Paternidad de un libro: código del amor

“Código del Amor, publicado por primera vez en 1855, es un libro que fue resucitado en 1999, válgase la expresión, por el escritor Vicente Pérez Silva, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, libro hermoso en su texto y en su contexto, al cual le hemos encontrado la debida paternidad”.


El escritor nariñense Vicente Pérez Silva, develó al mundo literario una curiosidad, el pequeño libro titulado Código del Amor, texto bellamente editado por Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez, alcanzando dos ediciones (1999 y 2004), el mismo que aparece, en ambas, sin autor. El rescatador, cuenta detalladamente cómo al leer el libro La gramática del amor, del escritor ruso Ivan Bunin, en donde en uno de los cuentos el protagonista, Ivlev, describe cómo adquiere una curiosa obra denominada El arte de amar y ser amado, lo llevó a buscar el librito, creyéndolo verdadero, razón por la cual topó con el mencionado Código del amor. Del original que cayó en las manos de D. Vicente Pérez, nos dice en la presentación: “… el ejemplar que en buena hora poseo… un libro pequeñito y parecido a un devocionario, carece de autor, fecha de impresión y colofón alguno. Únicamente, en el reverso de la página titular, y en letra diminuta, aparece una leyenda: “Paris. Librería e Imprenta de la Vda. De Ch. Bouret”. Quedó, entonces, la duda de saber a ciencia cierta quién era el autor del Código del Amor, inclusive se manifiesta haber consultado bibliotecas nacionales e internacionales con dicho fin, sin que se obtuviera resultado satisfactorio; así mismo, se dice que ni siquiera Camilo José Cela, en su célebre Enciclopedia del erotismo, lo registra. Sabemos que D. Vicente Pérez Silva es un consumado investigador, quien ha enriquecido las letras nacionales y americanas con múltiples recobros, muchos de verdadero interés cultural y literario, de ahí que no quede duda alguna sobre las pesquisas hechas para dar con el autor de tan curioso código.

Sin embargo, como todo sale a la luz del mundo y nada queda oculto, hemos encontrado al celebérrimo, cuanto no tan conocido, autor del Código del Amor, descubrimiento hecho en el año 2012 y que ahora compartimos con los bibliófilos. También metidos en los escondrijos de la hermosa y cuantiosa Biblioteca Nacional de Colombia, cuando la mente gira en torno a libros y más libros, creyéndonos dignatarios de la biblioteca eterna de Borges, cayó en nuestras manos el mencionado libro, pero esta vez con autor, así como lugar y fecha de edición: “Código del Amor o curso completo de definiciones, leyes i máximas aplicables al arte de amar i de lograr ser amado. Por el ciudadano Agapito Canelón, autor de varias obras clásicas. Caracas, 1855. Bogotá, reimpreso por Echeverría hermanos, 1857”. De esto deducimos que se hicieron por lo menos tres ediciones, la de París, de donde se extrae la edición del recobro de D. Vicente Pérez, la de 1855 en Caracas, y la de 1857 impresa, nada más ni nada menos, que en nuestra ciudad capital, el mismo que, con algunas pequeñas variaciones, recoge en 128 páginas lo mismo que la de París, uno de cuyos ejemplares originales reposa en manos del investigador nariñense.

Agapito Canelón, es el seudónimo del escritor y político venezolano Rafael Agostini (Puerto España (Trinidad) 1808 – Caracas 1881), abogado, estudió en Francia, España e Inglaterra; en 1835 escribió el proyecto del primer Código de Procedimiento Civil venezolano, publicó, entre otros, los siguientes libros: Cítara del Apure o melodías del desierto, libro de poemas (Caracas, 1844); Pláticas de Asmodeo sobre todas las cosas pasadas, presentes y futuras (Caracas, 1851); Chants d’Inistoga ou échos du désert (París, 1852); Código de amor (1855, Caracas). Fue redactor de los periódicos caraqueños El Liberal (1845), El Patriota (1846), El Foro (1857), fundó su propio periódico, El Diablo Asmodeo (Caracas, 1844). Utilizó los seudónimos de Agapito Canelón, Asmodeo, Inistoga, Chacute, Luistoga, El Príncipe Ventosista. Fue Secretario del Interior y Justicia y de Relaciones Exteriores. Formó parte de los sucesos conocidos en Venezuela como La Galipanada (1858), conspirando contra el presidente Julián Castro, debiendo retirarse de la vida pública para dedicarse a la docencia.

