“El Presidente Petro hoy menos que nunca, representa a los colombianos”
La relación bilateral entre Colombia e Israel tuvo sus inicios poco después de que Colombia reconociera oficialmente a este último como un Estado independiente, cerca del año 1948 y estableciera relaciones diplomáticas formales en 1954. Es indudable que con el pasar de los años, el pueblo de Israel ha sido un buen aliado para Colombia, pudiéndose confirmar por medio de los varios acuerdos bilaterales firmados entre ambos países en materia económica, tecnológica, de educación, seguridad, política e incluso de turismo; y es que como bien lo apunta el Diario “El Espectador”, el comercio del año pasado entre ambos sujetos internacionales reportó más de US$1,200 millones, además de varios millones más invertidos por parte de Israel a Colombia, y sin dejar de hablar de los potentes aviones Kfir que el Estado de Israel le ha suministrado a nuestro país. Intereses que, hasta hoy, no se habían visto amenazados por el mal manejo de quien nos gobierna.
Lo cierto aquí, es que ningún acto terrorista debe ser tratado con tibiezas o ambivalencias, menos cuando aquellos actos han desatado el lado más ruin de la naturaleza humana, atentando en contra de la soberanía de un Estado amigo, en contra de la fe de muchos y que, sin lugar a duda, ha llevado dolor y sufrimiento a millones de personas.
No quisiera yo imaginarme, que haría el presidente Petro si algún Estado atentara contra nuestra soberanía, no quisiera yo imaginarme lo desamparados y destinados al fracaso que los colombianos estaríamos. Nuevamente vemos un episodio de frenética incoherencia por parte de nuestro presidente que me hace recordar cuando en pleno debate, el entonces candidato Gustavo Petro criticaba al presidente Duque por apoyar a Ucrania en medio de la guerra con Rusia, mientras la guerra interna perduraba entre nuestras fronteras. En la actualidad no solo vemos total silencio por parte de Petro frente a los crímenes de guerra perpetuados por el Kremlin en Ucrania (demostrando implícito apoyo), sino que las cifras de violencia dentro de nuestro país han sido las más altas de los últimos años.
Hoy el presidente Petro demuestra más que nunca que el efecto Dunning-Kruger -ese sesgo cognitivo que hace que las personas con bajas habilidades sobrestimen sus capacidades- ha sido uno de los principales protagonistas en su gobierno. Por supuesto, no podemos dejar a un lado su artificial superioridad moral e ilusoria, pues no debemos nunca olvidar que quien hoy pretende darle cátedra a todo el mundo perteneció a uno de los grupos guerrilleros que más daño le han hecho a nuestro país y mucho menos pasar por inadvertido lo increíble y lo inadmisible que debería ser ver como alguien, quien dice representar la paz y el perdón, termine promoviendo el odio, la violencia y la polarización ya no solo en su país, sino en el mundo entero. La incoherencia es la regla general de su gobierno y su irreverencia quien la domina.
El presidente debe de retractarse, debe pedir la renuncia del canciller Leyva y, sobre todo, debe dedicarse es a gobernar, pues si bien él se siente un líder mundial, lo que genera es vergüenza.
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