Partitura en depresión mayor

Sentirse un pez en una pecera rota,

la angustia de la fuga del agua

de la pecera por el roto y del pez.

Ser el pez agonizante,

ser la pecera, ser el roto,

ser el agua regándose.”

Partitura en depresión mayor, Gibran Mouarbes Giraldo.

Este es el primero de sesenta y cinco poemas que componen Partitura en depresión mayor, un animalario que recorre algunas experiencias del diagnóstico de depresión mayor que tengo hace años y mi intimidad durante el 2023, a través de analogías hechas con animales en poemas conformados por dos estrofas de tres líneas cada una, para un total de seis versos por poema. Es un e-book o libro virtual en formato PDF publicado por la editorial Triaca, editado por el poeta y uno de mis mejores amigos Diego Camilo Mendoza Rodríguez mejor conocido como “K” e ilustrado digitalmente con inteligencia artificial por el autor, es decir por mí que, escudriñando y jugando con varios generadores de gráficas basados en IA pude crear estas imágenes poéticas y alegóricas paralelas a las que contiene el texto en los poemas.

La depresión mayor hace parte de las afectaciones de la salud mental del espectro de los trastornos del estado del ánimo, junto con la bipolaridad, además de ser una de las afectaciones psicológicas con mayor prevalencia e incidencia en Colombia y la mayoría del mundo. Como psicólogo, especialista en salud pública y en psicología anormal, el énfasis de mi investigación ha sido el suicidio, entendido desde la salud pública como la superación del umbral máximo, la fase terminal de varios cuadros psicológicos de los que el más común es la depresión. Sin embargo, mi experiencia profesional dista del abordaje de mi condición diagnóstica.

Mis episodios durante estos dos últimos años después de la pandemia, en los que mejoró mi situación laboral, adquirí algunas estrategias de afrontamiento emocional y pude establecerme en distintos lugares, emprender variados proyectos y participar de múltiples iniciativas, sirvieron para hacerme consciente de las manifestaciones internas y externas de la depresión, para ponerle la atención necesaria y poder descargar la falsa creencia de ser responsables de nuestros problemas psicológicos, cuando no sabemos pedir ayuda y muchas veces no nos creemos merecedores de recibirla o incluso no sabemos que la necesitamos. Entonces pude acrecentar mi propia gnosis sobre la depresión, remontarme a mi pasado y, entre muchos dolores inadvertidos hasta ser excavados, pude recordar estados emocionales de la depresión de cuando tenía nueve o diez años, lo que me permitió aclararme a mí mismo que no era mi culpa y que muchos enclaves de mi vida no respondían ni responden a lo que soy sino a la condición en la que me encuentro muy seguramente desde muy temprano en la infancia.

En mi caso la desregulación emocional me genera sensaciones físicas incontrolables como temblores, recogimiento muscular y espasmos en los eventos más graves, además de tics nerviosos y tensión excesiva que genera sudoración, mareos, taquicardia, entumecimientos, dificultad para respirar y calambres. El detonante de estos síntomas tiene que ver con que la depresión dificulta o anula el manejo normal de las emociones, es decir equilibrar nuestras respuestas ante cómo nos sentimos, entonces es posible que emociones distintas generen una misma respuesta desfasada, por ejemplo cuando lloramos incontrolablemente suele ser por emociones fuertes de tristeza pero si un informe del trabajo requiere una corrección, nos aplazan una cita al odontólogo o se nos quiebra un plato, este llanto intenso sin control genera el mismo agotamiento y presenta la misma intensidad que como si nos hubiesen anunciado un fallecimiento de alguien cercano o sobreviviéramos a una catástrofe. Así también con el tono de voz o la comunicación gestual, y con emociones como el miedo, la alegría o el enojo que aparecen exacerbados y se intercalan entre sí. Poder observar estos estados psicológicos durante y después de sus manifestaciones físicas y emocionales, me permitió ir construyendo un repertorio de acciones de la depresión.

Esta documentación, organización y selección de acciones se fue convirtiendo en una taxonomía de la depresión donde según las sensaciones, sentimientos y emociones se evocan distintas interpretaciones culturales y representaciones alegóricas de diferentes animales. La partitura de acciones es un método desarrollado en las artes escénicas para disponer acción por acción el montaje del texto dramático, cuyo precursor fue Stanislavski, denominado partitura por el símil con la música donde no se indican espacios de los instrumentos a tocar en secuencia, sino que se estructura la armonía, melodía y ritmo en un pentagrama. De esta simbiosis surge un poemario taxonómicamente animal como partitura de acciones de la depresión mayor, o sea poemas que representan fábulas sobre mi propia depresión.