Esto y nada más sabemos del autor del Código del Amor, conocemos los textos de la Biblioteca Nacional y de D. Vicente Pérez Silva, sin embargo, no hemos tenido acceso a la edición de Caracas, con seguridad la edición príncipe, para poder hacer el estudio comparativo definitivo. En las ediciones de Jurídica Ibáñez, falta la primera hoja del Discurso preliminar, ya que el original de D. Vicente Pérez carece de ella, razón por la cual se cree oportuno copiarla aquí, conservando la ortografía y el estilo originales:

“Mui pocos esfuerzos i no muchas palabras bastarán para hacer palpable la importancia del objeto en que vamos a ocuparnos. Tantos hechos notables consignados en la historia de todos los pueblos, desde el rapto de Elena hasta los aciagos tiempos que alcanzamos, nos autorizan sin duda para que afirmemos sin vacilar, que entre todas las pasiones en la del amor la que mas influye en los destinos de las asociaciones humana i en la suerte de cada individuo considerado aisladamente. Llenos de admiración contemplamos la destrucción de los imperios, los cambios de gobierno i los rápidos progresos de la civilización i de la cultura. ¿I por qué tienen lugar esos grandes hechos que admiramos? Porque al cielo plugo dotar a una sola i hermosa mitad del jenero humano de todos los medios de seduccion, de todos los recursos para llegar al poder supremo, a pesar de tantas apariencias de timidez i debilidad.

¿Existe algun pueblo en donde se esmeren los naturales en observar severa i esactamente sus antiguas leyes i costumbres con mas fervor i mas constancia que en Turquia? Pues bien: en ese mismo pueblo ¡una nariz chata ha sido poderosa para hacer salir del trillado i buen camino a un sultan omnipotente! I si los otomanos se engalanan hoi con uniformes europeos, i hacen de buen o mal talante el ejercicio a la prusiana ¿quién sabe si a una bella odalisca se lo deben?

Queda pues, sentado, que el amor es uno de los primeros i mas poderosos móviles de las acciones del hombre, i si, como no cabe duda, esa proposición es cierta, breves razones tendremos que alegar para hacer ver la utilidad del libro que publicamos.”

Aquí empata con la oración que en el texto moderno dice: El amor obedece a leyes (…). Lastimosamente el texto de la Biblioteca Nacional presenta mutiladas las páginas 7, 8, 11, 12, 23-26. De igual forma, éste no trae el capítulo titulado Lenguaje, ni siquiera en el índice, que sí aparece en las ediciones recientes.

Queda, por último, conocer y reconocer la preocupación de D. Vicente Pérez Silva por dar a la luz ediciones que se consideraban perdidas, así como las raras y curiosas, máxime en un libro que, mágicamente reconoce la dificultad de definir el amor, pero que se atreve a decir, sabiamente por demás: “… bien puede afirmarse que es en el alma una pasión de dominio, una simpatía en el corazón, y en el cuerpo un deseo secreto y delicado de poseer al objeto amado, después de muchísimos misterios”. Sobra decir que, en este caso, el libro es también objeto amado, de ahí el afán por buscar y darle una paternidad definitiva, como se ha hecho.

 

J. Mauricio Chaves-Bustos

Escritor de cuento, ensayo y poesía. Facilitador en procesos de diálogo para construcción de paz. Columnista en varios medios escritos y virtuales.

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