Argentina y Colombia: Dos Visiones Diplomáticas en Contraste

mientras Colombia busca la paz con la naturaleza, Argentina parece estar más interesada en fortalecer el capitalismo, incluso a expensas del medio ambiente


La reciente crisis diplomática entre Argentina y Colombia ha dejado al descubierto dos enfoques radicalmente diferentes en la forma en que estos países manejan sus relaciones internacionales. Las tensiones surgieron a raíz de las controvertidas declaraciones del presidente Miley de Argentina, quien, durante una entrevista con el periodista Oppenheimer de CNN, desató un torbellino diplomático al referirse despectivamente al presidente colombiano Gustavo Petro como un «asesino, terrorista y comunista». Esta retórica incendiaria condujo a la expulsión del embajadores de Argentina en Colombia y al llamado a retoranar a Camilo Romero embajador de Colombia en Argentina.

Sin embargo, lo que sorprende es cómo se logró superar esta crisis. Los cancilleres de ambas naciones, siguiendo las sugerencias de sus respectivos presidentes, optaron por el diálogo y alcanzaron un acuerdo que no solo restauró la normalidad en las relaciones bilaterales, sino que también prometió un compromiso renovado para el beneficio de los ciudadanos y las comunidades diaspóricas en ambas naciones. No obstante, un punto llama la atención. Y es que la canciller argentina va a viajar a Colombia a hacer una visita oficial. Lo que igual podría significar que el presidente argentino está expresando unas ciertas disculpas debido al agravio que hizo contra el presidente Gustavo Petro.

Este incidente me llevó a reflexionar sobre los distintos enfoques que adoptan Argentina y Colombia en materia de diplomacia. Mientras Colombia busca mantener relaciones diplomáticas amplias y abiertas, incluso con países con los que tiene diferencias ideológicas, Argentina ha tendido a adoptar una postura más beligerante, centrada en intereses militares y económicos.

Es notable cómo Colombia, a pesar de las diferencias ideológicas de su presidente, ha priorizado las relaciones económicas y la cooperación internacional, incluso con Estados Unidos, históricamente un actor problemático para muchos líderes latinoamericanos del talante del presidente Petro. Por otro lado, Argentina ha luchado por atraer inversión extranjera sin lograr un aumento significativo, mientras enfrenta tensiones diplomáticas con varios países de la región, incluidos Brasil, Colombia y México.

En cuestiones globales, las divergencias son igualmente marcadas. Mientras Colombia aboga por acciones concretas para abordar el cambio climático, Argentina ha mostrado una apatía preocupante, centrándose en adquisiciones militares en lugar de compromisos ambientales. Esta disparidad refleja dos enfoques que contrastan: mientras Colombia busca la paz con la naturaleza, Argentina parece estar más interesada en fortalecer el capitalismo, incluso a expensas del medio ambiente.

En temas globales, el conflicto entre Israel y Palestina muestra las discrepancias que reflejan una vez más las diferentes perspectivas y enfoques en las políticas exteriores de ambos países. Mientras Colombia busca respaldar la acusación presentada por Sudáfrica ante la Corte Penal Internacional de La Haya por el genocidio israelí, Argentina, o más específicamente el presidente Milei ha planteado que “Israel no ha cometido excesos en el conflicto en la Franja de Gaza”.

En última instancia, la diferencia fundamental entre estos enfoques radica en la voluntad de tender puentes y buscar soluciones pragmáticas frente a la confrontación ideológica. La habilidad para cultivar logros en las relaciones diplomáticas sólidas no solo radica en el presidente colombiano, sino también en figuras clave como los cancilleres Álvaro Leyva, así como el embajador Guillermo Murillo en Estados Unidos.

En un mundo cada vez más interconectado, donde los desafíos transnacionales exigen cooperación y compromiso, la diplomacia basada en el personalismo y la confrontación ideológica resulta obsoleta. Argentina y Colombia nos ofrecen dos modelos divergentes: uno caracterizado por la apertura, el diálogo y el pragmatismo, y otro por la confrontación y la rigidez ideológica. En conclusión, podemos decir que mientras Petro propone como prioridad diplomática una potencia mundial de la vida, Miley plantea la motosierra como arma diplomática.


Todas las columnas del autor en este enlace: Simón Velasquez Nicholls

 

Simón Velasquez Nicholls

Soy profesional del programa de estudios políticos y resolución de conflictos. He trabajado en comunicación política como asesor político, así como analista político en diferentes medios de comunicación como, univalle estéreo, rcn radio, telepacífico y canal 2 de cali. También me he desempeñado como facilitador en educación, diseñador y desarrollador de talleres con énfasis en resolución de conflictos y educación ambiental.

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