1787 Y 1859 EN LÍNEA

Cortina de Humo
El anticolombianismo ha sido negocio para el chavismo y la oposición.

Dicen que las fronteras supuestamente son para unir vecinos y amigos, no se pone el término hermanos porque suena falso. Pero a lo largo de la historia del mundo, se ha demostrado que en las fronteras pueden estallar los peores conflictos, desde aquellos que son llevados con argumentos y a veces con palabras de alto calibre, hasta donde las armas imponen su ley. Basta con mirar las dos últimas guerras mundiales, las cuales comenzaron con invasiones entre países vecinos, la famosa guerra del petróleo en 1991, cuando la Irak de Saddam Hussein, en un arrebato ególatra invadió Kuwait, la guerra del futbol que se desarrolló durante varios días en el límite entre Honduras y El Salvador (1969) y los conflictos que ha tenido Israel (en una actitud codiciosa) con sus vecinos de Líbano, Siria, Jordania y Egipto. El caso de la presente columna es propio, por cuanto le tocó a Colombia la no muy agradable misión de soportar como vecina a Venezuela, que desde los tiempos del Bravo Páez, ha tenido una obsesión con invadir y dominar el país del sagrado corazón de Jesús, donde han participado de igual manera el chavismo en los últimos quince años, como la oposición cuyos progenitores han sido adecos y copeyanos (muchos de los cuales viven como reyes en Miami y rumiando venganzas).

¿Cuál es la zona de interés? El Golfo de Coquibacoa, o de Venezuela, como lo dicen en forma grosera los vecinos. Comprende zonas terrestres, marinas y submarinas, cuya delimitación ha sido un problema de casi 200 años, principalmente debido a la injerencia militar (¿mala leche?) de las fuerzas armadas de ese país. El litigio con Venezuela viene desde las razones de Bolívar para Santander y viceversa; no es sino mirar que cuando hay una crisis allá, el presidente de turno llega a la frontera a ejercer soberanía, incendiando el ambiente y realizando gestos obscenos contra Colombia, incluyendo, quienes tienen familia colombiana, como Carlos Andrés Pérez. Y lo peor, hay personas de nacionalidad colombiana que quieren sacar beneficio politiquero con estos hechos, para la muestra, Ernesto Samper y Piedad Córdoba alineados con el chavismo de Maduro y Cabello; mientras que Uribe y Claudia Gurisatti están del lado de la oposición encabezada por Leopoldo y Capriles. Macondo ha tenido que soportar con paciencia los desplantes de Telesur y Globo Televisión, los trabajitos de mano negra de Isis Varela y JJ Rendón, así como la injerencia de José Vicente Rangel y José Arata, el poderoso de Pacific Rubiales.

¿Última novedad de este caso? Hace unos meses, el gobierno cojo de Nicolás y Diosdado, emitió un decreto con el número 1787 creando las Zodimain (Zonas Marítimas de Defensa Marítima e Insular), a lo largo de sus fronteras acuáticas en el Caribe; incluyendo las que tiene con Colombia, Antillas, Trinidad y Tobago, Guyana y demás países del Caribe. Esto ha causado un malestar general en la región, dado que se entiende que no es más que un cartucho del débil chavismo (con la bendición de la oposición) para demostrar poderío militar inexistente (a no ser que Rusia y China se sumasen a estas tareítas, para asustar a los gringos) y tratar de buscar petróleo a la lata, para suplir la escasez interna. El caso más grave es el de Guyana (miembro de la Commonwealth, ya que fue colonia británica durante cuatro siglos), ¿porqué empezó? El gobierno guyanés dio vía libre a la Exxon para explorar un pozo offshore cerca a la frontera con la patria natal del libertador, lo cual despertó ciertas codicias y ciertas ambiciones militares en el Pueblo Bravo, como diría su himno. El gobierno guyanés no se quedó quieto y puso una fehaciente nota de protesta, el chavismo a través de su canciller Deicy Rodriguez (célebre por su malgenio no tan diplomático) trató de modificar coordenadas y datos, pero de nada sirvió. La furia guyanesa se hizo sentir en el Caribe, y en Unasur, advirtiendo que no se dejarán amedrentar y que harán respetar su territorio, para impedir la llegada del antiambientalismo chamo. Lección para otros países.

¿Qué pasa con Colombia? El gobierno, de una manera pasiva y diplomática, hizo sentir su voz de protesta, sumando de que el vecino dijo que le estaban exportando pobreza (según, palabras del genio que habló de la multiplicación de los penes, con el silencio de María Corina). Eso sí, el vecino chilló de que aquí se estaba fomentando el antivenezolanismo (como si allá no existiese el anticolombianismo), que se cometía una injusticia porque el imperio yanqui quería acabar con el socialismo siglo 21, etc. ¿Luego qué pasó? Las aguas medio se tranquilizaron cuando salió el Decreto 1859, quitando las coordenadas y dando vía libre a la resurrección de la Comisión Binacional, que estaba inactiva desde 2009, cuando llegaron “vete al carajo” y “dé la cara, sea varón”. Todo parece indicar que esa comisión trabajará en el tema, pero si se le puede pedir a la delegación colombiana que tengan mucho ojo, porque esto ha contribuido al problema de hambruna presente en La Guajira, así como a la desaparición lenta del Santuario Nacional de Flora y Fauna Los Flamencos (bella ave en peligro de extinción).

PD1: Todavía se sienten los efectos antiambientales del Carrusel de la Contratación. Y eso que ya se vino el de la línea 123 en Bogotá.

PD2: La Austeridad Inteligente, propuesta por Minhacienda, traerá recortes antisostenibles. Ay, Doctor Mauricio.

Pedro José Rivera Giraldo

Ingeniero de Petróleos de la Universidad de América (Bogotá, 1994) y Especialista en Gerencia de Mercadeo de la Universidad del Rosario (Bogotá, 2002). Consultor Independiente en Materia de Mercadeo así como el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible en la Industria. Creador de la Conciencia Ambiental (tiene su propio blog: Conciencia Ambiental (Nuevo Petroides), algo que falta en Colombia; escritor en Al Poniente. Ha elaborado varios ensayos como Marketing Político Alternativo, Marketing Ambiental Alternativo (EMA), Marketing Curriculum Alternativo, Marketing Empresarial Alternativo, y Tips de Marketing Alternativo.

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