Chapinero: corazón de Colombia (Parte II): Chicó: modernidad y urbanismo-columna

Continuando nuestra saga de las Unidades de Planeación Zonal-UPZ de la localidad de Chapinero, sobre todo de su historia y encuentro con sus problemáticas y oportunidades, llegamos a la UPZ Chicó-El Lago, donde el medio ambiente, el urbanismo, la modernidad y las transformaciones sociales de Bogotá han tenido escenario desde hace más de ochenta años.


“El hombre más desesperado es solamente el que mejor esconde su esperanza”.

“Llamar sociales los problemas que dependen de la naturaleza misma del hombre sólo sirve para fingir que podemos resolverlos”.

“Si la filosofía, las artes, las letras del siglo pasado, sólo son superestructuras de su economía burguesa, deberíamos defender el capitalismo hasta la muerte. Toda tontería se suicida”.

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano co fundador de la Universidad de Los Andes (1913-1994)


 Dedicatoria: A Katherine por su ejemplo de ser un gran ser humano en todos los aspectos, que su crecimiento personal y de vida fue gracias a Chapinero; a Juan Bautista, quien me enseñó a conquistar el mundo sin miedo ni prejuicios, y con quien recorrí y aprendí a amar este territorio.


El Chicó. Durante mi infancia en Suba, con el ambiente apacible de las peleas familiares -el de la mayoría de las familias de los colombianos promedio-, escuché desde pequeño expresiones peyorativas como “¿Qué quiere? ¿Vivir en el Chicó sin trabajar?”, “¿Cree que esto es el Chicó?”. Entonces, como un sueño infantil el Chicó se volvió el sueño dorado, el referente para que “cuando sea grande” tener una mansión, una casa grande, colonial, versallesca para una familia gigante tipo película o serie gringa noventera u ochentera…y por qué no, un edificio de empresas, para jugar con mis hermanos, primos, amigos de colegio que uno creia conservar de por vida, hacer empresas u oficinas una frente a otra, y molestar de vez en cuando con quien tenía más plata, invertía más en la Bolsa, tenía más tecnología en su oficina o hablar y hablar con directivos en tono sofisticado anglicismos y tecnicismos económicos.

¿Sonó poco serio e intelectual lo anterior? Bueno, tal vez sea confuso, pero es que Chapinero, al ser el Manhattan del Nueva York que es Bogotá para todos los que han migrado y los descendientes de los migrantes por educación, oportunidades y realización plena de un proyecto de vida. Y sin duda, el Chicó, y esa expansión urbanística hacia el norte fue el comienzo.

En el sitio web de la Alcaldía Local de Chapinero se reseña lo siguiente dentro de la evolución local durante el siglo XX:

“Al primer gran asentamiento se les unió otro importante grupo migratorio que, entre los años 1945 y 1950, huía del campo por el violento enfrentamiento de los partidos políticos tradicionales. Cuando se cierran las ladrilleras, sus dueños entregan esos terrenos a las familias que allí trabajaban como pago para que construyeran sus viviendas.

Tras el Bogotazo, el 9 de abril de 1948, Chapinero reemplazó a Teusaquillo como albergue de las clases privilegiadas de la ciudad; esto se dio precisamente gracias al crecimiento de Teusaquillo en los años 1930 que unió definitivamente el caserío de Chapinero como un barrio más de Bogotá, completando el proyecto de barrio satélite. Las familias acaudaladas fueron dejando el centro de la ciudad y trasladándose hacia el norte. De 1945 a 1970 se consolida un importantísimo Subcentro Comercial para Bogotá en Chapinero, la Avenida Chile y el Chicó.

Al establecerse el Distrito Especial de Bogotá, como área Metropolitana de la ciudad en 1954, se anexaron cinco municipios cercanos, pero al ya ser el caserío de Chapinero tan dependiente a Bogotá, prefirió integrársele totalmente al perímetro de la capital y se constituyó en la primera Zona de la ciudad y el primer Alcalde Menor del Distrito a la parte alta y media de Chapinero, incluyendo los sectores de El Lago, Chicó y Cataluña. Tras el Acuerdo 26 de 1972 que constituyó dieciséis Alcaldías Menores del Distrito Especial de Bogotá, ratificó a Chapinero a integrar con otros barrios circunvecinos, la Alcaldía Menor de Chapinero, administrada por el Alcalde Menor correspondiéndole como nomenclatura el número 2, con límites determinados, y siendo ratificada y establecidos sus límites mediante el Acuerdo 8 de 1977”

