¿Salud o economía?

“aquí, la alternativa no es mirar con un solo prisma las dimensiones del problema, eso es obtuso, el reto está en que las medidas adoptadas por los gobiernos, combatan todos los frentes”

La dicotomía que por lo últimos días ha venido haciendo carrera es, si por toda la crisis originada del COVID-19 debemos concentrarnos en salvar vidas o, más bien, salvar la economía, que tanto daño ha sufrido por cuenta de los confinamientos y demás medidas adoptadas para hacerle contención a los contagios del virus. Tema que ha sido central en el debate político, económico y social, poniendo en la mesa un importante desafío al gobierno nacional, quien es el que lleva la batuta del país.

Por una parte, los resultados económicos no han dado espera, y ya por cuenta de las medidas decretadas, los cambios en los comportamientos de los ciudadanos, dan cuenta que el crecimiento económico se desplomó, sufriendo golpes severos, no solo en Colombia, en todo el mundo.

Hablemos en primer lugar de los resultados que develó el DANE en las últimas semanas, indicando que el primer trimestre del año 2020, crecimos 1.1% del PIB, mientras que para el año 2019 estábamos por encima de una cifra del 2,1%, una variación que puede ser explicada por las dinámicas que se presentaron en el mes de marzo cuando se inician con los cierres en el país de la gran mayoría de los sectores del aparato productivo, los colegios, las fronteras, etc.

Sin embargo, la estrategia del Gobierno Nacional, se ha enfocado en mantenernos confinados lo mas posible que se puede, sin que ello implique un apagón del 100% de la economía, en pocas palabras, lo que han denominado, el aislamiento inteligente. Donde se mantienen activos sectores vitales para la ciudadanía y gradualmente abren paso a reactivar otros.

Pero la pregunta interesante que se haría uno frente a este panorama es ¿Qué tan viable es seguir manteniendo la estrategia de corto plazo con los confinamientos obligatorios? Si, por un lado, la economía ya viene presentando cifras a la baja o decrecientes por cuenta de los aislamientos, por otro lado, se quiere salvar vidas, y por supuesto que apoyo esa medida, pero ¿cómo encontrar ese balance entre impulsar la economía y el bienestar de la sociedad?

Me parece interesante lo dicho por la nueva decana de la facultad de economía de la Universidad de los Andes, la Dra. Marcela Eslava, quien hace un análisis completo de la situación, manifestando que no cree que debemos pensar en medidas de corto plazo sin tener una visión de largo plazo. Señalando que esta visión a futuro lograría conjurar las distintas dimensiones de la economía con la protección de la salud contra el COVID.

Lo cierto, es que la enfermedad llegó para quedarse y eso nos ha impuesto un desafío humanitario inmenso en todo el mundo, sin exagerar, afirmaría que es el más grande después de la II Guerra mundial. Vienen momentos difíciles en materia económica, por eso la prioridad no debe estar enfocada en contagiar a las personas gradualmente, pues la realidad es que los confinamientos, al final del día, logran ese único efecto, aquí, la alternativa no es mirar con un solo prisma las dimensiones del problema, eso es obtuso, el reto está en que las medidas adoptadas por los gobiernos, combatan todos los frentes.

Por tanto, sin especular, parece entonces un falso dilema entronizar el debate entre salud o economía, pues ambas dimensiones resultan ser de gran importancia para un país que debe plantearse metas claras a largo plazo, galvanizando la capacidad del sistema de salud en poder maximizar el número de pruebas con oportuna rapidez, cimentando así, un escenario del postcoronavirus en Colombia lo más rápido posible, que nos permita lidiar con el virus, mantener a la ciudadanía libre de contagios, conservar los empleos, proteger las familias más vulnerables y, sobre todo lograr abrazar la certidumbre.

David Llanos

Soy estudiante de último año de Derecho de la Universidad Católica de Colombia, me encuentro actualmente trabajando para el Congreso de la República como asesor legislativo, un fiel apasionado por los temas económicos, políticos y sociales de mi país; me gusta mucho la lectura, la historia, la cultura y sobre todo, uno de mis mejores hobbys, compartir el tiempo en familia. me considero una persona de convicciones liberales con valores y principios enmarcados en el humanismo, la disciplina y, el respeto por los demás. Resiliente y con una visión de servicio, que se cimienta en la contribución de aportar las mejores acciones de desarrollo para que nuestro país sea mejor cada día.

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