De por sí la metáfora superior es la poesía. Esta representatividad exagerada en este texto poético tiene que ver además con hacer consciente la depresión también en mi ejercicio creativo, en la poesía puesta en forma de poemas, donde como autor me sirvo de modelo y esa catarsis resultante termina siendo un tratamiento estético sobre la depresión y un tratamiento psicológico de mi depresión. Tal vez no ocurre lo mismo, o por lo menos no con ese abordaje redundante y recalcitrante, con mis escritos dramáticos, cuentos o textos narrativos, pero mi poesía es eso, mía, y hacerla depresión me saca inmediatamente del arquetipo del deprimido estándar, el atormentado genérico, para darle otra connotación en su subjetividad a mi depresión entre las depresiones y a mí el deprimido entre los deprimidos.

La literatura me ha servido para sobrevivir crisis tras crisis, de la depresión y otros dramas íntimos. Publicar es parir, hay que estar al punto, pero es muy difícil dar a luz en solitario, es potencialmente fatal el embarazo de obra. Entonces mis publicaciones han sido resistencia colectiva, salvarnos entre nosotros, maquinas paridoras y mal paridoras para colmo. Así, para escaparme de los apocalipsis, devolverme de mis muertes, arrebatarme de mis turbaciones, nacieron finalmente el libro de cuentos Absurdismo, muerte y otras cosas que se llueven (2014), la dramaturgia fragmentada de Almanaque (2018), el poemario atormentado Como si hubiese futuro (2017), la miscelánea trágica de cuentos, textos dramatúrgicos y poemas que fue el libro digital Ayer cuando no era cuarentena (2020), mi fatídica poesía en Antes del panóptico (2022) o el manifiesto de la revolución de pararse de la cama para que no lo maten en el estallido social Decálogo tempestuoso (2023). Sin esos partos asistidos por amistades de otros planos, no podría mantenerme activo en el esfuerzo monumental de canalizarme y seguir escribiendo otras obras, encubando las nonatas y superando aquellas que por seguridad de la vida del autor fueron abortadas.

Esta vez el alumbramiento de Partitura en depresión mayor (2024) lo auspicia el sello editorial underground Triaca, inspirado en las pócimas milenarias de especies minerales y vegetales, venenos y medicinas, utilizadas como antídoto contra las pestes y calamidades, así en la edad media durante la peste bubónica los médicos en el pico de sus trajes de pajarracos depositaban triaca. Esa mezcla de espiritismo, misticismo y ciencia para elaborar placebos, casualidades y contras motivó la creación de un grupo clandestino de artistas desperdigados en cuarentenas de la última pandemia, para la comunión de elementos en la preparación artesanal de triaca cultural. Uno de mis correligionarios en esta orden secreta es mi amigo “K”, poeta a quien conocí en la Universidad Nacional, compartiendo desde entonces un sinfín de aventuras y rumbos juntos o acompañados en la distancia. Quién mejor que él para ayudarme a fabricar esta poción espirituosa, quién mejor para acompañarme en esta odisea sin embarcación, quién si no el que ventila junto a mí nuestra secta cultural y nos delata como sus miembros, el autor del siguiente poema:

“La paz, la tranquilidad o la calma

es una gacela.

Se sabe ágil, ligera y huye con gracia.

Si no se es cuidadoso en acercarse, se espanta.

Por eso hay que adoptar una actitud felina.

Acecharla con sigilo, acurrucado y preparado en los arbustos.

Y, no importa cuánto se tarde, acercarse despacio,

conocer poco a poco sus rutinas,

acompañarla sin ser visto hasta el abrevadero

hasta que ella perciba que somos parte del paisaje.”

Felino, en Veinte voces emergentes (2023).

Finalmente, agradezco a K y a esos otros rostros ocultos y enmascarados de Triaca por acudir siempre a mis aullidos y prestarse para sacar en formato digital esta partitura, con tanto afán y urgencia, como cuando nos da el ataque, para poder ayudarme económicamente en estos difíciles momentos, financiar la publicación física del poemario, difundir entre los lectores este experimento de auto-depredación y tejer nuevas motivaciones, relaciones y excusas para resistir y quién quita, permita a otros identificarse con los animales que he sido para transitarme a mí mismo en esta intensa, volátil y salvaje experiencia, no de la depresión, sino de seguir estando vivos.

*Adquiere este e-book y otras publicaciones del autor y conoce más de la editorial Triaca escribiendo a @gibran.mouarbes en Instagram y Facebook.

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Gibran Mouarbes Giraldo

Psicólogo y director del Laboratorio de Teatro Universitario de la Universidad Nacional de Colombia. Especialista en salud pública y psicología anormal. Miembro de la Unidad Nacional de Artistas UNA, del Colegio Colombiano de Psicólogos COLPSIC y director del Teatro en Cuarentena Latinoamérica TECU.

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