Dicho sea de paso, que el gran ecosistema (¿o antiecosistema social y ambiental?) del mundo de los chircales o ladrilleras junto a la explotación de canteras de arena y cemento de las montañas de la cordillera central, y volviendo a Chapinero en las vecindades del municipio de La Calera, daría para un artículo exclusivo para el tema, o incluso dos, pero que será tratado en el próximo artículo sobre la UPZ del Pardo Rubio, los barrios altos de la localidad.

Pero ahora veamos la estructura de la iniciativa urbanística del barrio del Chicó, tanto del barrio que da el nombre a la UPZ, podemos ver la reseña del portal inmobiliario CienCuadras.com:

“El barrio moderno de Bogotá

El Chicó fue el primer barrio que cambió la perspectiva de ciudad en Bogotá; la modernidad llegó a la capital colombiana a través de este sector, que con la expansión de la ciudad marcó el futuro residencial de las clases altas.

La historia del Chicó tiene su origen a principios del siglo XX con un hecho determinante para el futuro del barrio; José María Sierra, empresario antioqueño, compró los terrenos en los cuales hoy florece el barrio, los cuales posteriormente fueron heredados por sus hijas.

En 1957 inició el proyecto urbanístico de El Chicó gracias a Ospina y Compañía, firma urbanizadora que ya contaba con el prestigio de haber desarrollado proyectos como Marly y Palermo.

Así nace Chicó, como uno de los primeros barrios de lujo de Bogotá bajo el concepto de Ciudad Jardín de Ebenezer Howard,

el cual ofrecía lotes de gran tamaño para viviendas unifamiliares de 1 y 2 plantas, en un ambiente netamente residencial.

El Chicó representa modernidad, lujo, confort y calidad de vida; actualmente es uno de los barrios más exclusivos de Colombia.

Ubicación

Chicó está ubicado de norte a sur entre las calles 100 y el Parque El Virrey, y de oriente a occidente entre la carrera Séptima y la Autopista Norte.

La posición geográfica del Chicó dentro de Bogotá es una de las más privilegiadas; en el sector confluyen importantes empresas nacionales e internacionales, centros comerciales de lujo, la zona rosa de la ciudad y los restaurantes con mayor reputación”.

Don Pepe Sierra, el gran urbanizador del norte de Bogotá, que llegó a ser uno de los cien empresarios más importantes del siglo XX de Antioquia y fue a principios de ese siglo el hombre más rico del país -incluso llegando a prestar a intereses muy bajos dinero al Gobierno Nacional para realizar obras de infraestructura-, fue clave en la construcción y los hitos de memoria histórica actual, como el Museo del Chicó que era la residencia de su familia, que heredaría su hija la empresaria taurina y de la construcción Clara Sierra, esposa del escritor y periodista Lucas Caballero Calderón “Klim”, uno de los pioneros del humor político en la prensa colombiana.

El arquitecto Guillermo Tovar, hace referencia sobre los clichés históricos hacia el barrio del Chicó en su blog de la plataforma Blogger súper recomendado por su rigor y fuentes:

Durante medio siglo, El Chicó dio para muchas cosas y su nombre se convirtió en un tiempo en un genérico para referirse a los barrios de ricos.Las gentes que viven en otras partes de la capital de Colombia creen que El Chicó es toda la parte de estratos altos de la ciudad.

Pero El Chicó no es el Antiguo Country, ni El Lago, ni Rosales, ni El Retiro, ni La Cabrera, ni Santa Bárbara, como a menudo confunden habitantes y medios de comunicación.

Recordamos haber escuchado alguna vez en una visita al Tolima hablar  de “el Chicó de Armero”, es decir, la zona de las casas más costosas y modernas. Y hay un equipo de fútbol que fue bautizado como Boyacá Chicó.

Incluso se habló de «guerrilleros del Chicó», un poco equivocadamente, pues, queriendo encasillar a jóvenes rebeldes sin causa, o simpatizantes de ideas de moda, metieron en esa categoría a algunas personas por entonces contestatarias, que nunca fueron guerrilleros ni tampoco vivieron en El Chicó.

