchachos cuando estaban bailando en una discoteca en el norte de Bogotá, esa idea ha sido debatida, eso sí poco aceptada, por grandes economistas del mundo, ejemplo, Mises, Hayek, Friedman, Rothbard y muchos otros.

Creería que en vez de juzgar ideas y calificar a una persona de estar equivocada, “jodida” o que le falta preparación para poder opinar, deberían escuchar y reflexionar sobre esas ideas. Las ideas de la libertad son las que hacen prósperos a los países.


Todas las columnas del autor en este enlace:  Aldumar Forero Orjuela

Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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  • Sean serios y empiecen a realizar un filtro de las cosas que publican. Edipo me quedo en pañales después de leer esta mierda.