En cualquier escenario, perdería el Centro Democrático.
Hoy, el partido fundado por el expresidente Uribe Vélez está arrinconado en Antioquia; no sólo por su retroceso en las pasadas elecciones de marzo sino por cuatro jóvenes que, con su criterio hicieron crujir dientes a la facción más reaccionaria del Centro Democrático.
El reciente fallo del Consejo Nacional Electoral que devuelve a Nataly Vélez, Lina García, Paulina Aguinaga y Albert Corredor su voz y voto al interior de su partido pone nuevamente en entredicho la forma como se dirige dicha colectividad. Los cuatro cabildantes demostraron que la razón estaba de su lado y con ello dejan un precedente y envían un poderoso mensaje: el pensamiento crítico y autónomo al interior de cualquier colectividad sí es posible.
No son pocas las voces que piden su expulsión del partido y en la coyuntura actual el partido no puede darse el lujo de perder a cuatro de sus mayores electores en Medellín. Además, si les expulsan, los cuatro mantienen su curul en el Concejo de Medellín y quedan en libertad de adherirse a otro partido y hacer campaña a nombre propio. Y si no les expulsan, seguirán siendo una piedra en el zapato para la facción más reaccionaria del partido en Medellín (léase Luis Alfredo Ramos y Paola Holguín), quienes sin estas cuatro firmas no podrán realizar proposiciones ni citar a debates de control político.
En otras palabras, tienen la sartén por el mango. Si les mantienen entre sus militantes, el partido seguirá dividido y pierde; si les expulsan, ganan los cuatro concejales y pierde el partido.
No quisiera estar en los zapatos de Nubia Stella Martínez.
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