Sustanciación del arrepentimiento

Volatilidad

La prisa de las olas remolcadas por el viento; con el penetrante sol al poniente pareciese mar en calma, no obstante, hay ebullición. Cíclica, aparentemente.

Los polos se derriten y la temperatura aumenta, era preciso disponerse a la entropía, la cúspide es también el melancólico declive en el que se fractura el tiempo para acentuarse poco a poco en la nostalgia trascendente.

Perecer sereno en la inmensidad remota de nuestra finitud hecha sentencia; concluye un proceso inabarcable a humana escala comprensión, cuyo folio final desconoceremos hasta que acontece, cuando es irrelevante a quien importa, como la muerte.

Llueve, no es poco. La turbulencia de los cielos es feroz en la Riviera, impulso y suerte, arrasa y cuanto más fuerte, más cercana es la despejada clemencia de un nuevo sol naciente tras la consumida oscuridad profunda condensada en la tormenta. Vuelve fértil la impactada tierra.

Tierna niebla, delicados rocíos humedecen con paciencia, mojan con el frío que resfría, como la privación ignorada del alma, sin que truenos y rayos la adviertan. Del veneno es efectivo solo un poco, dosis predilecta.

Rebote

Dos espejos que se miran entre sí, multiplican su proyección en infinitos, encuentros perturbadores de revelación potente.

Lanzada una piedra al lago, atestiguan las ondas en tanto acarician el agua, a medida que el objeto se hunde, este hábitat sosegadamente lo adopta en un abrazo que incorpora la materia mientras cae adentro de sí, incluye las gotas que en el retorno después dicho golpe salpican, reclaman estar de nuevo como un todo; siempre distinto.

Otoño embravecido despoja la pintoresca primavera, más las ramas secas son tan bellas como los surcos que demarcan el rostro de una anciana que amorosa cultiva a su abandonada nieta, semillas que se cubren, como aves a sus huevos en el nido, con el cálido color de las hojas acaecidas.

Fruto maduro que con el suelo se encuentra; peso y gravedad, más la razón de que tal biomasa alimenta. Animal silvestre le recoge para procesar nueva energía, también en excreción que abona. Compasión conclusa, finalmente digerida.

Consistencia

Considerado mamífero cuadrúpedo, consentido familiar de casa. Evolución lingüística y procedimental de relacionarnos con el entorno. Colmillos hechos con carne, cacería, sociedad del fuerte. Liberal afecto.

Suave manjar que, sin ser tan líquido, no puede ser totalmente sólido. Estado como matiz de grises, gelatinoso. Punto sostenido, como todo lo dudoso.

El cansancio no es el final, quizá y, en eso reside el enojo. Superarse implica vencerse y continuar la batalla con la nueva idea, el defecto es obvio, ilusión divina inmarcesible; maravillosamente humanista. Reino Fungi lega en el planeta la resurrección carecida de nuestra reproducción basura.

Detonación

Génesis de la vida, contrición de luz, expansiva. Caldo de aminoácidos germina, la imagen perfecta del padre reflejada en bestias vivientes que se arrastran por el suelo; en su aspiración metamórfica miran al cielo, creando el tiempo, evolucionados bípedos juegan a visitarlo y en su letargo, poseerlo.

Estallidos nucleares recuerdan la lógica del caos al que nos debemos, la lealtad del esclavo es simbiosis y la gratitud del desconsuelo; culpa, desidia víctima de un pasado propio en presente ajeno. Futuro, hostilidad amable, como la realidad en la que creemos.

Absurdo cuántico de vibración potente, función abstracta, variables perennes. Decido acto, newtonianas leyes. Responsable cargo es el equilibrio de, en sí, para sobrevivir, moverse.

María Mercedes Frank

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