Pero es poco lo que queda del barrio original, cuyas casas cayeron en un abrumador porcentaje para construir edificios comerciales o residenciales. Muchas de ellas las hemos visto caer en las últimas décadas, y tomar una fotografía antes de la demolición muchas veces se convierte en la única forma de preservar su memoria, como cuando uno conversa con un amigo al borde de la muerte”.

El ordenamiento de las UPZ de muchas localidades de Bogotá que tiene como función la organización de las actividades sociales y económicas que se pueden realizar en un territorio, ha sido compleja y ha sufrido reveses y polémicas, y en Chapinero no ha sido la excepción. En este artículo del períodico El Tiempo, del año 2007, se muestra la problemática de equilibrio, tolerancia y convivencia frente al comercio de alto impacto nocturno con la tradición residencial, un verdadero reto para la problemática de seguridad, aseo y reactivación económica en el marco de la normatividad Bogotá 24 Horas (vigente en la ciudad desde 2017 pero implementada desde 2021):

“Y a pesar de que la Alcaldía de Chapinero ha cerrado 17 bares y prostíbulos, 4 oficinas y un restaurante de manera definitiva en lo que va corrido del año, los casos más críticos aún no han sido solucionados.

Según la UPZ, reglamentada el pasado 14 de febrero, el sector del costado sur del centro comercial Atlantis (barrio Espartillal), en donde se han ubicado varios bares y prostíbulos, es una zona de recuperación urbanística con énfasis en viviendas y oficinas, y donde no puede haber bares.

Pero estos sitios ni siquiera han sido sellados. Alejandro Cadena, alcalde (e) de Chapinero, explicó que desde la reglamentación de la UPZ, se han abierto 48 expedientes con miras al cierre definitivo de sitios que están violando el uso del suelo. Pero admitió que hay problemas para hacer cumplir la ley.

Trucos para evadir la norma En el sector del Espartillal hay unos locales que se hacen pasar por restaurantes y que por la noche se vuelven rumbeaderos. Ahí no podemos cerrarlos. Solo se les puede multar por tener doble actividad. Ya hemos multado a cinco.

Según Cadena, otro de los factores que les ha permitido a estos sitios seguir funcionando son las apelaciones interpuestas por sus dueños ante el Consejo de Justicia. En ese caso, hay que esperar que este organismo decida si el sitio debe ser sellado rotundamente.

(…) Juan Luis Moreno, director ejecutivo de esa entidad, lamentó que hasta el momento no haya habido ninguna acción de difusión y promoción de la norma por parte de la Alcaldía Mayor.

Nos gustaría ver a Planeación Distrital empujando a las autoridades para que la hagan cumplir.

Por estos días, la Sociedad le enviará un documento a la Alcaldía Mayor, en el que critican algunos lineamientos de la UPZ. Uno de ellos, el hecho de permitir grandes edificaciones sobre la carrera 7a., pues esto aumentaría el caos vehicular.

Otro de los puntos que criticamos es que pareciera que las normas del sector 13, en los alrededores del Metropolitan Club permitieran construir en el entorno de bosques que eran de reserva, dijo Moreno.

22 locales han sido sellados definitivamente en esta UPZ durante el 2007. El 80% eran bares y prostíbulos.

38 Las órdenes de cierre definitivo de la Alcaldía de Chapinero que aún esperan un fallo definitivo en el Consejo de Justicia. Mientras tanto, los locales siguen funcionando en zonas prohibidas”

¿Se parece en algo a la problemática actual de desarrollo social, económico, inseguridad, falta de crédito de las instituciones y desorden? Catorce años después y la leyenda continúa.

De nosotros, los chapinerunos depende devolver al Chicó y a toda la localidad a sus mejores tiempos de gloria para vivir un presente digno a la altura de nuestros sueños.

Instagram @armesto1989

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Jhon Jairo Armesto Tren

Con estudios en Administración ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas-Bogotá. Veedor ciudadano en presupuesto electoral de la Universidad desde 2011 hasta hoy registrado ante la Personería de Bogotá. Columnista de opinión en varios medios de comunicación digitales desde 2013. Actualmente director publicitario de El Nodo Colombia y columnista habitual, además en El Quindiano (Armenia) y Diario La Piragua (Montería, Córdoba)

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