Marketing político

“La gloria de los hombres se ha de medir siempre por los medios de que se han servido para obtenerla”. La Rochefoucauld. No sé por qué cada vez que hay elecciones presidenciales en Colombia, se quiere ejercer la estrategia del marketing político en función de la comparación histórica política, entre los países de Colombia y Venezuela; que tristemente con el paso del tiempo se ha convertido en el mejor aliado de las campañas electorales y gobiernos en función; como por ejemplo el jingle retórico: “Castro chavista”. “Esto se va a convertir en una Venezuela” que paradójicamente el castro chavismo no existe como ideología, es más un sincretismo, nada de este contenido político-proselitista, se ha convertido en realidad, ni hoy goza de ninguna transcendencia más allá de los sucesos vividos en esos países. Los momentos y la condición del país, divergen en su estructura histórica, pero a pesar de todo siguen más vigente que nunca, como bandera electoral de polarización, populismo y postverdad; en contravención de la definición marketing político, que se define como la disciplina técnica de investigación  para la relación del electorado y candidato. “La mejor manera de sectar de la religión y la política es a través del miedo infundado a la competencia o amenaza”. El Autor.

Venezuela es un país que históricamente le han ingresado grandes cantidades de recursos producto de la bonanza petrolera, que cuando alcanzó el más alto precio, promedio, entre US$84 y a US$103 el barril, con ingresos por valor de US$56.500 millones anuales durante 17 años, que comparativamente, con este nivel de ingresos en dos años se hubiera podido pagar la deuda externa de Colombia. Que en secuencia lógica se dio el lujo de elegir como presidente de la república a Rafael Caldera, para el periodo 1994-1999, con 80 años de edad, casi en etapa de demencia senil, que dentro de sus gestiones más relevantes y decisorias para el país, fue la de otorgar el indulto al coronel de la institución Hugo Chávez Frías, preso en la cárcel después de fracasar en su golpe de Estado, en el intento de  derrocar al presidente Carlos Andrés Pérez. Presidente este, que en su gestión dejó que el capitalismo voraz abriera la brecha entre los pobres y ricos, reduciendo la clase media productiva, para después convertirse en un capitalismo rentista subsidiado; lo cual lo convirtió en responsabilidad del Estado.

Lo anterior desencadenó una disminución ostensible de  la cultura del trabajo, y con el atrofio al sistema productivo. Los pobres llegaron a ser el 55,6 %, y el 25,5 % vivía en situación de pobreza extrema, en 1998 había 18 médicos por cada 10.000 habitantes y una salud de calidad era un lujo, tenía más de un millón y medio de analfabetos. Antes de 1999 solo podían acceder a la educación superior unos 700.000 jóvenes. Tener una casa propia y en condiciones dignas era un lujo de la clase media y clase media alta de Venezuela. Que terminó con la frase del expresidente “El petróleo es el sudor del diablo”. En la actualidad es una Economía en caída libre con una Hiperinflación de las más grandes del mundo, con falta de institucionalidad y sin ningún rumbo político.

Colombia tierra de oportunidades, se ha desarrollado una actitud de “rebusque” a través de la economía informal sin esperar tanto del Estado, hemos sufrido un conflicto armado por más de 50 años, con una clase empresarial muy fuerte y resistente a la adversidad en todos los sectores, con una economía medianamente estable. Venezuela desde el mismo inicio de la República ha sufrido de un largo historial de más de 13 golpes de Estado o simulado de  asonadas, alzamiento, conspiraciones y revoluciones militares, para deponer los gobiernos. En las décadas 40, 50 y 60, se dieron sublevaciones de militares y políticos, sin soberanía presidencial y el mando reposaba en una junta militar, provocando una dictadura, que también fue derrocada por un golpe de Estado.

En la historia más reciente la del presidente Chávez, con una dictadura disfrazada de democracia, que además inverosímilmente sufrió un golpe de Estado en el año 2002. Pero contrario a esto históricamente Colombia solo ha sufrido un golpe de Estado, y hoy en día  estamos muy adelante en la búsqueda de la salida al conflicto con la guerrilla, en Venezuela es inminente la creación de un grupo guerrillero chavista que todos los días aumenta su fuerza.

Esta situación ha desplazado a segundo plano los preceptos macroeconómicos que en realidad urgen en el país, y mucho más después de esta crisis pandémica generada por el Covid-19, que para llegar a donde estábamos nos vamos a demorar al menos diez años, que obliga a estructurar una estrategia para hacer transcender el problema que apremia estabilizarnos nuevamente; para el crecimiento económico, disminuir los niveles de pobreza, someter el endeudamiento, contrarrestar la caída de la demanda externa, y el gran desafío que es la política fiscal. Hemos ido sucumbiendo en extremismo, que se hacen ver a través del contrario,  sin tener en cuenta que lo que necesita nuestro país es un candidato que defienda sus ideas estadistas, conocimientos futuristas y de experiencias constructivas tendenciales.

En común entre los dos países si tenemos haber sido territorio colonial español, y que logramos la independencia de España a través del libertador Simón Bolívar, que además  nació en Caracas, Venezuela y murió en Santa Marta, Colombia, que después de libertarnos nos convirtió en una sola nación, denominada la Gran Colombia y que después se disolvió en el siglo XIX dando origen a dos estados nuevos soberanos.

“Tienes derecho a expresar libremente todo aquello que te esté permitido decir.” Roger Wolfe.

Carlos A. Gomescasseres Vergara

Presidente de la Cámara y empresarios del Mercosur regional Colombia

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